Ramiro LEDESMA -como todos los lideres y dirigentes nazi/fascistas (o fascistizados) de su época- supieron dirigirse y hacerse entender de las juventudes de su época. "Juventudes a la intemperie" entonces, juventudes desorientadas e indefensas ahora, con igual o mayor necesidad de líderes, de guías que entonces. Y no de flautistas/mágicos -con tiara-, no de rancias Jornadas y Jubileos, ni de viejas monsergas ni de prédicas contra natura
Han pasado muchos años (casi treinta) ya, no demasiados, pero se prestan a un balance final. El mundo acaso ha desde entonces cambiado? No lo sé. Para bien o para mal? (...) Hay, es cierto, una guerra en Europa que aún no degeneró en Guerra Mundial. El crecimiento económico -disfraz, uno de tantos del Progreso- habrá continuado imperturbable por tierra y mar. Los mercaderes de sueños y de esperanzas habrán cerrado sus tiendas , lo que no habrá impedido al gran vulgo y en particular a las nuevas generaciones de continuar como sus mayores a soñar y esperar. ¿"Belle epoque" aún? ¿o esa se acabó ya en los ochenta (puestos a mirar)? No sé, miro a un lado y a otro y no consigo responder. En revancha, los nubarrones negros se agolpan encima de nuestras cabezas y en el horizonte de nuestro futuro para impedirnos el reír y soñar. ¿El aumento de la violencia quizás?, presidida por la trilogía aquella -según nos enseña la DOXA, la Biempensancia o sea, y en particular la bien/pensancia pontificia o papal-, o sea la del sexo-alcohol-y-drogas, sigue o peor que entonces o por lo menos igual. Y me estoy refiriendo a un hito cronológico mayor de estas ultimas décadas, cuando se nos anunciaba en un clima de expectación mesiánica que el mundo iba a cambiar o más exactamente que la juventud por las buenas lo iba a hacer cambiar. Bajo la égida o el cayado mas bien, pontificio, papal (faltaría más)
Y me estoy refiriendo -alguno aquí ya lo habrá adivinado- a la Jornada Mundial de la Juventud (papal) en Paris (agosto 1997) junto a la Torre Eiffel, buscando (yo) en el fondo conectar con aquellos jóvenes que se desparramaban por plazas y calles en la Ciudad Luz medio desierta en periodo estival. Buscando saber o comprender lo que les llevaba allí, lo que querían o esperaban oír de aquel Mesías, mitad taumaturgo, mitad flautista mágico (y genial) Y confieso que pese a mis esfuerzos ímprobos, callejeando con objeto de entrar en conversación con los pequeños grupos que se cruzaban conmigo sin parar, no lo conseguí. Y no por faltarme el intentarlo, que mi deambular hasta bien caída la noche me llevó a buscar refugio -y oh sorpresa a encontrarlo- en una de las estaciones del metro de Paris abiertas que vi por allí, y ni corto ni perezoso me bajé hasta uno de aquellos andenes vacíos (y tranquilos) donde por un buen rato me dormí. Con el visto bueno de empleados que me observaban (que todo hay que decir) Y luego llegó la concentración, a la que finalmente no accedí, porque no quise o porque no pude, ya no recuerdo bien. Y me volví por donde había venido, con un regusto amargo a vacío, al absurdo sin sentido, que todo aquello me pareció y me lo sigue pareciendo aún, de una jornada a otra, de un papa a otro, (al Jubileo de los jóvenes 2025, desde las Jornadas de la Juventud), del papa WOJTYLA al papa PREVOST.
De épocas y tal vez de ideas y mentalidades distintas pero de un mismo proyecto de propaganda fide en común, y con el mismo blanco u objetivo en uno y otro, la juventud. Tan desorientados e indefensos entonces como ahora, los que van a esas jornadas (o jubileos) como los que no van. Y necesitados de mensajes y directivas claras. Claras y nuevas, nuevas de verdad a la altura de hombres de su tiempo (sic) que es lo que esos jóvenes papales -que tantos motejan de bichos raros o sea de frikis- quieren antes que nada ser. Y no las viejas monsergas y los mismos interdictos de siempre con regusto a refrito y a viejo, y las consabidas prédicas e incitaciones (sic) a obrar contra natura -castidad (extra) matrimonial (o matrimonial a secas), o sea, y SEXTO MANDAMIENTO (*)-, que siempre acaban (sus santidades) en lo mismo, del revés o del derecho, de un papa a otro, más progre o (un poco) más facha, que más da, que ya no nos la dan con queso. Españoles ellos sobre todo, ay dolor! (o así al menos nos lo están vendiendo) los que abarrotan estos días la plaza San Pedro. En manada siempre en manada -en Roma como en Bruselas- con ese gregarismo tan nuestro. Y eso tan nuestro también de dar siempre la nota, cantando con gran vocerío como siempre aquello tan expresivo (¡?) de "¡Soy español, español, español, español! (y no sé cuantas veces más) Lo que a ellos, en cierto modo les honra no hay duda, y a los demás españoles (como yo) nos produce en cambio un sentimiento irresistible de vergüenza ajena (qué le vamos a hacer!)
Y sin embargo, eppure (2): en la vaciedad, trivialidad e insignificancia de sus respuestas cuando los medios les interrogan, se deja traslucir en ellos una cruel necesidad de maestros y de guías. Que los papas (conciliares) ya no pueden ser (contando aún con que lo quisieran que aún está por ver) Por una razón de fuerza mayor, de falta de credibilidad o sea. Y alguien tenía que ser el primero en tenerlo que apuntar. NUEVOS GUÍAS Y LÍDERES Y MAESTROS (CREÍBLES) a las juventudes desorientadas e indefensas! No a los flautista mágicos (aunque lleven TONSURA PAPAL)
Auge del voto de ultraderecha entre los jóvenes españoles menores de 25 años. Signo de los tiempos (sic) como aquellos -en el tiempo aquél de hegemonía cultural marxista- que el Concilio nos instaba de "escrutar". ¿Y preocupación y aprensión mayor presidiendo el Jubileo de los jóvenes del Papa PREVOST?
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