lunes, agosto 28, 2023

WAGNER Y LOS NOVIOS DE LA MUERTE


 

Cirios y rosas rojas y blancas en el homenaje del pueblo unánime ante la muerrte inexplicada (e inexplicable) del jefe del grupo Wagner. Y en el mutismo oficial se oye fuerte la voz de la calle, que exonera a Vladimir Putín y apunta con el dedo al ministro de la guerra Shoigu. Lucha por el poder -Policracia- en Rusia hoy como en el III Reich. La Historia (aunque no de la misma forma)  se repite (...)

Noche de los Cuchillos Largos. Cuando las cosas se pusieron claras, al decir de Martin Heidegger _cuando decidió él (como lo explicaría después) distanciarse del régimen, y fue en la resonante entrevista a "Der Spiegel" publicada sólo post mortem (a petición propia) -septiembre 1976- que lei mis primeros tiempos (balbucientes) tras mi llegada a Bélgica (zona flamenca). Lo primero que se me ocurre en la memoria "desdichada" pero "feliz -como la de tantos "patriotas", léase de un signo germanófilo (dentro de un orden)- ante el electrochoque de la noticia de la muerte de Yevgueni Prygozhine, líder del grupo Wagner en una catástrofe aérea inexplicable de la que los rusos parecen ya harto acostumbrados. Ajuste de cuentas, a lo que eso así de un  primer vistazo se asemeja. 

Pero decir todo y nada es lo mismo con eso. Al menos entre los más o menos duchos en esa ciencia inextricable para occidentales de la bizantinología, y dentro de ella, entre ese gremio un poco aparte y floreciente a todo florecer hoy en la Red, de los kremlinólogos. Cuentas, facturas pendientes, sí, pero cuáles, de quién? La pregunta del millón a la que los medios de lengua francesa responden todos unánimes como siguiendo una consigna o en el ángulo (sic) desde el que habrán optado por cubrir la trágica noticia, al decir de Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin. Vox populi vox dei, que ya la calle parece estar diciendo en voz alta -o con señales que no enágañan- lo que las tribunas oficiales callan o dejan escurrir sólo en voz baja. 

Y es en manifestaciones de duelo tan espontáneas como impresionantes del  pueblo llano -cirios y rosas rojas (y blancas)- y también, y sobre todo en las cautas (y sentidas) declaraciones del mandatario supremo con el sello de lo creíble, por lo menos para el precoz y longevo lector de periódicos y observador avizor de la actualidad más rabiosa y candente, que esto escribe. Venganza -plato sabroso "en frío"- del Kremlin y de su locatario, de la tentativa de golpe de estado (o lo que diablos eso fuera) que puso a Wagner y a su jefe imprevisible e incontrolable a escasos kilómetros de Moscú? como respondiendo así a la pregunta que colgué públicamente en la Red unos días antes: hasta dónde irá Prygozhine? Que ya se ve -y fue a las puertas mismas del Kremlin- hasta donde llegaría. 

No, sinceramente no creemos que la humillacion (sic) de Putin fuera tan grande que moviera al interesado a tener que lavarla con sangre, o a salir así -a fines de fortalecerse en el poder- del trance aquél . Nos parece al contrario que lo mismo que el golpe de estado (o lo que aquello fuera) -y su desenlace- no hizo más que fortalecerle, así habrá sucedido ahora con la muerte inexplicada (o inexplicable) del jefe de Wagner, sin necesidad de endosarle culpa o reponsabilidada alguna en la catástrofe. Como un instinto o sexto sentido nos lo dice, sin necesidad de ser excesivamente duchos en kremnilogía o en bizantinismos, aunque con la guerra en Ucrania habremos dejado (a fe mía) de ser neófitos en el tema, y se nos habrán quitado escamas de los ojos en la materia (sin necesidad no obstante de aprender el ruso) Policracia, clave del enigma? Me lo pregunto al hilo de lo que ya escribí en este blog al respecto. En el Kremlin hoy como lo era (mutatis mutandis) en el III Reich. Acorde a lo criptico y a lo hermético que todo lo que de allí viene nos inspira a mentes occidentales. 

Putín dueño y maestro absoluto? Hasta cierto punto, y es sin contar con el peso y el poder del complejo militar/industrial (como le dicen los medios), en claro y crudo, del Alto Estado Mayor y del Ministro de Defensa, blancos predilectos -Shoigu y Gerasimov-  de los tiros por elevacion de Prygozhine en sus declaraciones explosivas y en su estrategia guerrera, la de "un hombre de destino difícil -Putín díxit- "que cometió errores, pero logró sus objetivos". Bakhmut -Artiomovsk en ruso-  número uno de aquellos -y "madre de todas las batallas"-, al precio de la sangre y de la vida de más de mil (sic) de sus mercenarios que le habrán seguido -siempre él en primera fila en el campo de batalla- en avalanchas relevando a los caidos sobre la marcha, una detrás de otra, y en un hito mayor -todos aquí estarán de acuerdo- del arte de la guerra en la historia contemporánea. De esos novios (rusos) de la muerte que en el  fuego buscaron (y encontraron) redencion (y victoria). Eso es lo que pienso (al cabo de mis años preso) (...) sin trampa ni carton: de la guerra en Ucrania y del signo mayor -para los que quieren ver- de la emergencia del fenómeno Wagner y de la muerte de su líder, convicto (como lo fui yo) y que habrá sabido lavar ante la Historia su nombre y su memoria, irredentos el uno como la otra.

Como un relámpago o un rayo de luz en esa nube (espesa) de sombras que fue Rusia para muchos (como yo) desde la Revolución de Octubre. A buen entendedor pocas palabras sobran. Y es lo que piensan al unísono (y a todas luces) todos o casi todos sus compatriotas. Que sienten todos a una -sin duda por aquello de que "muera uno por todos" (como reza la Biblia)-, que la muerte de su lider guerrero habrá donado (o devuelto) el honor perdido o en entredicho (entre españoles al menos)  a la guerra patriotica 

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