sábado, marzo 18, 2023

CARROS DE COMBATE "LEOPARD" Y JUAN PABLO II (y 4)

 


Padre (Jerzy) Popielusko. Al que conocí personalmente -en Varsovia, en un remolque habitable en donde me recibió en el verano del 81, en el centro de la ciudad, junto con jóvenes estudiantes que me acompañaban, durante mi visita a Polonia. Víctima/oficial de los servicios secretos (del régimen comunista), lo fue sobre todo de la propia Iglesia polaca -bajo el patrocinio del primado de Polonia de entonces, Monseñor Josef Glemp- que retiró (escandalosamente) de él su brazo o paraguas protector incluyéndolo (nominalmente) en una lista negra de curas exremistas (sic) poco antes de su (salvaje)  asesinato. Ante el silencio (sepulcral) del santo/papa Wojtyla, que se apresuró -a toro pasado- a ensalzarle y canonizarle (en olor de multitud) Fue (confiteor) víctima también en el fondo -y en el colmo de la tragedia- de su mensaje y su postura insurreccionales. Que  yo entonces (confiteor) aprobaba y apoyaba sin reservas.  Años antes (nota bene) de la guerra en Ucrania. Como lo que ahora endosan (por las buenas) a su/papa -en la guerra como en la guerra- los turiferarios de Juan Pablo II. A su mayor gloria. 

Veritas liberavit vos. Lo que me mueve a seguir terciando en la polémica en torno a la figura del santo papa Wojjtla que cobra de pronto ahora una nueva dimensión con la entrada al quite y en su defensa del episcopado polaco en bloque, a base de una retórica ampulosa casi de vergüenza ajena. Uno de los más grandes compatriotas de nuestra historia (sic). Padre de nuestra libertad, que marchó delante nuestra como Moisés, en la linea de los grandes profetas. Como suena. Nada más que una sarta de tópicos y mentiras que llegan a alcanzar -como postulaba Maquiavelo- el rango de verdad, mil veces repetidas, gracias a la hegemonía de la mentira institucional llámese pensamiento/único o Doxa oficial o como se quiera. Exagero? Suma y sigue: sus viajes (a Polonia) fragilizaron (sic) el régimen comunista y fueron jalones de la caida de aquellos en Europa central y del muro de Berlin justo a seguir. Primer ciudadano del mundo, y heraldo mensajero de la Unidad espiritual de Europa, etcétera, etcétera (....) Y sin prestar oidos a esa vulgata ni olfato a tanto incienso  tampoco,  sólo recuerdo aqui lo que ya declaré en uno de los procesos que se me siguió en Bélgica por cuenta de "un pasado" (el mío propio) que no pasaba ni por las malas. "Fragilizó", dicen. Brindó (gratis) durante años, -como yo lo dije-, el balón de oxígeno (precioso, providencial) del que aquellos (como el comer) precisaban. Tal como lo proclamé en un silencio clamoroso -o acaso podía esperarme otra cosa en el ambiente que entonces y allí se respiraba? Y todo ello, toda aquella trayectoria tan sinuosa, (estrictamente) dentro del protocolo de coexistencia entre la Iglesia y el Estado (comunista) -14 de abril 1951- que fue la linea de flotacion de la confesionalidad (catolica) de Polonia -unica ya en el mundo, junto con la española-, y buque insignia del pontificado del santo papa Wojtyla, tal y como ya lo tengo repetido en voz alta como en voz baja. Uno de los argumentos de peso que esgrimen ahora en su defensa los turiferarios de la memoria de "su" santo papa, es el de haberse servido los que le acusan de documentos de la policia secreta (comunista) A otro perro con ese hueso! No a aquellos (como yo) por lo menos, que nos topamos ya en el pasado con esa idiosincracia cultural tan propia de los polacos dentro y fuera de sus fronteras, que hay que ver y oir y palpar de cerca para comprenderla, que les llevaba (ingenuamente) a ver la mano de los servcios secretos -como un deus ex machina- tras los actos, gestos o palabras de aquél que no se correspondian (del todo)  con la vision piadosa  y edificante que de aquél, de ellos mismos y de sus compatriotas se tenían formada (como pefabricada) Y no solo allí y así, sino en cualquier ocasión, o en cualquiera (...) Y era en cuanto que vislumbraban de cerca o de lejos una mínima crítica más o menos velada de su santo/papa. Como un muro de piedra caliza con el que me di de cabeza desde mucho antes de mi gesto de Fatima, a mi paso por ejemplo, por un país de numerosa inmigración polaca como lo era la Argentina. Tic o instinto reflejo de autodefensa, vestigio de un complejo de culpa? O de un saber más de esas cosas -de espionaje político, de servicios secretos- más que el comun de los motales? De guerra asimétrica en  pocas palabras. NO NOS LA DAN, ya digo, no nos la dieron entonces y nos la dan en la polémica rabiando a todo rabiar que habrá estallado ahora. 

Porque lo mismo que se nos ocurre, ante ese espectáculo de la ley del embudo -de dos pesos y dos medidas-, léase ante el valor que cabe atribuir a los informes de los servicios secretos de otro signo -los de la Gestapo de la aAlemania nazi sin ir mas lejos- a la hora de sustanciar procesos los más sonados por crímenes de guerra, que habrán surcado la actualidad ms rabiosa en los largos años que siguieron a la II Guerra Mundial, tras el 45, un razonamiento análogo nos inspira como digo, la utilizacion que organismos como el Instituto (polaco) de la Memoria (INP) -fuera de toda sospecha- se pemiten de documentos de ese origen, omnipresentes en sus archivos, incluso de los que desatan su escándalo ahora.  

Una nueva/religión a la que absors asistimos. Nueva para con el catolicismo tradicional como para con el otro en versión conciliar o posconciliar incluso, y mismo para con el nacionalismo o nacional/catolicismo polaco, la nueva papolatría. La del papa más grande y más santo de todos los siglos. Una huida hacia adelante. Eso es lo que en ello vemos muchos, no sin un sentimiento penoso y embarazoso y no menos irreprimible de vergüenza ajena. Referencia moral, maestro de la fe e intercesor en el cielo. Amén.  Y su primer minstro entretanto lanza ahora la voz de alerta ante lo que ve como una maniobra de division (sic) tras los atques a la memoria del santo papa Wojtyla. Y de cara nota bene a la guerra en Ucrania. 

Qué de más logico -en una lógica divisoria, léase en la lógica de division -y de encismamiento y de enfrentamiento- que impuso el nacionalismo polaco a traves de la historia de los últimos siglos y en el mismo corazon de Europa. Justicia poetica. O como decía un libre/pensador (belga) abierto al catolicismo , "sic transit gloriae ecclesiae". Léase la gloria de todo un pueblo y de su santo/papa, en el tribunal de la Historia.  

Cardenal Stefan Wyszynski, otro de los grandes iconos -sobre todo tras su beatificación por el papa Francisco-, con aura de martirologio, del nacionalcatolicismo polaco de signo anti-alemán, léase anti-"revisionista". Pincipal valedor del lado eclesiástico del futuro papa Wojtyla -a añadir (del lado del Estado) a Ladislao Gomulka. Se opuso abiertamente -estrictamente en línea con la Ostpolitik vaticana de entonces- a la primera oleada de huelgas de Solidarnosc (primavera-verano del 81) -en declaraciones en primer plano (doy fe) en la prensa francesa-, y justo después desapareció de la escena. Dato todo menos trivial de su trayectoria: el 25 de marzo de 1946, Pio XII le nombró obispo de Lublín, donde unos meses antes, al terminar la guerra, tras la entrada del ejército rojo, se produjo el genocidio de sacerdotes católicos polacos acusados del delito de colaboración (del orden de setecientos) En una zona -limitrofe con la (ex) Unión Soviética-, donde se encontraba el futuro papa Wojtyla

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