Llegará a tanto en las urnas el odio (sic) a Emmanel Macron? Y no soy yo (Dios me libre!) quien así se expresa sino la prensa francófona mas bien/pensante, belga y francesa que le está en estos momentos poniendo una vela al Dios de los fachas malpensantes buscando asi a todo precio exorcizar el diablo o conjurando mas bien (si eso va a ser) el fantasma de la abstencion. Un presidente (de la V República) criatura -vox populi- de la Banca Rotschild, bajo acusaciones -circulando aún libremente en la Red- de delitos de extorsion -"en banda organizada"- de lo que parece hacerse reo de nuevo ahora el rumor persistente de la cita en tribunal enviada de nuevo (piadosamente) ahora precisamente a Marine Le Pen por asuntos ya viejos -qué culebrón!- justo en visperas del debate entre el presidente tan "odiado" y la diabolizada jefa de la oposición, que explicaria más que otra cosa- -ese tono tan sumiso y esa risita bendita y piadosa que era todo lo que Marine Le Pen podia o sabia ofrecer (a todas luces) en respuesta a los ataques incesantes y a la "arrogancia" de Macron, como una niñita modosita y obediente, que más no se le podia pedir, no me digan que no. Democracia obliga, conjurando asi la "diabolizacion". Dará ello el resultado que tanto papá como su hija pródiga (y querida) dan por descontado de su nueva táctica y estrategia, sin renegar no obstante -por el qué dirán?- de los fundamentos o "fundamentales"? (que eso si que no, por Dios!)
No me pronuncio. Fiel a la consigna que aqui seguí, dirán algunos la del buen perdedor. Dejemos más bien la palabra a las urnas, que si antes merecían el ser rotas (sic), ahora parecen a algunos -de los "nuestros" me refiero- santa/ordalia -léase juicio de Dios-, como parece serlo la Historia (grande) para Vladimir Putín, y "no quito ni pongo rey -como aquel francés, héroe o villano (para españoles)- pero sirvo a mi señor" Y mi señor está claro que lo soy Yo, o en otros términos, que no tengo en política y menos aún en política francesa -o en la rusa (como se quiera)- dueño o patrón alguno, libre como el viento, y con la rosa de los vientos en el pecho (y en el corazón) Y pongo por testigos a los lectores más fieles de este blog.
Y si Francia, potencia nuclear (un respeto) nos sigue mirando de arriba a abajo, a los españoles y a una España cenicienta en el concierto de las naciones después que no alcanzase el rango (nuclear) de su vecina, por los pelos, y porque la diosa Clío (de la Historia) y el Big Brother a la vez le dijeron que no y que no -me explico, al almirante Carrero, justo antes de ocurrir lo que ocurrió-, aquí estamos no obstante algunos para gritar o vocear o ladrar lo que otros callan. Desde España o desde Bélgica. Cuestion de honor. Y libremente y sin complejo alguno me pronuncio en el sacrosanto envite de mañana. Por Marine Le Pen, y contra Emmanuel Macron
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