lunes, febrero 22, 2021

SUEÑO PROFÉTICO EN UMBRAL

 


Uno de los cuadros mas representativos del gran pintor surrealista belga Paul Delvaux. “La Ciudad inquieta” (1941) ¿Florencia, Pompeya? No, no otra que Hamburgo (lo que acabamos de descubrir). Inquieta ¿por qué? ¿Por el destino –tan trágico- que le aguardaba (Operación Gomorra" en puertas), y por la revolución sexual entonces allí en curso -bajo capa de nudismo/alemán? Surrealismo profético en Paul Delvaux. Como en Francisco Umbral

 

Un sueño, cuanto más fugaz, más largo de recordar: es lo que viene a decir -o algo así- en un pasaje fragmentario en su “Leyenda del Cesar Visionario”, Francisco Umbral (...) Y es lo que nos trae a la mente de facto y casi al hilo de la lectura, el pasaje cumbre de ese título umbraliano, del (“quinqui”) roba gallinas que se hace pasar por José Antonio el Ausente hacia el final de la guerra en zona nacional. Lo que me habrá dado hueso duro de roer año tras año desde que lo leí, y casi sin parar. Y confieso que casi sólo ahora habré dado con la clave, equidistante entre la ficción literaria y la verdad histórica (o la realidad). De una ficción que no habrá sido pura fantasía, y de una verdad histórica aproximativa, aun por investigar… Un sueño surrealista (sic), lo que nos cuenta en definitiva Francisco Umbral en ese enigmático pasaje como así lo creo deber calificar (…) Lo que me habrá llevado a volcarme y a investigar por mi cuenta en el particular. Y es por cuenta de la obra ingente y aún por explorar del gran pintor belga Paul Delvaux. Mi favorito o preferido, aquí ya lo saben algunos, de preferencia, me refiero a Magritte. Y que visito ahora de nuevo imágenes de un libro de estampas y grabados interpuestas, en una óptica o perspectiva histórica particular. Y es la que me da la cronología de sus cuadros más divulgados y más emblemáticos –y enigmáticos-, en vísperas y en el transcurso de la II Guerra Mundial. La villa o la ciudad desierta y embrujada y silenciosa. Espectral, tanto en su fase diurna como nocturna, de ruinas y arqueología clásica y de estaciones de tren vacías o semivacías y de tranvías y mujeres o de una mujer que me diga siempre la misma, y siempre desnuda, y en mil perfiles y adornos y posturas no es otra -en uno de sus viejos barrios- ni Florencia ni Venecia ni Pompeya, sino Hamburgo al sol y bajo una luz estival, de cuando la II Guerra Mundial (…) Y lo aprendo (a mi gran sorpresa) en el prólogo de esa obra de estampas y grabados que ahora consulto y es en su prólogo, de la pluma d un gran nombre de la literatura francesa contemporánea, Michel Butor (corriente “nouveau roman”). El antiguo orden clásico bañándonos de su luz y embriagándonos de un irresistible nostalgia y melancolía. En Delvaux como en Giorgio De Chiricco, la otra gran figura del surrealismo, que me habrá hecho -como Delvaux- tanto soñar. Trasfondo (nostálgico) cultural e histórico del Nuevo Orden –como se hace observar en el prólogo al que aquí aludo- que precisamente entonces empezaba a despuntar ¡Chisss que te pierdes, Juan!…( Porque las concordias o concordancias y paralelismos no se paran ahí, que al hilo de la lectura venimos a saber del personaje literario y mitológico de Gravida, figura central en la cultura europea y alemana los años aquellos, de una obra emblemática -de autor alemán- que registra el sueño de su autor, en Pompeya justo cuando la erupción del Vesubio, y donde encuentra a una mujer que mas tarde durante su viaje a Italia la acaba conociendo al natural) (….). 

E imágenes de la lluvia de fósforo (en llamas) y las tempestades de fuego -Hamburgo, 1945- nos asaltan sin poderlo remediar (…) Y es extraño que la critica artística y pictórica no se haya volcado nunca sobre el particular. ¡Tan grande y tan espeso e intocable el tabú que rodea a uno de los grande monstruos sagrados de la pintura belga contemporánea, fuera de toda sospecha como la mujer del Cesar, en ese punto o aspecto en particular!: de los bombardeos aliados en ciudades europeas (bajo ocupación alemana), a la muerte de José Antonio al final de la guerra -que el alto mando optó por ocultar- en la pantalla o en el foco proyector del sueño de Francisco Umbral que él relata hacia el final de su novela como un cuadro surrealista o un film de realismo mágico donde el paisaje de ruinas lo vienen a sustituir los parajes de la más honda y vieja Castilla de sus nombres más ancestrales y emblemáticos con el hilo conductor -como el de Ariana- del camino (francés) de Santiago como por casualidad. Y todo en un rico vocabulario arcaico y semi-olvidado -castellano o galaico castellano (astur)- que el escritor parece sacar de lo más hondo de la memoria lingüística, la suya propia, familiar, regional y campesino/rural. 

Dije novela y digo bien, zanjando asi -y soy consciente de ello-. una polémica a todo arder que le habrá perseguido por el fuego de la crítica y que el mismo interesado no habrá dejado de aventar. Novela cien por cien, la Leyenda del Cesar Visionario: de las de planteamiento e intriga (o argumento) y nudo y desenlace, y punto. Hasta el extremo de poderla leer como la más grande novela histórica de la literatura española contemporánea tal y como así hoy se la puede calificar y de lo que no anduvo descaminado el jurado del diario “El Mundo” que incluyó ese titulo precisamente -de entre toda la obra vasta y prolífica de Umbral-, entre las cien mejores obras (un respeto) de la literatura española en el siglo XX. Un sueño profético además, y rico y denso como el que más –de esa condensación (sic) en la que Ezra Pound veía la esencia de lo poético (….)- como los de la Antigüedad clásica y la tradición judeocristiana en versión profana ( que nos hizo vislumbrar -tal y como lo expliqué en detalle en mi libro “Guerra del 36 e Indignación callejera”- las circunstancias que verosímilmente rodearon la muerte de José Antonio en Alicante, aún por aclarar). 

“Profeta del pasado e historiador del porvenir” se califica al vizconde De Maîstre en una de mis lecturas (febriles) en el seminario de Ecône. Y así es mutatis mutandis como puede calificarse hoy a Francisco Umbral. Profeta de nuestra guerra civil, lo que hay que acabar por reconocerle (¡ay de mi!)


Nostalgia (honda) del orden clásico en ciertas corrientes surrealistas –tales que en Delvaux- como en el auge de los estudios de arqueología en la época aquella (años treinta) ¿Trsfondo artístico y cultural en el auge del Nuevo Orden y en sus lideres (como el entonce estudiante de Arqueología, Leon Degrelle)  en aquella época?(¿y por qué me lo tendría que callar?)

    

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