viernes, febrero 09, 2018
MACERATA, O ITALIA EN LA ENCRUCIJADA
"Condenamos absolutamente el gesto. Ninguno debe hacer justicia por su cuenta pero si el Estado no resuelve el problema, al final se generan elementos de locura que se arman y disparan. Si uno que vendía droga y no debía estar en Italia, coge a una chica de 18 años, la secuestra, la descuartiza y la tira dentro de un foso en dos maletas, a alguien se le puede ocurrir que el Estado ha fallado en su trabajo" , de Simone Di ‘Stefano, candidato de CasaPound a las próximas elecciones italianas, sobre una serie de asesinatos que han sacudido hondamente la sociedad italiana y habrán repartido cartas en su actualidad política más candente las última horas: en respuesta al asesinato de la joven Pamela Mastropietro (ver foto) en Macerata a manos de jóvenes vendedores de droga –inmigrantes (sin papeles) de nacionalidad nigeriana- que la descuartizaron y metieron en unas maletas sus restos, tirándolas en un foso)
Italia en la encrucijada de caminos las horas que corren: entre la lealtad a la Identidad y a la Memoria, y las palabras y los gestos (insensatos) de un papa que se viene (obstinadamente) perfilando desde los inicios de su pontificado como un enemigo (encarnizado) de Europa (de la Europa de los pueblos y de las patrias)
Macerata , en losAbruzzos (centro de Italia, comarca de las Marcas) A pocas semanas de las elecciones italianas, una noticia de páginas de sucesos llena por sí sola el panorama de la más candente actualidad política italiana. Un joven significado por sus posturas antiinmigración -candidato en las últimas elecciones por la Liga Norte-, habrá protagonizado un episodio de violencia sangrienta –muertos y heridos- en represalias por el (salvaje asesinato) de una joven italiana. Los medios y la clase política condenan unánimes, pero encuentra en cambio mucho apoyo y ecos favorables en el seno de la sociedad italiana, y una salva de aplausos del mundo carcelario en la prisión en la que se encuentra, mientras entraba (…)
Giulio (Maria) Tam. Italiano del Alto Adigio (o más exactamente -lo recuerdo ahora- de justo al lado, de Sondrio, en la Valtelina, en los Alpes, Norte de Lombardia) Fuimos buenos amigos en el seminario de Ecône y doy fe (absolutamente) de su fidelidad a la Memoria, a la suya propia (y de su familia): a la de Italia, a la de la República Social (de Saló) y a la de la participación italiana en la guerra civil española. No reniego de mis años suizos, digan o piensen algunos lo que quieran. Eran (todos) jóvenes generosos, idealistas, buenos chicos. Como Giulio, como yo mismo (o como Richard Williamson) Franceses en su mayoría y en general de todos los países europeos. Ecône –fenómeno ideológico antes que religioso, espiritual (sic) en sentido fuerte y amplio (como lo utiliza en alguno de sus escritos Dominique Venner), inclusive lo ideológico, y pues, no exclusivamente religioso-, se me antoja hoy un barco/fantasma en el mundo aquel –de finales de los sesenta- que tal como lo presentaban los medios a un adolescente de entonces (como el que hoy esto escribe) parecía haber perdido la cabeza. “A cada cual –decía Martin Heidegger- sus héroes y sus muertos”. Y también (gloso yo), sus actos y gestos (y desplantes) (…) No es óbice que un gesto (idealista e ideológico) como el de la foto (y su estampa magnífica y señera)–que vuelve a traer al primer plano de la actualidad (italiana) el suceso de Macerata- consigue plasmar bien visible lo que anidaba en muchos subconscientes de Ecône, en el mío y en el de muchos de mis compañeros: por debajo y por detrás del corsé de clericalismo –y de moral (judeo/cristiana). o "moralina"- que lo retenía, y como que lo sofocaba
Italia en la encrucijada de caminos las horas que corren: entre la lealtad a la Identidad y a la Memoria, y las palabras y los gestos (insensatos) de un papa que se viene (obstinadamente) perfilando desde los inicios de su pontificado como un enemigo (encarnizado) de Europa (de la Europa de los pueblos y de las patrias)
Macerata , en losAbruzzos (centro de Italia, comarca de las Marcas) A pocas semanas de las elecciones italianas, una noticia de páginas de sucesos llena por sí sola el panorama de la más candente actualidad política italiana. Un joven significado por sus posturas antiinmigración -candidato en las últimas elecciones por la Liga Norte-, habrá protagonizado un episodio de violencia sangrienta –muertos y heridos- en represalias por el (salvaje asesinato) de una joven italiana. Los medios y la clase política condenan unánimes, pero encuentra en cambio mucho apoyo y ecos favorables en el seno de la sociedad italiana, y una salva de aplausos del mundo carcelario en la prisión en la que se encuentra, mientras entraba (…)
Giulio (Maria) Tam. Italiano del Alto Adigio (o más exactamente -lo recuerdo ahora- de justo al lado, de Sondrio, en la Valtelina, en los Alpes, Norte de Lombardia) Fuimos buenos amigos en el seminario de Ecône y doy fe (absolutamente) de su fidelidad a la Memoria, a la suya propia (y de su familia): a la de Italia, a la de la República Social (de Saló) y a la de la participación italiana en la guerra civil española. No reniego de mis años suizos, digan o piensen algunos lo que quieran. Eran (todos) jóvenes generosos, idealistas, buenos chicos. Como Giulio, como yo mismo (o como Richard Williamson) Franceses en su mayoría y en general de todos los países europeos. Ecône –fenómeno ideológico antes que religioso, espiritual (sic) en sentido fuerte y amplio (como lo utiliza en alguno de sus escritos Dominique Venner), inclusive lo ideológico, y pues, no exclusivamente religioso-, se me antoja hoy un barco/fantasma en el mundo aquel –de finales de los sesenta- que tal como lo presentaban los medios a un adolescente de entonces (como el que hoy esto escribe) parecía haber perdido la cabeza. “A cada cual –decía Martin Heidegger- sus héroes y sus muertos”. Y también (gloso yo), sus actos y gestos (y desplantes) (…) No es óbice que un gesto (idealista e ideológico) como el de la foto (y su estampa magnífica y señera)–que vuelve a traer al primer plano de la actualidad (italiana) el suceso de Macerata- consigue plasmar bien visible lo que anidaba en muchos subconscientes de Ecône, en el mío y en el de muchos de mis compañeros: por debajo y por detrás del corsé de clericalismo –y de moral (judeo/cristiana). o "moralina"- que lo retenía, y como que lo sofocaba
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario