jueves, octubre 09, 2025

FOSAS Y RESURECCIÓN DE LOS MUERTOS




"No vamos a aceptar lecciones de quienes utilizan a las víctimas para dividir, enfrentar y manipular, de quienes defienden pactos con partidos separatistas, blanquean a Bildu y no condenan dictaduras comunistas" (Luisa DURÁN, diputada del PP, tras la aprobación de la ley de Concordia en Extremadura

El reciente Premio Nobel de Literatura trae de nuevo al primer plano de la actualidad y a lo más alto y visible de la Memoria, a Hungría, a su historia y a su literatura indisociable de su lengua  -sin lazos de comparación con (casi) ninguna otra lengua europea- atípica y misteriosa, como la finlandesa -uralo/altaicas (sic) las dos (solas), y no indo/europeas- que tanto me fascinó también, -la lengua como el país-, con la diferencia que en Finlandia (hace ya muchos años) puse el pie, y el paisaje húngaro -sobre todo, la "puszta", la llanura húngara- en cambio no hice más que imaginármelo hasta ahora, en unas imágenes o figuraciones grosso modo coincidentes con esas fotos que nos llegan ahora por Internet, de ilustración de la más importante obra de Laszlo KRASZNAHORKAI, Premio Nobel 2025 desde ayer. De una remota región rural de allí, "azotada por la incesante lluvia y por el viento", marco adecuado, a tono con el perfil distópico y profético (léase apocalíptico) como así nos la presentan -a esa y al conjunto de su obra- comentarios que circulan las últimas horas por la Red. De la muerte de las esperanzas, así cabría glosar, cierto, el  tema central de la obra que acabamos de mencionar, o de los falsos profetas como uno de los personajes principales de esa novela, profeta (y poeta) y espía y confidente del régimen anterior en realidad, artificiero de sueños y de ilusiones, pues -como así califiqué yo repetidas veces al papa Juan Pablo II en publicaciones en Bélgica, que edité a lo largo de los años de mi estancia allí, siempre de carácter confidencial-, que lleva a todos los habitantes de la localidad en la que se desarrolla la escena, a creer ciegamente en sus quimeras como un flautista mágico (sic) que acaba llevando a aquellos a la destrucción final. 

Obra del Nobel de Literatura (2025) el húngaro, Laszlo KRASZNAHORKAI: la muerte de los sueños y esperanzas, idea central de esta novela distópica y apocalíptica. De los sueños de Revolución y de un mundo mejor. Y de la Esperanza aquí abajo (hic et nunc) o en el Más Allá. Ni en la Resurrección de los Muertos (y en la Visa perdurable) que gravita de telón de fondo en el debate y en la crispación y polarización sobre exhumaciones y dosas de la Guerra civil

¿Sueños y esperanzas hic et nunc -de los que hablas-, o (únicamente) del Más Allá? se preguntarán los incrédulos, que me diga los escépticos (y los agnósticos): ¿Y qué más da? El sueño de la Revolución, de la sociedad más justa o de un mundo mejor, sueño eterno como cantó el cantautor- que como viene se va. ¿Igual que el de la Resurrección de los muertos y de la vida perdurable (de nuestro catecismo infantil), y del colegio de curas y del bachiller? En lo que creímos a ciegas o a pies juntillas y en lo que habríamos seguido creyendo "mordicus" (en francés) y hasta el fin, si no se hubieran interpuesto en nuestro Destino (individual y colectivo) las barreras (y las trincheras) de la interminable guerra civil -del 36- como nos las habrán acabado poniéndolas ante los ojos ese debate enrarecido -y culebrón interminable a la vez- de las exhumaciones de restos y cadáveres y de las fosas que trajeron al primer plano -bajo el gobierno del nietecito ZAPATERO-  las (funestas) leyes de la Memoria (justo) a seguir (no se olvide)  a los atentados terroristas del 11 de marzo. 

Que no me lo invento yo, que la Historia es la que es. Que esa trágica efemérides la trajo ayer de nuevo al primer plano de la actualidad -queriendo o sin querer- el programa "La Noche en 24 horas"  de RTVE -del que aquí (en mal) tanto hablé. Y fue por la voz del ilustre invitado de Javier FORTES (su presentador) , No otro que Federico TRILLO, ministro de Defensa en los gobiernos de José Mari AZNAR, quien se ratificó en su tesis -que tantos compartimos al unísono- de una autoría intelectual -y de una cooperación logística-, otra que la que finalmente -bajo el gobierno (socialista) de RODRIGUEZ ZAPATERO- prevaleció. De una mano extranjera de la que siempre en términos más o menos vagos siempre se habló y  que el ex-ministro del PP se permitió ayer precisar. Donde mencionó la larga mano en este asunto, de Francia (sic) bajo la presidencia de Jacques CHIRAC. 

Coincidente y como la prueba por el nueve de esa tesis que seguimos defendiendo, lo fue la ofensiva política y en el plano legal -bajo el gobierno ZAPATERO- de las leyes de la Memoria histórica, una idea que estaba en el aire ya años antes en la política francesa y en estrecha asociación (nótese bien) con España, y con nuestra guerra civil. Como yo lo denuncié -en la primavera del 2010, en presencia de corresponsales españoles, en una conferencia de prensa -en la sede del Frente Nacional, en París (NANTERRE)- a la que asistí, de Marine LE PEN.  Un funesto debate que alimentando la interminable guerra civil, divide y enfrenta a los vivos,  por cuenta de los que cayeron entonces,  y por culpa (sic) del dogma de la resureccion de los muertos.  

Y en mengua o desdoro de la memoria de los suyos, a los que son libres de exaltar y reivindicar fuera de tumbas y cementerios, ni en espera de una resurección que niega la ideología atea, anti-religiosa y anti-clerical por la que sus antepasados lucharon, y en profesión de la cual murieron. Y es lo que yo hago en MEMORIA DE MIS DIFUNTOS PADRES, A LA VEZ QUE (OLÍMPICAMENTE) ME DESENTIENDO DE LA NADA QUE ESCONDEN SUS RESTOS (EN EL CEMENTERIO)  Y QUE SE ESCONDEN DEBAJO O DETRÁS DE ELLOS 

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