sábado, octubre 03, 2020

BELGICA Y LAS MENTIRAS DE ULISES (2a Edición) (Completa y aumentada)


Victor Matthys. Número dos de Rex y jefe supremo del movimiento rexista –en la ausencia de Degrelle (en el frente del Este)- hacia el final de la guerra. Principal acusado (y condenado a muerte y fusilado) de la matanza de Courcelles- en represalia por el asesinato del hermano (inválido) de Leon Degrelle (en el mostrador de la farmacia de su localidad natal de Bouillon, donde trabajaba) -, como otros farmacéuticos indefensos detrás del mostrador, estamento ganado (en masa) a la Colaboracion y blancos de predileccion de la estrategia (criminal) de la Resistencia belga-, y por el asesinato del acalde rexista de Charleroi (junto con su mujer y su hijo), en un contexto calcado o casi (no se les escapará a mis lectores españoles) del de las Trece Rosas madrileñas (...)-, igualmente en un atentado salvaje y criminal de la Resistencia. Hijo de viuda y antiguo alumno de la universidad (católica) de Lovaina, Matthys bizarramente asumió los actos de los que se le acusaban ante el tribunal que le condenó a muerte –junto con otros participantes, en número de 27, todos ellos ejecutados (10 de noviembre 1947) “Pensamos y decidimos que teníamos el derecho de defendernos” ¿Crimen atroz? Mentiras de Ulises salpicando una detrás de otra esa historia de leyenda (como tantas otras)


"Gran Felón" (y gran "traidor") -como Degrelle del otro lado de la frontera linguistica- en la Memoria (oficial) de los belgas, Rupert Jan Verbelen, de las Escuadras Negras y de la Algemene SS Vlanderen (SS flamencas). En mis primeros años de estancia en Bélgica (28 de octubre 1990) oi en la televisión belga flamenca la noticia con gran cobertura y atención y sin juicios condenatorios, de fuerte repercusión, y era de su muerte en Austria donde tras la guerra había encontrado refugio, en libertad, después de haber  sido absuelto por los tribunales de allí, de cargos de crimen de guerra. Se le acusaba de la muerte de un alto cargo financiero –director de la Génerale de Banque (principal banco belga)-, en venganza por la muerte de un camarada, en atentado de la Resistencia. ¿Quien a hierro mata a hierro muere? El que este libre de pecado que tire la primera piedra

 

Un canónigo de Charleroi (en la foto) entre las victimas de la matanza de Courcelles, al que se rinde –como a las demás victimas del acto aquel- todavía hoy culto de martirologio en Bélgica. Botón de muestra de una (ruidosa) particularidad belga, y fue la participación de eclesiásticos –vistiendo habito- en la Resistencia. Como lo ilustra también el caso del Frente de la Independencia (FI), entre cuyos dirigentes figuraba un eclesiástico también. Una formación pantalla (el FI), de cobertura de grupos armados, fundada –y controlada- por el Partido Comunista belga, entre cuyos dirigentes figuraba un eclesiástico también. . Signos precursores –y coartada a pedir de boca- del compromiso católico/marxista en el Concilio Vaticano II

(CONTINÚA)

 

(continuación)..../....

Cuando me disponía a cerrar esta entrada –con el texto que le faltaba aún- cae ante mis ojos (desprevenidos) la última edición del “Soir Mag", suplemento grafico del diario “Le Soir”, puntero (y decano) de la prensa (papel) en Bélgica francófona, con un reportaje anunciado en la portada, foto acompañando y en primera plana, bajo el titulo "La Resistencia en Bélgica", con nota a modo de introducción de uno de los miembros del centro histórico –estatal (CEGESOMA)- versado en la Segunda Guerra Mundial que reza (¿a modo de advertencia?): “mientras que en Francia y en los Países Bajos todos los jóvenes escolarizados conocen los héroes de la Resistencia nacional, Jean Moulin y Hennie Schaft, la Resistencia brilla (casi) por su ausencia en la Memoria colectiva de los belgas” 

Y a la lectura del reportaje parece como si se quisiese dar razón a los escépticos, incrédulos (no creyentes), de los que el autor del artículo tanto se lamenta. “Al final de la Ocupación –dice en medio del relato el historiador aludido- se instala una zona gris entre bandidaje y Resistencia” A confesión de parte, eximición de pruebas. Y a la mente nos viene ipso facto el caso de Paul Colinya mencionado en este blog (en su versión francesa)- periodista, escritor y editor, y brillante critico de arte- comprometido en la Colaboración y muerto (asesinado) (el 13 de abril 1943), de noche y en tiro por la espalda-, acusado de delación, y a manos de un joven estudiante de la Universidad Libre de Bruselas (con derecho a un sitio de honor en el callejero de la “commune, Ixelles, en donde resido), donde funcionaba –entre su personal docente (nota bene)- un comité “contra la Colaboración Intelectual” –con un Grupo G (armado) de apoyo (…)- encargado de dar nombres, en plan de denuncia (y emplazamiento y acusación, y vindicta), con pruebas o sin ellas (….) Y en el caso de Paul Colin hasta hoy no aparecieron estas últimas, hasta el punto que tales (flagrantes) imprecisiones, dejan la impresión –con un regusto o sabor amargo en la boca- que lo que valió su (sumaria) ejecución fueron sus ideas, sus escritos y sus posturas –publica y notorias- que ilustra a falta de otras pruebas como digo, el bigote hitleriano que luce (omnipresente) en las fotos que a su nombre –y  en prueba de cargo- circulan en la Red, o circulaban hasta hace poco, de nuestros días.


Paul Colin. Periodista, escritor (brillante), crítico de arte (y director de una galería) Dirigía además la revista “Casandra", en la órbita de la Colaboración. Fue condenado (en secreto) a muerte –y ejecutado (de noche y a tiros por la espalda) (13 de abril 1943) por un joven estudiante de la ULB (Universidad Libre de Bruselas)-, acusado de delación (sin pruebas concretas) y (sumariamente) ejecutado, por el Grupo B (de acción) del “Comité contra la Colaboración intelectual” funcionando entre el personal docente de la dicha universidad. Paul Colin venía de la izquierda (laica y librepensadora) 

No es un caso aislado el de Paul Colin, sino emblemático –y sintomático- en extremo mas bien, lo que explica que su nombre surja fatalmente tantos años transcurrido cada vez que se aborda el tema. Y lo que acentúa lo significativo en esta víctima de la Resistencia (belga) –como fue el caso, ya señalado en otras entradas de este blog de la Colaboración  en Francia y en otros países europeos (por cima de los Pirineos)- fue el que procediera de la izquierda (laica, socialista) La excepción que confirma la regla, y la regla fue lo que tuvo de guerra de religión (Dominique Venner díxit) –sobre todo en Bélgica país (mayoritariamente) católico, a los dos lados de la frontera lingüística)- “la guerra civil europea” (Ernst NOLTE). De católicos contra protestantes. Traducido sobre todo en una lucha o guerra de memorias que hace aquí (doy fe de ello) estragos todavía (…) Los rexistas eran católicos, alumnos o antiguos alumnos de la Universidad (católica) de Lovaina, sus figuras mas destacadas, y el caso de Leon Degrelle, miembro y dirigente juvenil de la Acción Católica nos exime de mayor abundamiento) 


Cardenal Van Roey (pronunciado con u) en la foto con Leon Degrelle antes de su ruptura, por “el golpe de báculo” (coup de crosse) que el santo/prelado propinó al líder rexista y a su movimiento (REX) entrando (decisiva y escandalosamente) a saco en la campaña electoral belga (11 de abril 1937) Van Roey era flamenco e inauguró en Bélgica una tradición (hasta hace poco) de primados flamencos –“flamingantes” (nacionalistas)- como lo ilustraría su posición (flagrantemente) partidista -a favor de  los nacionalistas vascos- durante la guerra civil española. Y bajo su (augusto) patrocinio -tales aguas, tales lodos-, vinieron (refugiados) "los niños (vascos) de la guerra" a Bélgica, tras el bombardeo de Guernica y la formidable campaña de prensa que aquello desató en la opinión publica europea

Y lo eran también los nacionalistas flamencos por supuesto. Y aquí ya evoque hace años en una de mis entradas la biografía del capellán (oficioso) del VNV -Odiel Spruytte-, la mayor formación nacionalista flamenca de aquellos años (de guerra) al que cabe atribuir la postura insólita y emblemática al mismo tiempo del líder de aquella, Staf de Clercq, en contra de los nacionalistas vascos –y de su entrada en la guerra civil en el bando republicano- con ocasión de la campaña (a favor de los rojos) que desató en la opinión publica el bombardeo e Guernica (….) Y el caso del primado de Bélgica Van Roey –y de su escandalosa beligerancia política (anti-rexista)- es la otra gran –e insólita- excepción a lo que aquí decir estoy queriendo (…) Y esa es a mi juicio la clave de explicación histórica del fenómeno que vengo observando absorto todos estos años de mi residencia en Bélgica (….) 

Y lo es la triste figura de vencidos y derrotados –y en suma, a la defensiva- que ofrece el catolicismo belga, a nivel del estamento seglar como en su jerarquía. Y es en su confrontación histórica –hasta hoy- con protestantes y laicos (librepensadores) acuartelados (un decir) en la ULB (Universidad Libre de Bruselas) (….) Ilustración a penas de un fenómeno de carácter más general o universal y referido a otros países, que se remonta sin duda a la Segunda Guerra Mundial, pero que no hizo más que acentuarlo después –como los señaló en artículo que aquí cité el polemista francés Alain Soral- el Concilio Vaticano Segundo.         

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