miércoles, enero 23, 2019

ROCíO RUIZ (SIN PIEDRA ALGUNA)

¿“Mora” -pura o mestiza- esta gentil andaluza y española? Ni aunque me lo asegurase García Lorca –en cuadro, ¿puro azar? a la izquierda de la foto-, doctor para muchos en la materia, me lo creería. Pero ella se lo cree, ese es el problema. El del dilema o el del enigma (sic) –el de nuestra misma España (Sanchez Albornoz díxit), el de nuestros orígenes-, y botón de muestra de ese problema (magno) de Memoria (a secas) que no se lo salta cualquiera y que le iglesia arrastra como lo prueba o ilustra además su actitud ante la la ley funesta (sobre la guerra civil española) . Aunque lo esconda o lo camufle con la Semana Santa (andaluza), que como los toros o como la caza, o como el Valle ¡no se toca! Por eso y mucho más, ¡que el que esté libre de reproche le tire la primera piedra!
Rocío Ruiz (de Cs) por quien viene el escándalo ahora. Por un artículo ya antiguo –¡de hace seis años!, sólo ahora después me entero- que les sirve ahora a algunos -¿escandalosos, oportunistas?- de torpedo en la línea de flotación del nuevo gobierno de centro derecha que ha puesto fin (¡albricias!) a décadas de hegemonía socialista en Andalucía. El tema de lo árabe o del Islam trae cola –uno de los dos caballos de batalla, con el de la Semana Santa que ha desatado las protestas- y aquí saben que hablo por experiencia. Y dice también o dicen que dice, o decía, que se va a cruzar (ella) el mar, del otro lado del Atlántico, para no olvidar (sic) que somos mestizos, que fuimos afortunadamente parte de esa esplendida, avanzada y culta civilización árabe (fin de la cita) La madre del codero. De dónde venimos, de dónde vengo. Del mestizaje me explayé ya aquí largo y tendido y todos lo que me leen saben como pieso. Somos lo que somos. Y estamos bien rectos, bien tiesos y bien enhiestos. Entre germano y bereberes, moros y visigodos, hispano/romanos y celtas, iberos, celtiberos (y tartesios)

Y de otros mestizajes más recientes, más modernos, no me ocupo que ya lo zanjaron, por las malas, no nosotros sino ellos (...) También me explayé harto al respecto (...) Y la iglesia –y por ahí van los tiros mucho me temo- que a todas luces tiene un serio problema de memoria –como lo prueba e ilustra su actitud en el tema de la ley funesta sobre la guerra civil- no hizo mucho que se diga por disipar el enigma o aclarar el dilema que sigue ocupando y obsesionando –a las pruebas me remito- y atormentando incluso entre españoles tanto las cabezas. Y metiéndolos en el hoyo (…) El que este libre de pecado que tire la primera piedra y no seré yo quien lo haga sobre esta gentil española –mucho menos mestiza ( y a las pruebas igualmente me remito) de lo que ella tal vez se piensa- y por culpa de un articulo en el que mezcla tantas verdades (como puños o como templos) y con un estilo bien castizo, lo que le redime, en virtud de la justicia poética aunque sólo sea (…)

Costaleros, ¡aparte de mi ese cáliz! Soy de ascendencia andaluza, por la rama paterna (aquí todos lo saben), y también me pesaron a mí quintales ciertos aspectos de la Semana Santa o –lo que es lo mismo- ciertos botones de muestra de lo flamenco/andaluz que supieron vender con tanto éxito en Bélgica en treinta y un años que llevo aquí viviendo los socialistas en la Junta de Andalucía. Y con ellos, muchos que no tenían nada directamente que ver con ellos tal vez pero que nadaron y se movieron y treparon como pez en el agua y en el caldo que aquellos se cocieron, entre belgas como entre la emigración española, durante décadas sin concurrencia o competencia o rivalidad (prácticamente) alguna (…) Y recuerdo aquel joven universitario –sevillano para mas señas- que promocionaba el mismo profesor belga que me vetó a mí (como aquí ya lo tengo sobradamente explicado) quien me lo presentó como un deje de admiración ¡es un costalero!, y lo decía como una coartada infalible, sin posibilidad de réplica alguna, de las ideas –correctas, léase de extrema izquierda, que pregonaba más que afirmaba o proclamaba aquel joven sevillano tan brillante, y de la indignación –justo después del 15-M- que aquel respiraba por todos los poros, él lo mismo que todos o casi todos los jóvenes españoles que aquí por aquel entonces me cruzaba. Absuelta pues, Rocío, del primero de los cargos o agravios y sigo la lista.

Dice o critica también Rocío Ruiz uno de los posos mas hondos y cruciales de la espiritualidad cristiana o cristiano/católica, la penitencia. Una penitencia en redención o rescate de los pecados, sobre todo –y conjuro a quien sea a rebatirme- de los pecados del sexo o por expresarlo en lenguaje familiar y antiguo, contra el sexto mandamiento (¿cuántas veces, hijo mío, cuántas veces?, con una insistencia lancinante, como si no hubiera otro mandamiento, lo que era en parte cierto) (…) Religión de la culpa de la culpa sexual –y de la culpa alemana y del holocausto judío- del judeo-cristianismo. Lo dije y lo mantengo aunque se me caiga el cielo encima o me quede solo como la una (nada nuevo) Religión de la culpa, el judeo-cristianismo, y no del amor al prójimo ni del amor de Ágape ni del amor de Eros. (y ya me explique igualmente aquí largo y tendido al respecto)

La joven diputada no va tan lejos como yo fui, ni como van sus detractores, que a todas luces ven y comprenden mejor no obstante lo que la joven descarada –a fuer de ingenua a fe mía- decir estaba queriendo. Ya me explayé además en un libro anterior pendiente de publicación sobre la oración y la penitencia, meollo central del mensaje de Fátima y de la religiosidad de todos sus devotos. Un libro vetado o censurado y no me será difícil el demostrarlo. Es patético el caso que nos ocupa, y no indecente ni escandaloso como así nos quieren hacer verlo. Y es de esa imantación de lo árabe/musulmán a la que por razones históricas y geográficas estamos los españoles más directamente expuestos, pero no los únicos, porque es algo que al socaire de la inmigración viene azotando el continente europeo.

Y un botón de muestra e ilustración inmejorable además, el caso que nos ocupa, de algo que vine denunciando en este blog como la voz que predica en el desierto. Y es de ese toque árabe islamizante como una resaca de las primaveras arabes que arrastró el movimiento indignado desde los primeros momento, y que se trasluce también en el partido de Ciudadanos –hijo en suma de su época- en casi igual medida que Podemos. Y no se me ocurre más en la glosa urgente que esta noticia me merece. Como no se lo merece más tampoco a Juanma Moreno que ha dado por cancelado el asunto. Con mi aplauso, por supuesto

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