viernes, septiembre 28, 2018

FASCISMO Y MITOLOGÍAS (DUMEZIL Y MIRCEA ELIADE)

Esta foto, de la reunión de Hendaya – que tanto complejos acarrearía (y “complejines”)- no deja de ser un eco (fiel) del encuentro de Hitler con emisarios del Generalísimo Franco en Baireuth en las jornadas de música wagneriana, de Julio del 36, donde se decidió –por voluntad expresa del Führer- la intervención –decisiva- alemana en la guerra civil española, al final de la opera "Sigfrido", pieza la mas emblemática del “Anillo del Nibelungo” de Wagner (su célebre “Tetralogía”, junto con : "el Oro del Rin" -según "el canon de Bayreuth"- "la Cabalgata de las Valkirias" y "el Crepúsculo de los Dioses") ¿Y cómo no evocar esos instantes históricos tan cruciales ante párrafos (polémicos) sobre la obra de juventud -en su primera edición, de 1939- del padre de la historia de las religiones, Georges Dumezil, de título (readaptado más tarde, en la edición del 59, “Mitos y dioses de los Germanos”- como el que sigue (en edición corregida y mutilada de estos párrafos, en la posguerra): “Quizás porque había sufrido en las trincheras que habitaba el fantasma de Sigfrido, por lo que Adolfo Hitler, pudo concebir, forjar y practicar una voluntad soberana tal y como desde los tiempos del reino fabuloso de Odín, entre los jefes germanos no se había conocido”. ¿Y cómo extrañarse de la resurgencia entre españoles durante la guerra civil del 36 de la vieja religión ancestral, nórdica, –germana o escandinava- o íbera e indoeuropea, enterrada o semienterrada, en apariencia, por dos mil años de judeo-cristianismo: “España, Germanos y bereberes”, verano del 36 (de José Antonio Primo de Rivera)

Historia de las religiones –“histoire des religions”- es una disciplina iconográfica en los ámbitos académicos y universitarios en los países occidentales, por cima de los Pirineos. En España a decir verdad se oyó siempre poco de ella, tal vez por su (probable) inexistencia, lo qu vendría a poner de relieve el tabú o el veto –de natura eclesiástica- que la encubre o la rodea. Como los que rodean a un concepto o temática próxima o análoga, la de la historia de los dogmas, con la diferencia que esta última recibió sus credenciales o “níhil óbstat” en el ultimo concilio vaticano. Pero habré llegado a la conclusión que el tema o la temática en cuestión es objeto o blanco de censura o de tabú –en España como en Bélgica- por partida doble, por la censura eclesiástica por un lado, y por los garantes –garantes y censores a la vez- de lo política e históricamente correcto por el otro, Y un nombre o mejor dicho dos, nos dan la clave del enigma y son los de Dumezil (Georges) y el de su homologo –brillante investigador y erudito en mitologías como él- el rumano Mircea Eliade.
Cartel de anuncio de la ópera Sigfrido -de la Tetralogía de Richard Wagner, de julio de 1936- en el marco de los festivales de ópera de Bayreuth, donde se coció o se forjó -en la mente del Führer- la intervención alemana en la guerra civil española. Inspiración musical y poética (wagneriana) y no un mero cálculo -sórdido e interesado- (contra lo que reza la propaganda de guerra)
Y lo ilustra el silencio asemejado a un boicot- del que se ven objeto uno y otro (doy fe de ello) en la licenciatura que cursa la temática de historia de las religiones en uno de los centros –adscritos a esa orientación o rama del saber-, el Instituto (hoy Centro) de Estudios de la Religión et de la Laicidad, en la Universidad Libre de Bruselas. Por donde yo pasé en mis primeros tiempos en Bélgica que me valieron un titulo –“licencia especial tercer ciclo”, equivalente tras los acuerdos de Bolonia a un master (y toco madera en lo que afirmo las horas que corren) (...)-, de "licenciatura especial en Historia del Cristianismo y de la Laicidad". Y además del titulo, me valió un etiqueta o sambenito en algunos círculos o sectores (ideológicos o religiosos), de por la imagen que arrastra esa universidad entre españoles, de institucionista (a lo belga), acorde a la influencia, y al papel –de modelo matricial- que tuvo aquella en la fundación de la Institución Libre de Enseñanza, conforme la exposición de motivos de los propios fundadores (españoles) de esta ultima. Institucionista la ULB o en otros términos, masónica o filos/masónica.
Ocurre que la historia de las religiones es una disciplina como todas o casi todas las nacidas en ámbitos académicos y universitarios el antepasado siglo XIX, de origen y de fuete cuño o influencia germánica, y patrimonio, casi en exclusiva como lo fue en sus inicios al menos, de germanistas (europeos). Y en la ULB (de Bruselas) estos eran como una especie “rara avis" representada (en solitario) por Henri Plard, ilustre germanista (y protestante) francés –de Rouen (en Normandía) (…)- residente en Bélgica del que vine a descubrir, al cabo de acudir fielmente a su clases –más que interesantes- durante un año, el filtro particular que imponía a sus enseñanzas de historia, religión y cultura germánicas, que no era otro que el del protestantismo alemán, que era sin duda, de todos los sectores o exponentes o representativos de cultura alemana contemporánea el que más o mejor dicho, el que menos desprovisto parecía de credenciales políticamente correctas, léase antinazis o antifascistas.
Ernst Junger. El “nazi clean” (presentable) en la posguerra. De Dominique Venner y Alain De Benoist, al germanista Henri Plard –que fue mi profesor en la ULB- todos lo reivindicaban. De caución política y teológicamente correcta este último, doy fe de ello. De mi paso por la Universidad Libre de Bruselas.
Como lo ilustra una figura que el profesor citado no dejaba de evocar y mencionar en sus clases, reivindicando a la vez los lazos de amistad que le unieron en vida con él, y se trataba nada menos que de Ernst Junger, figura emblemática de la literatura alemana contemporánea, y  exponente a la vez de nazi o filo nazi “presentable” pues -"fasciste clean"- en los salones intelectuales en Francia en la posguerra, en sus ámbitos académicos y, además, en el mercado editorial, y en el conjunto de la opinión publica francesa. Antiguo combatiente, Junger, del lado alemán en la Primera Guerra Mundial -lleno de decoraciones-, y (estrechamente) ligado a la vez al nazismo y en una segunda o postrera fase de su trayectoria -tras el fallido atentado de Stauffenberg, lo que le rescata o redime en los medios universitarios aquellos que yo frecuenté- a la Resistencia alemana. Y curiosamente, lo que más acentuaba de él (ahora caigo) el germanista belga era su faceta de protestante/alemán, o en otros términos, sus raíces cristianas (o judeo-cristianas) que venían en cierta manera a tapar (piadosamente) o a ocultar todo ese mundo ancestral hermético –y abisal e impresentable para muchos-, de religión germana o germánica, poblado –a los ojos de aquel protestante alemán y de todos aquellos que en la universidad aquella le patrocinaban- de un mundo superpuesto de espectros y fantasmas, de la Segunda Guerra mundial y de la derrota alemana (…) Y es lo que explica el tabú y la censura (discretos) del que Dumezil y Mircea Eliade se veían objeto -a todas luces- en la Universidad Libre de Bruselas, como aquí lo vengo explicando (…)

El uno por su interés y su labor pionera de investigador de la mitología nórdica, léase de la antigua religión (sic) de los pueblos germanos, y de la antigua Escandinavia, y el otro, por su notoria militancia legionaria –de la Guardia de Hierro- en su país natal, la Rumania, durante el periodo de entreguerras. Dumezil se explicaría después, justificándose, y buscando así el salvar su carrera y su prestigio académicos (seriamente) comprometidos, y cabe decir que lo consiguió aunque solo a medias, como lo prueba e ilustra el caso de la universidad belga que nos ocupa. No es óbice que vistas desde fuera sus empresas –de desmarque (en Dumezil)- se nos antojaba algunos titánica –y condenada de antemano al fracaso-, y era en la medida que venía a querer negar la evidencia, y era de los lazos indestructibles entre el nacionalsocialismo y la mitología germana tal y como la rescató y divulgó Ricardo Wagner esta última en la era contemporánea. Un botón de muestra un detalle no más, ni menos tampoco, es lo lo ofrece el episodio relativo a la intervención alemana en la guerra civil española. Que fue decidido por el Fuhrer en persona tras el encuentro con emisarios españoles nada más producirse el Alzamiento, en Bayreuth tras asistir a la opera Sigfrido, la más emblemática de la obra fundamental de Ricardo Waner, El Anillo del Nibelungo, que lleva por sobre título el de Tetralogia. Fue allí donde el Fuhrer, venciendo las reticencias de algunos de sus mas estrechos subordinados y encumbradas figuras del régimen nazi, –como Hermann Göring- asumió su propia responsabilidad (soberana) y decidió cruzar el Rubicón -de la intervención alemana en la guerra civil española-, prestando una primera ayuda –de gran urgencia- en armamento y en aviación, que se concretaría spbre todo en los Junkers 52 que un papel tan decisivo jugarían en episodios varios de la guerra civil y mas en particular en el transporte de tropas de África los primeros días del Alzamiento, y en el cruce del Estrecho.
Tetuán, 23 de julio de 1936. Instantánea de la partida –en el avión Junker-52 que muestra la foto- de la misión de emisarios españoles que se entrevistaron con Hitler en Bayreuth ese mismo día, y pidieron y obtuvieron de inmediato –mediante carta firmada del Generalísimo Franco- ayuda militar (en aviación, munición y armamento) urgente en los inicios del Alzamiento. En el centro de la foto, el ingeniero aeronáutico, Francisco Arranz Monasterio, integrante de la misión, responsable entonces de la Aviación civil en el protectorado de Maruecos, y jefe de la Maestranza aérea de Cuatro Vientos en la posguerra, en donde prestaría muchos años servicio – en su calidad de oficial de aviación ayudante de ingenieros aeronáuticos, y a las órdenes de aquél-, mi difunto padre
¿Intervención interesada la de la Alemania nazi en la guerra civil española como reza la (interminable) propaganda de guerra? Poesía que destruye o mística guerrera a lo sumo o mas bien, y con ella su fuente de inspiración primera, a saber la mitología –o religión, nórdica, germana- que yacía a modo de condensación en la obra wagneriana. Porque qué mejor ilustración de esa intervención alemana en nuestra guerra civil bajo el signo de Sigfrido y de de la Tetralogía de Wagner, que el titulo de la primer obra (y mas importante) de Federico Nietzsche, “El nacimiento de la Tragedia. Del espíritu de la música” dedicada, en su primera edición, a Ricardo Wagner (y a su esposa Cósima)

¿Anecdótica o meramente episódica la intervención alemana en nuestra guerra civil. “Cuando era niño, me alimentaba con cosas de niño, y dejé las cosas de niño cuando me hice hombre”, reza el apóstol Pablo –Saúl, en hebreo, Chaúl-, “el inventor” del cristianismo, o judeo-cristianismo (fuera de toda sospecha)

Una obra de referencia en los cursos de Análisis de los textos bíblicos que nos impartió en la Universidad Libre de Bruselas –el curso de 1987-88- el profesor Robert Joly, que fue mi maestro y amigo (e hizo campaña publica en Bélgica contra la primera visita de Juan Pablo II) En ella se exponía la tesis que el profesor Joly defendía (abiertamente) en sus clases, de que el cristianismo, tal y como se difundió y trasmitió hasta hoy, era obra –o “invención- del rabino Saulo (en hebreo, Chaúl) Un antiguo fariseo (judío), el gran apóstol del mensaje judeo-cristiano

2 comentarios:

Anónimo dijo...

https://es.wikipedia.org/wiki/Hyam_Maccoby

Hyam Maccoby (Sunderland, 20 de marzo de 1924 - 2 de mayo de 2004), era un investigador y dramaturgo judío británico especializado en el estudio de la tradición religiosa cristiana y judía .
Maccoby también escribió extensamente sobre el fenómeno del antiguo y moderno antisemitismo. Según él, las tradiciones evangélicas culpan a los judíos por la muerte de Jesús, y especialmente, la leyenda de Judas Iscariote (que él creía que era un producto de la Iglesia Paulina) como las raíces del antisemitismo cristiano. Otros temas de Maccoby incluyen el Talmud, la tradición y la historia de la religión judía.
Maccoby consideraba que la imagen de Jesús que figura en los Evangelios canónicos y la historia de la Iglesia primitiva del Libro de los Hechos está muy distorsionada y llena de tradiciones míticas, pero también defendió que a partir de estos escritos se podría reconstruir una historia bastante exacta de la vida de Jesús.
Maccoby también propuso que Jesús, que siempre empezaba sus oraciones con la palabra abba (padre), era conocido como Jesús Bar Abba o Jesús Barrabás (Jesús hijo del padre), la persona la libertad de la cual pedía el pueblo al prefecto de Judea Poncio Pilato.
Maccoby argumentó que el verdadero Jesús no era un rebelde en contra de la ley judía, sino un judío mesiánico con una vida y enseñanzas en sintonía dentro de la corriente principal del Judaísmo del primer siglo. Creía que Jesús fue ejecutado como un rebelde contra el Imperio Romano. No dice que Jesús fuera el líder de una revuelta armada real. Más bien, Jesús y sus seguidores, inspirados en la Biblia hebrea o Antiguo Testamento y los escritos de los profetas, esperaban una intervención sobrenatural divina que pusiera fin a la dominación romana, y restaurara el reino davídico con Jesús como el rey ungido por Dios, e inaugurara la era mesiánica de la paz y la prosperidad para todos. Estas expectativas no se cumplieron, y Jesús fue arrestado y ejecutado por los romanos.

Juan Fernandez Krohn dijo...

Maccoby era una de las referencias del profesor Joly –en su circunstancia (especial) de profesor –de las religiones- de la Universidad Libre de Bruselas (Augusta Señora) y como tal lo tomo yo, como sin duda lo tomaba él, con reservas y como un autor judío fuera de toda sospecha. Lo que dices no obstante al final del abordaje bíblico y neo testamentario de Maccoby, no deja de ser una de las líneas maestras del racionalismo (moderado) –en exégesis bíblica- que venia de la exégesis alemana contemporánea (p.ej. en Rudolf Bultmann), triunfante en el concilio vaticano segundo -después de haberse difundido nota bene en la Alemania nazi (….)-, y que figuras como Joly venían defendiendo desde siempre. Y no es óbice que por encima de sus postulados discutibles que tú bien enumeras, Maccoby acertaba (de lleno) en la intuición que se ve plasmada en el titulo de su obra (tan difundida): la de que Saulo (o Chaúl), un antiguo fariseo, fue el que inventó (sic) del cristianismo, tal y como nos llego hasta nuestros días, el inventor o forjador de todos sus dogmas y de todos sus interdictos, en particular en todo lo referente a la sexualidad, por ejemplo en su misoginia. No son muy distintas sus tesis, por otra parte, de las que defiende la Nueva Derecha (en lengua francesa). Jesús o Jesucristo no fue una resistente propiamente dicho contra el Imperio aunque si lo eran casi todos sus discípulos, mas bien un indignado y prefigura -con veinte siglos de adelanto- de los lideres indignados de nuestra época, o si se prefiere un antilíder mas bien –en un movimiento o un fenómeno de sociedad, que al decir de sus gurús (p. ex, Stephane Hassel) carecía de ellos-, y que predicaba –como los del 15-M- una especie de resistencia “pacifica” esto es insidiosa y subversiva, en espera (todo a su debido tiempo) de la hora del inicio (o estallido) del “proceso constituyente” y de los ajustes de cuentas. Y que me perdonen los corifeos del 15-M, en particular Ricardo Ynestrillas (…) Con lo que –propiamente hablando- no Cristo (o Jesús) sino el cristianismo o el judeo-cristianismo que él desató, prefigura el movimiento o el fenómeno (sin lideres) de la indignación callejera (….) Dicho esto –y lo repito- sin animo de herir sentimientos o convicciones de nadie –lo que les reprochó Stalin, al final de la guerra civil, a los rojos españoles (…)-, y en el contexto (no se olvide) del reencenderse de la guerra civil interminable que habrá traído el actual gobierno –de Pedro Sánchez- consigo. Los pueblos que no aprenden de la Historia –Spengler díxit- están condenados a repetirla. En particular, de la historia de religiones (“histoire des religions”) y de la historia de los dogmas. Porque lo que ha perdido al PP no lo habrán sido sus corruptelas -¿qué partido no las tiene (en democracia)?- sino sus complejos de memoria histórica sobre la guerra civil española del 36. Y en particular en su capítulo –todo menos anecdótico- de la intervención alemana (o nazi/alemán) Y es que eran víctimas –los del PP, ellos y sus complejos- del tabú reinante en la materia de inspiración eclesiástica y religiosa, léase judeocristiana. ¡Fuera complejos judeo-cristianos pues! Mientras dure esta guerra(…) Un fuerte abrazo