martes, abril 17, 2018
SIRIA, EL AFRIKA KORPS Y CATALUÑA
Encuentro (el 24 de septiembre de 1960 –cuatro años después de la crisis del Canal de Suez (29 de octubre-5 de noviembre de 1956)- de Franco y de Nasser, de cuatro horas de duración (y en ambiente de gran cordialidad) en el aeropuerto de Barajas, en unos momentos en los que el presidente egipcio pisaba fuerte en la palestra de la política internacional y se había convertido después de la crisis del Canal en el gran líder (anti-imperialista) del mundo árabe, con el apoyo de la Unión Soviética. Aquella crisis internacional fue un gran balón de oxígeno para el régimen español que le permitió romper así el aislamiento resultante del desenlace de la Segunda Guerra Mundial-aunque algunos en España se obstinan (contra todas las evidencias como la que aquí se evoca) en considerarla una victoria y no lo que fue, una gran derrota histórica-, por más que hipotecaba seriamente nuestra política extranjera en la zona del Mar Mediterráneo (y adyacentes), como se vio en la guerra de Ifni (23 octubre 1957-30 de junio 1958), y en la fluctuante actitud española en la guerra de Argelia (1954-1962) que produjo una crisis interna del régimen franquista, entre lo pro /nasserianos –fieles a nuestra tradicional/amistad con los países árabes- y los partidarios de la OAS –y del general Salan-, a los que el tiempo pareciera dar la razón con el conflicto en curso de culturas (léase del Islam y de la civilización europea) Nasser y Assad, la comparación se impone, si se hace abstracción del islamismo (anti-español, y anti-occidental) cuya erupción –finales de los setenta- embarulló las pistas y obligó a barajar de nuevo en nuestra política internacional en relación con el mundo árabe
Las horas pasan y mientras escribo estas líneas, la impresión se confirma que se trató de una operación de maquillaje –como ya lo apunté en anterior artículo de este blog- las descargas de los países aliados en Siria. La impresión dominante lo es desde luego de un victoria política del régimen sirio de uso y consumo interno y de cara al exterior al permitirles, el ataque aliado, erigirse en defensores y adalides del mundo árabe como lo ilustran declaraciones del presidente sirio tras el ataque, evocando al conflicto del canal de Suez y a Nasser padre fundador de la República Árabe Unida (la RAU de los años cincuenta, y de nuestros años niños) y del nacionalismo pan/árabe. Nasser se yergue en verdad a modo de convidado de piedra en esta gran crisis internacional, tras el eclipse que trajo fatalmente consigo la irrupción –a finales de la década de los setenta, con la revolución islámica del Irán- del integrismo islámico.
Que juró la perdida de todo lo que dejó aquél tras suyo, tratándole de perro infiel, y de enemigo delIslam, y junto con él, Sadat, el otro ogro por designación de los integristas islámicos de su época, que acabaron asesinándolo. Me impresionó, ya lo confesé aquí y en otro sitios, la retransmisión en directo al conjunto del planeta, -por vez primera en la historia de la humanidad- del atentado que le costó la vida –bajo el aplauso o aquiescencia o indiferencia, no se olvide, de la comunidad internacional-, hasta el punto que no se puede hacer abstracción de ello –digamos que aquello en sentido bíblico (o judeo cristiano) me “escandalizó- de mi actuación en Fátima poco días depuse, innegablemente bajo el influjo del suceso aquél. La irrupción del integrismo islámico nos enajenó no pocas de las simpatías -que eran las mías y las de muchos españoles- hacia los países árabes. Hoy forzoso es no obstante el reconocer que el mundo árabe figuró –con España y otro países occidentales- en el bando de los vencidos o de lo perdedores, pese a la neutralidad –oficiosa o pactada en muchos casos (a favor de uno de los bandos- de sus regimenes y gobiernos (como fue el caso de España y de Portugal, de Suecia y Suiza e Irlanda y Turquía, y otros) Y botón de muestra de aquellas simpatías lo es el movimiento de los Oficiales Libres, de los cuales formó parte Sadat, que hizo irrupción como por casualidad al aproximarse a la capital egipcia en dirección de la Palestina- el Afrika Korps.
Oum Kalthoum (pronunciado con jota, con t liquida, parecida a la ese, y naturalmente con u) La ninfa/egeria del Egipto de Nasser y gran diva –como lo sería después la libanesa Fairouz- del mundo árabe. Se cuenta que durante sus intervenciones radiofónicas los índices de audiencia eran tales que se paraba la circulación –siempre de lo más densa- en el centro de la capital cairota. No se oye hablar más de ella y no hay que ser un lince para ver que es por culpa de lo interdictos que su figura y sus canciones deben fatalmente merecer a lo integristas islámicos, sobre todo su evocación del Egipto de los Faraones y de las Pirámides, muy del gusto y del espíritu y del estilo del nacionalismo pan/árabe de Nasser pero que suena a escándalo y a blasfemia –como el simple fenómeno de la canción moderna por lo demás (salvedad hecha de la salmodia coránica), del tipo que sea- a los integristas islámicos, tal y como se explica en una lectura que me marcó (estando preso) –“El Profeta y el Faraón”- sobre los movimientos islamistas en el Egipto contemporáneo.
Y un amigo italiano, niño por aquel entonces, me dio fe y constancia evocando no hace mucho conmigo aquellos momentos y la atmósfera de expectación mesiánica (o poco menos) que los avances fulgurantes de Rommel y de su Afrika Korps a través del desierto en el Norte de África suscitaban a nivel de las masas del mundo árabe, en el mismo momento que Franco (nota bene) decidió cambiarse de bando y asestar a sus antiguos aliados la puñalada por la espalda permitiendo el paso por la zona del protectorado español de Marruecos de las tropas aliadas. Tales aguas, tales lodos (o tales cienos) Y esa es la lógica histórica que preside los acontecimiento en curso de las descargas en Siria que vienen a poner en entredicho –como ya lo señalé en mi anterior articulo- el Orden (o desorden) mundial que impusieron en Yalta los vencedores del 45. Y ese es el mismo sentido que tuvo la crisis del canal de Suez y su desenlace que gracias al protagonismo que hizo alcanzar en la escena internacional al mundo árabe, permitió un respiro o aportó un balón xe oxigeno al régimen de Franco condenado a muerte (por asfixia) por las potencias vencedoras, y tras el bloqueo diplomático y la retirada de embajadores, de lo que se distanciaron, nótese bien otra vez, los países árabes y algunos (ex)hispano americanos.
"¿Que es el fascismo?", de Maurice Bardèche, escritor fascista francés, amigo –y cuñado- de Robert Brasillach. Fue una de las lecturas `que me marcó mi primer año en la universidad (1966-1967), Ni qué decir tiene que se vería arrumbada justo a seguir –con nota de infamia y de malditismo (lo mismo que otras de igual o parecido cariz)- en el cuarto de los trastos viejos y expulsa de los campus y de los claustros de la Universitaria madrileña en vísperas como estábamos de lo que yo llamo la gran mutación cultural (e ideológica) –tras el mayo del 68, y la terminación, y la resaca, del concilio vaticano segundo (1962-1965)- de la sociedad española y en particular de sus franjas mas jóvenes y de su estamento universitario. En esa obrita de divulgación –de grato recuerdo y que hoy no obstante se me cae un poco de las manos- se erigían en modelos o ejemplos de la actualidad de los fascismos (vencidos en el 45) a los regímenes de Franco y a Nasser, y la Cuba de Fidel Castro (…)
Lo que los panegiristas del anterior jefe de estado apuntan como una gran victoria política –a base de astucia (gallega) y mano izquierda (nunca mejor dicho) - en su haber, y que no fue más que un golpe del Destino que parecía así perdonarle la vida sustrayéndole –en nombre del pueblo español- a la triste suerte asociada a los gobernantes traidores o desleales, como lo fue él con las potencia del Eje, sus fieles (y decisivos) aliados durante la guerra civil del 36. Como lo son ahora del régimen sirio el Irán y la Rusia (de Putin) y quién entre españoles consideraría lógico o digno de aprobación y estima –y respeto- un cambio de alianzas, aún por razones tácticas del régimen sirio, después de toda la ayuda decisiva que le llegó durante los años de guerra por parte de esos dos países. Y eso es precisamente –el cambio táctico oportunista, o en otros términos, la táctica convertida en principal línea política y estratégica- lo que perdió en la guerra civil (y confesional) libanesa –y enajenó muchas de las simpatía que se tenían granjeada- a los cristianos maronitas (y falangistas) entre españoles y occidentales (entre ellas, confíteor, la mía propia): en el asalto falangista –de las Fuerzas Libanesas al mando de Bachir Gemayel-, al campo de refugiados palestino de Tel-Azzar –solo un ejemplo de lo que aquí afirmar pretendo- los falangistas libaneses no contaron con ayuda (más o menos directa) israelí -contra lo que yo creía desde siempre, desde que proyectaron un film de propaganda al que asistí(y que en cierto modo presidí, en mi hábito sacerdotal) organizado por los amigos y bienhechores de la obra Monseñor Lefebvre en las inmediaciones de Ruán ( en Normandía), sino que fue el ejercito sirio y Hafez-el-Assad en persona (padre de Bachar) quien les prestó la cobertura obligada para su ataque. Entre Siria e Israel ¨-¿fatalidad del Oriente Próximo?-,los falangistas libaneses no lo tenían muy claro a toda luces, y por eso perdieron. España no lo tuvo nunca muy claro tampoco y por eso nos vemos reducido a testigos, a agentes pasivos, impotentes en la región o a subalternos obedientes (sin rechistar) de los grandes en las grandes crisis como ha sucedido en las descargas en Siria de ahora. Un nuevo Bismark del mundo árabe, ejemplo de Realpolitik, así definió la gran prensa “mainstream” a Hafez-el Assad. Real politik no quiere decir no obstante oportunismo o cambio oportunista o por razones de simple táctica, de las mas sólidas alianzas: como le ocurrió a España con la Alemania nazi y la Italia fascista. Por eso fuimos condenados a un destino de vencidos o de perdedores en el mundo de la posguerra, algo de lo cual solo acaban percatándose o dándose plenamente cuenta los españoles –como el autor de estas líneas- que residen largo tiempo fuera, por cima de los Pirineo de preferencia. De “pirámide egipcia de fracasos”, habló Ramiro Ledesma en un juicio lúcido y clarividente de nuestra historia española. De fracaso y de derrotas. De la paz de Westfalia a la paz de Yalta, pasando por el proceso de Nüremberg (…) Porque si hubiéramos vencido (o ganado) entonces -en el 45 (como lo pretende Pío Moa)-, ¿quien se acordaría de aquella lejana derrota en nuestra historia? Ni siquiera en Bélgica. Como ocurre ahora -de forma tan flagrante- con la crisis secesionista en Cataluña
Las horas pasan y mientras escribo estas líneas, la impresión se confirma que se trató de una operación de maquillaje –como ya lo apunté en anterior artículo de este blog- las descargas de los países aliados en Siria. La impresión dominante lo es desde luego de un victoria política del régimen sirio de uso y consumo interno y de cara al exterior al permitirles, el ataque aliado, erigirse en defensores y adalides del mundo árabe como lo ilustran declaraciones del presidente sirio tras el ataque, evocando al conflicto del canal de Suez y a Nasser padre fundador de la República Árabe Unida (la RAU de los años cincuenta, y de nuestros años niños) y del nacionalismo pan/árabe. Nasser se yergue en verdad a modo de convidado de piedra en esta gran crisis internacional, tras el eclipse que trajo fatalmente consigo la irrupción –a finales de la década de los setenta, con la revolución islámica del Irán- del integrismo islámico.
Que juró la perdida de todo lo que dejó aquél tras suyo, tratándole de perro infiel, y de enemigo delIslam, y junto con él, Sadat, el otro ogro por designación de los integristas islámicos de su época, que acabaron asesinándolo. Me impresionó, ya lo confesé aquí y en otro sitios, la retransmisión en directo al conjunto del planeta, -por vez primera en la historia de la humanidad- del atentado que le costó la vida –bajo el aplauso o aquiescencia o indiferencia, no se olvide, de la comunidad internacional-, hasta el punto que no se puede hacer abstracción de ello –digamos que aquello en sentido bíblico (o judeo cristiano) me “escandalizó- de mi actuación en Fátima poco días depuse, innegablemente bajo el influjo del suceso aquél. La irrupción del integrismo islámico nos enajenó no pocas de las simpatías -que eran las mías y las de muchos españoles- hacia los países árabes. Hoy forzoso es no obstante el reconocer que el mundo árabe figuró –con España y otro países occidentales- en el bando de los vencidos o de lo perdedores, pese a la neutralidad –oficiosa o pactada en muchos casos (a favor de uno de los bandos- de sus regimenes y gobiernos (como fue el caso de España y de Portugal, de Suecia y Suiza e Irlanda y Turquía, y otros) Y botón de muestra de aquellas simpatías lo es el movimiento de los Oficiales Libres, de los cuales formó parte Sadat, que hizo irrupción como por casualidad al aproximarse a la capital egipcia en dirección de la Palestina- el Afrika Korps.
Oum Kalthoum (pronunciado con jota, con t liquida, parecida a la ese, y naturalmente con u) La ninfa/egeria del Egipto de Nasser y gran diva –como lo sería después la libanesa Fairouz- del mundo árabe. Se cuenta que durante sus intervenciones radiofónicas los índices de audiencia eran tales que se paraba la circulación –siempre de lo más densa- en el centro de la capital cairota. No se oye hablar más de ella y no hay que ser un lince para ver que es por culpa de lo interdictos que su figura y sus canciones deben fatalmente merecer a lo integristas islámicos, sobre todo su evocación del Egipto de los Faraones y de las Pirámides, muy del gusto y del espíritu y del estilo del nacionalismo pan/árabe de Nasser pero que suena a escándalo y a blasfemia –como el simple fenómeno de la canción moderna por lo demás (salvedad hecha de la salmodia coránica), del tipo que sea- a los integristas islámicos, tal y como se explica en una lectura que me marcó (estando preso) –“El Profeta y el Faraón”- sobre los movimientos islamistas en el Egipto contemporáneo.
Y un amigo italiano, niño por aquel entonces, me dio fe y constancia evocando no hace mucho conmigo aquellos momentos y la atmósfera de expectación mesiánica (o poco menos) que los avances fulgurantes de Rommel y de su Afrika Korps a través del desierto en el Norte de África suscitaban a nivel de las masas del mundo árabe, en el mismo momento que Franco (nota bene) decidió cambiarse de bando y asestar a sus antiguos aliados la puñalada por la espalda permitiendo el paso por la zona del protectorado español de Marruecos de las tropas aliadas. Tales aguas, tales lodos (o tales cienos) Y esa es la lógica histórica que preside los acontecimiento en curso de las descargas en Siria que vienen a poner en entredicho –como ya lo señalé en mi anterior articulo- el Orden (o desorden) mundial que impusieron en Yalta los vencedores del 45. Y ese es el mismo sentido que tuvo la crisis del canal de Suez y su desenlace que gracias al protagonismo que hizo alcanzar en la escena internacional al mundo árabe, permitió un respiro o aportó un balón xe oxigeno al régimen de Franco condenado a muerte (por asfixia) por las potencias vencedoras, y tras el bloqueo diplomático y la retirada de embajadores, de lo que se distanciaron, nótese bien otra vez, los países árabes y algunos (ex)hispano americanos.
"¿Que es el fascismo?", de Maurice Bardèche, escritor fascista francés, amigo –y cuñado- de Robert Brasillach. Fue una de las lecturas `que me marcó mi primer año en la universidad (1966-1967), Ni qué decir tiene que se vería arrumbada justo a seguir –con nota de infamia y de malditismo (lo mismo que otras de igual o parecido cariz)- en el cuarto de los trastos viejos y expulsa de los campus y de los claustros de la Universitaria madrileña en vísperas como estábamos de lo que yo llamo la gran mutación cultural (e ideológica) –tras el mayo del 68, y la terminación, y la resaca, del concilio vaticano segundo (1962-1965)- de la sociedad española y en particular de sus franjas mas jóvenes y de su estamento universitario. En esa obrita de divulgación –de grato recuerdo y que hoy no obstante se me cae un poco de las manos- se erigían en modelos o ejemplos de la actualidad de los fascismos (vencidos en el 45) a los regímenes de Franco y a Nasser, y la Cuba de Fidel Castro (…)
Lo que los panegiristas del anterior jefe de estado apuntan como una gran victoria política –a base de astucia (gallega) y mano izquierda (nunca mejor dicho) - en su haber, y que no fue más que un golpe del Destino que parecía así perdonarle la vida sustrayéndole –en nombre del pueblo español- a la triste suerte asociada a los gobernantes traidores o desleales, como lo fue él con las potencia del Eje, sus fieles (y decisivos) aliados durante la guerra civil del 36. Como lo son ahora del régimen sirio el Irán y la Rusia (de Putin) y quién entre españoles consideraría lógico o digno de aprobación y estima –y respeto- un cambio de alianzas, aún por razones tácticas del régimen sirio, después de toda la ayuda decisiva que le llegó durante los años de guerra por parte de esos dos países. Y eso es precisamente –el cambio táctico oportunista, o en otros términos, la táctica convertida en principal línea política y estratégica- lo que perdió en la guerra civil (y confesional) libanesa –y enajenó muchas de las simpatía que se tenían granjeada- a los cristianos maronitas (y falangistas) entre españoles y occidentales (entre ellas, confíteor, la mía propia): en el asalto falangista –de las Fuerzas Libanesas al mando de Bachir Gemayel-, al campo de refugiados palestino de Tel-Azzar –solo un ejemplo de lo que aquí afirmar pretendo- los falangistas libaneses no contaron con ayuda (más o menos directa) israelí -contra lo que yo creía desde siempre, desde que proyectaron un film de propaganda al que asistí(y que en cierto modo presidí, en mi hábito sacerdotal) organizado por los amigos y bienhechores de la obra Monseñor Lefebvre en las inmediaciones de Ruán ( en Normandía), sino que fue el ejercito sirio y Hafez-el-Assad en persona (padre de Bachar) quien les prestó la cobertura obligada para su ataque. Entre Siria e Israel ¨-¿fatalidad del Oriente Próximo?-,los falangistas libaneses no lo tenían muy claro a toda luces, y por eso perdieron. España no lo tuvo nunca muy claro tampoco y por eso nos vemos reducido a testigos, a agentes pasivos, impotentes en la región o a subalternos obedientes (sin rechistar) de los grandes en las grandes crisis como ha sucedido en las descargas en Siria de ahora. Un nuevo Bismark del mundo árabe, ejemplo de Realpolitik, así definió la gran prensa “mainstream” a Hafez-el Assad. Real politik no quiere decir no obstante oportunismo o cambio oportunista o por razones de simple táctica, de las mas sólidas alianzas: como le ocurrió a España con la Alemania nazi y la Italia fascista. Por eso fuimos condenados a un destino de vencidos o de perdedores en el mundo de la posguerra, algo de lo cual solo acaban percatándose o dándose plenamente cuenta los españoles –como el autor de estas líneas- que residen largo tiempo fuera, por cima de los Pirineo de preferencia. De “pirámide egipcia de fracasos”, habló Ramiro Ledesma en un juicio lúcido y clarividente de nuestra historia española. De fracaso y de derrotas. De la paz de Westfalia a la paz de Yalta, pasando por el proceso de Nüremberg (…) Porque si hubiéramos vencido (o ganado) entonces -en el 45 (como lo pretende Pío Moa)-, ¿quien se acordaría de aquella lejana derrota en nuestra historia? Ni siquiera en Bélgica. Como ocurre ahora -de forma tan flagrante- con la crisis secesionista en Cataluña
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4 comentarios:
https://www.traditioinvicta.org/el-papa-disuelve-la-fraternidad-de-los-santos-apostoles-la-de-mayor-crecimiento-de-belgica/
Parece que al VATICANO no le gusta que en la Bélgica invadida por el Islam... prospere una FRATERNIDAD DE LOS SANTOS APOSTOLES...
...Dicen que F..... no firmó una declaración en la que
El Papa Francisco se ha unido al patriarca ortodoxo de Moscú y otros líderes de iglesias cristianas en un llamamiento ecuménico por la paz con motivo del reciente ataque de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia contra Siria.
...pero
Pero el diario italiano Il Messaggero ha llamado la atención sobre un llamativo detalle: entre las firmas no figura la del Papa Francisco.
https://infovaticana.com/2018/04/18/donde-esta-la-firma-del-papa-en-el-documento-ecumenico-sobre-siria/
https://gaceta.es/espana/la-fiscalia-pide-mas-informacion-a-espana-sobre-los-exconsejeros-catalanes-20180418-1004/
El juez belga aplaza la audiencia de los exconsejeros catalanes al 16 de mayo
La Gaceta
España / 18 abril, 2018
(A Anónimo 1)
La Vaticanología no me interesa, no me interesó nunca y la diplomacia vaticana dejó de interesarme, tanto por lo menos como cuando me llevaba grandes berrinches por culpa de Montini o del Cardenal, que me diga (y con perdón) de Vicente, cardenal Enrique y Tarancón (que lo tenga en su santa gloria) Y la actualidad religiosa o de política religiosa en Bélgica, mucho menos, donde ví todo eso desde el principio con todas las cartas marcadas por la presencia española y la leyenda negra que arrastramos aquí. Esa hermandad de la que hablas o escribes suena o despide (sin remedio) un tufo a integrismo sin Lefebvre (Roger Garaudy díxit) -el primero al que oí esa expresión (en persona), antes de que empezaran a usarla lo medios de la prens "mainstream"-, lo que te da idea también de lo poco que me puedan interesar, y soy consciente expresándome así del efecto desmoralizador que puedo tener en alguno como tú, discúlpame por favor.
El pastor holandés, Herman –antiguo misionero católico en el Brasil (pre-conciliar), del que mucho hablé o agobiado –y que vivía abrumado de la culpa/alemana (en lo que se complacía y regodeaba, y se alimentaba, como lo reconocía él mismo) y literalmente obsesionado con el holocausto/judío (en el que su esposa protestante holandesa, sencillamente no creía) (…)- me reprochaba el estar llevando a la gente al desierto (sic) con una actitud como la mía, como la que respiro aquí, pero hoy –él ya hace que murió- eso ya no me impresiona ni me remuerde la conciencia, porque me doy cuenta que él no hablaba en serio, y me engañaba inconscientemente o a caso hecho, y que se daba cuenta que eso que él llamaba el desierto –que lo es y a fe mía que sé de lo que hablo- era el paso obligado antes de tomar el aire fresco (de la Vida con mayúsculas) , quitarse sudarios de encima (de fracaso, de muerte y de derrota), llevar un vida de hombre –o de Hombre- normal, y de ver la luz del sol, de un sol boreal, europeo o español, y no oriental, calcinante y abrasador.
Hermandades como esa que mencionas son además tigres de papel frente al gran desafío que enfrenta en la actualidad Occidente qu me diga Europa en decadencia, el del gran reemplazo (remplacement): una amenaza que se palpa en Bélgica dia a día, en sus hospitales (de la seguridad social) –en régimen de hospitalización o en salas de consulta-, oficinas –incluso en las del paro (…)- o centros de trabajo, como en bares de noche o en la vida nocturna (…) Y en las iglesias vacía o desafectadas (te lo admito) y erigidas -en el mismo preciso lugar- mezquitas musulmanas. Y lo son sobre todo, porque no son capaces de enfrentar el desafío porque no lo tienen claro ni con los árabes ni con los judíos (ni con los negro/africanos tampoco, la verdad) (.../...)
(.../...) Meinvielle, el padre Meinvielle, ¿te dice algo? ¿no?, estuve ojeando –en fuente interpuesta- su obra tan celebre “El judío (y no lo judíos, como lo transcriben ahora) en el misterio de la Historia (“Le juif dans le mystère de l’Histoire”) Se me caía de las manos la verdad sea dicha –después de haberla mencionado y elogiado tanto, sin leerla, de muy joven-, como una contradicción o ambigüedad fundamental: ¿misterio de salvación o de iniquidad? Es lo ue no dice ni es capaz de dar respuesta a ese interrogante fundamental, porque la primera parte de la obra es una alabanza o una letanía de piropos -bíblicos (o judeo/cristianos)- hacia el pueblo/elegido, que viene a echar por tierra la segunda parte donde trata -en concreto(…)- de los judíos, encarnaciones del Judío con mayúsculas, en la Argentina de su tiempo (…).
Por eso fracasó Tacuara y por eso no se habla más ni de ellos ni de él que fue su padre fundador y su capellán, de este lado de las barrera (nótese bien) como le reprochaban los de la TFP, él que nunca tuvo que afrontar -por sorprendente que pueda parecer igual que el padre Llanos- problemas canónicos, como los tuve yo y los que seguimos a Lefebvre: y es porque en el Vaticano, en la Curia. en los aposentos papales, no lo tenían claro tampoco (…) Un fuerte abrazo (y todo dicho sin acrimonia, y con moral de victoria)
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