domingo, abril 29, 2018
LA MANADA Y YO
Weinstein, el judío/magnífico (y violador) de Hollywood por quien vino el escándalo y la guerra de sexos en el mundo entero, en España –y en la prensa extranjera con los macho/españoles, y el machismo/español- de preferencia. Y con el caso (triste) de la Manada –de página de sucesos- la guerra arde -y rabia- más que nunca. ¡No a la difamación de la diferencia sexual -o de la virilidad- no a la guerra de sexos!
Escribir contra sí mismo, lo llamaba Umbral. Y es la idea que me viene una y otra vez a la mente tras esas ansias impetuosas e irreprimibles de ponerme a escribir –a darle a la tecla quiero decir- sobre el caso en ascuas –de La Manada- , echando chispas, qué digo, ardiendo a todo arder – de indignación claro está- en las redes sociales. no más que en la prensa escrita. Contra mí mismo, léase contra las ganas – por las buenas, porque sí, lo confieso- que me entran de ponerme a defender una conducta indefendible y unos protagonistas impresentables y disculpables a la vez, tal y como se presentan los hechos. La nota de intimidación -y de amenaza (velada o no)- -parece desde luego irrefutable, y es por el examen y consideración de los hechos al pormenor, y no por mucho que lo griten o voceen o aireen las feministas. Y no hablo de oídas, sino de muchos años –toda una vida (casi), se diría- bajo amenaza e intimidación en España o en la expatriación, no por razón de mi sexo viril eso no, pero si de mi pasado –individual o colectivo que no pasan el uno como el otro- y de mis ideas políticas o más grave aún, político religiosas, más grave e ineluctable (), y escandaloso en el caso de las primeras que en el de las segundas.
La chica –en estado de ebriedad (no se olvide)- se sintió a todas luces acorralada e intimidada sino amenazada y no hay que ser psicólogo profesional para darse cuenta y hacerse cargo. Aunque no hubiera violencia física. Esos son los hechos escuetos, de páginas de sucesos o de actualidad judicial, y no más que eso. Y luego está todo lo que acompaña a aquello que es de lo que me dan ganas de escribir y no de otra cosa. De la guerra de sexos a todo meter, que parece que con este u otro suceso infeliz o o desdichado, ha encontrado en España su teatro de operaciones que ni pintado. Y en los españoles, sus protagonistas ideales (o más bien de caricatura) Y en la que estoy metido de lleno aquí en Bélgica como todos aquí saben, desde ya hace un buen rato. Con pleno derecho pues a sentirme o darme por aludido (…)
De la guerra de sexos, libera nos domine. Que lleva propagándose y haciendo estragos -pronto va a hacer un año- por culpa del caso Weinstein, un magnífico, del pueblo magnífico –elegido- que por eso a toda luces se creyó todo permitido (…) Y los demás –otros pueblos y otras naciones (consintientes, sin decir ni pío, sin abrir la boca) - estamos pagando el pato por aquello –ley de bronce de la historia- de que pague uno por todos. Contra eso es realmente contra lo que me he puesto aquí a darle la tecla. Por indignación, y no se me tome a broma a chacota, provocación o a otra cosa. Separación de poderes, independencia judicial, lo digo y reafirmo –y en voz alta, más que nunca- con la fuerza moral que me da el haber echado repetidas veces, truenos y venablos desde este blog contra un gobierno (en ciernes) de los jueces, en capítulos diferentes de una operación de acoso y derribo –contra Rajoy- con mucha semejanza respecto la que estamos viendo ahora. No corresponde -en modo alguno- a la voz de la calle el definir o el tipificar delitos o figuras penales, o el qué es o el qué no es una violación-y no digamos un acoso (sexual) (…)- , por mucho que griten en las calles y plazas o por mucho que canten o canturreen en los campos de fútbol.
Porque si los hechos (como más arriba dije) están claros, su calificación jurídica –a falta de pruebas sobre todo (nota bene) - no lo está, ni mucho menos. Hubo delito y sus autores o coautores fueron condenados y penados. Punto. Eso es lo que cuenta. Por eso indigna toda la indignación (tan indignante) que se ha montado en este asunto. Caso de la Manada, crimen de León, comparaciones odiosas, pero que se imponen a veces como ahora, tantas son las semejanzas entre un caso y el otro. Dudándose en este segundo caso, entre asesinato y encubrimiento el juez zanjó -conforme a derecho-, ante el escándalo y el desconcierto de una buena parte de la opinión. Y entonces brilló ensordecedoramente por su ausencia la voz –y el alarido- de las feministas. ¿Porque en un caso se trataba de una miembro de la Policía Nacional, y en la otra, un (ex) miembro (del sexo varón) de la Guardia Civil (nunca suficientemente denostada, en España y no digamos en el extranjero) y otro del Ejército (que lo fue)? Por lo que fuera ¿Hacia otro 15-M? Libera nos domine. No creo que lleguen esta vez por más que se esfuercen en aventar la protesta e indignación en ciertos medios.
Y en alguno de ellos se diría que lo hacen curándose en salud, de escándalo pasados ( y videos por medio) y no digo nombres. Y esa es gran amenaza no la impunidad sino la indignación y es por lo que revela –igual que en la serias dolencias o enfermedades, de más grave aún (…).-, como un síntoma, De la degradación de una sociedad y de una (gran) nación, y de su decadencia. Igual mutatis mutandis que el fenómeno de la corrupción política y su corolario subsiguiente de la histeria por ese motivo orquestada y desatada en los medios. La indignación judeocristiana dio cuenta del Imperio romano. Así lo dejé sentado en un articulo de este blog hace ya no se cuantas lunas. Por eso (en el fondo) renuncié a las promesas de mi bautismo, y que se piense de mí lo que se quiera. Y fue cuando le vi el rostro –de indignación tumultuaria, callejera- que asomaba el plumero (es cierto) desde el concilio vaticano segundo pero que a fe mía no lo había visto nunca antes cara a cara y frente a frente, como así se lo vi entonces. El 15 de mayo (de noche) -o el de días después- del 2011 en la acampada de la Puerta del Sol. Cavilaciones mías, llamaron algunos –contrariados, avergonzados, escandalizados- a lo que me inspiró o me sugirió todo aquello pero es verdad que tuve entonces como una luz de profecía.
La Manada, crimen de León, comparaciones odiosas. Raquel Gago, ex - policía, dirigiéndose (en la foto) a la Audiencia Nacional durante su procesamiento(febrero 2016) Fue condenada por un delito de encubrimiento --tras la recalificación de crimen de asesinato conforme a lo que había sido previamente condenada-, en el caso del asesinato de Isabel Carrasco, asesinada –a sangre fría, con premeditación, y alevosía- a manos de Montserrat González y de su hija, Triana Martínez, amiga –o más que eso- de Raquel. ¿Dónde se vio entonces la protesta de las feministas?
De “profeta del pasado” se habló por José De Maistre, y era del efecto de imagen o parabólico -de parábola oriental- o ejemplarizante que tienen ciertos acontecimientos históricos –como le sucedió a aquel vizconde francés con la Revolución Francesa – que nos hacen ver y comprender más y mejor el pasado histórico, secular o profano o sagrado o sacrosanto o poco importa. Y es que para un viaje así no necesitábamos alforjas, querido Sancho. Me explico, si Pentecostés fue mutatis mutandis como la acampada nocturna de la Puerta del Sol tal y como lo daban a entender los indignados y sus entusiastas corifeos (no menos indignados e iluminados, y autorizados de la prensa escrita): con tanta mugre, -y promiscuidad-, y tanta oscuridad y ambigüedad en sus proclamas y en sus denuncias-, y tanta carga de violencia (larvada) y amenaza -.e intimidación y conmoción social - acentuada mas si cabe por su silencio, su carácter difuso, y lo confuso y demagógico de sus propuestas y reivindicaciones y por su pacifismo (hipócrita e insidioso) tan cacareado por los medios.
Como la violencia (subversiva) que acabó descargando en Hipatía, la doctora neopagana y neoplatónica de Alejandría que perdió la vida en una explosión (social) de indignación judeocristiana a manos de aquellos cristianos/primitivos (tan pacíficos y caritativos ellos) Y en la indignación callejera que ha desatado el caso de la Manada volvemos a ver -no lo puedo remediar- las orejas al lobo, léase el rostro, la verdadera natura de todos aquellos cuentos piadosos -judeocristianos- con los que nos mecieron (ay dolor!) de niños, nuestra infncia catolico/romana. De acosada a acosadora, la historia se repite en un sinfín de casos análogos de algunos de los cuales me he venido haciendo eco en este blog, y en los que no podía menos –y que se piense lo que se quier a- de darme por aludido (…)
De la chica (en estado ebrio) del suceso de los Sanfermines a la comandante Zaida Cantera, la institución castrense y su buen reputación o imagen siempre puesta en entredicho de una forma u otra. Y aunque solo fuera por eso, la circunspección se impone, por un deber indispensable de reserva aunque solo sea (…) ¿La mujer indefensa, en la sociedad actual y más en particular en la España, de nuestros días? ¿Y qué me dicen de la infancia desvalida tal y como lo ponen de relieve .tantas noticias y sucesos de la actualidad diaria, el caso Gabriel en primera fila de todos ellos? Por cierto, ¡donde estaba la protesta o las explicaciones de las feministas? A cierto tipo de mujeres, de todos es sabido, no les gustan los niños, ni el tenerlos ni el criarlos ni el soportarlos y lo digo o afirmo aquí con todas las consecuencias. Lo que da idea del alcance y de la naturaleza y magnitud del desafío al que asistimos que algunos comparan –entusiastas, por lo fatal sin duda e ineluctable (como les parece a ellos)- a la revolución (sic) del Neolítico. ¡Menos lobo! No nos intimidan ni nos impresionan.
La Verdad –con fuerza de cosa juzgada- frente a la algarabía y la violencia e indignación callejera. Frente a los chismes y los cotilleos -y las historias para no dormir (a cual más lacrimógena, y más macabra y horrorosa)- ¡PRUEBAS! ¡Y alto, a la difamación (misógina, puritana e hipócrita) del Amor –y del Sexo, y de la diferencia sexual- y a la guerra de sexos! Aunque estemos (¡ay dolor!) en nuevos tiempos del cólera
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