sábado, enero 20, 2018

SALVADOR BORREGO (OBITUARIO "INCORRECTO")

Best-seller en la América (ex) hispana. Medio millón de ejemplares, cuando va ya por la sexagésima edición. Crónica periodística de actualidad –y semi-secreta- de aquel gran conflicto y exponente de una visión americana (e hispana) –desde fuera (“du dehors”)- de la Segunda Guerra Mundial que fue eso sólo a medias: en la que se dejó de lado –(“pour compte”) -de testigos mudos, en primera mano y de primera fila- a todo aquel subcontinente americano. Lo que explica (sobradamente) su gran éxito de ventas. Acompañado de lo pertinente de sus planteamientos anti-globalización, tan (rabiosamente) actuales. Para desconcierto y desasosiego de los garantes –y censores- de lo políticamente e históricamente correcto. Y con el que no hay que estar (obligatoriamente) de acuerdo en todos los puntos y planteamientos de antemano
La noticia sin falta aunque con cierto retraso nos llega por la Red, del fallecimiento –a la edad feliz de (más) de ciento dos años- de Salvador Borrego, todo un hombre y además, una bandera o un estandarte, o si se prefiere un estandarte de nombre. El célebre historiador revisionista mejicano y periodista veterano al tiempo –antiguo corresponsal (años cuarenta) del diario Excelsior, de Ciudad de Méjico, el más importante e influyente de la prensa mejicana- nos deja además de su nombre (y de su estampa) una obra escrita inseparablemente asociada a aquél como legado, “Derrota Mundial”, uno de los grandes best-sellers -un millón de ejemplares cuando va ya por la sexagésima edición- de la América (ex) hispana en la posguerra. Crónica (palpitante) de actualidad más que libro de historia. Una crónica de actualidad de cerca y de primera mano –en la condición de periodista y reportero estrella (en política extranjera) de su autor. No la leí, me curo en salud de inmediato, aunque ahora me propongo hacerlo de urgencia y a toda prisa y dar cuenta por cierto a mis lectores, lo prometo
.
Salvador Borrego. Su muerte –a los ciento dos años (…)- parece como si le redimiera. Y es de la mala/imagen –de escritor panfletario, sin rigor- que le acompañaba a sol y sombra y de la que yo también (confiteor) fui victima. Y es sobre todo a tenor del consenso unánime en el homenaje póstumo que se le habrá brindado los medios mejicanos, de muchos de los que fueron colega suyos en la profesión periodística: un historiador solvente, periodista de prestigio –reportero estrella del diario Excelsior (años cuarenta)-, Salvador Borrego, y gran autor contemporáneo de nuestra lengua española, a la vez que profeta de una Derrota Mundial –en el 45-, a las ancas o tras los pasos del cual me puse yo –sin saberlo ni sospecharlo tan siquiera- a anunciar la derrota/española en aquellas mismas fechas. Nobleza obliga el reconocerlo
Y no lo hice (antes), presa -yo como tantos otros- del problema de imagen que arrastraba su autor de lo que las claves de explicación –caigo sólo ahora (absorto) en la cuenta- las dan no sólo su (plenamente asumido) “revisionismo” (histórico) sino –sobre todo, yo apostaría- ciertos sucesos luctuosos que sacudieron brutalmente hace ya años la actualidad de política interior de aquel gran país de América, tales que el asesinato (el 17 de septiembre de 1973) del empresario mejicano y gran magnate en el mundo de los medios de aquel país, Eugenio Garza –especie de Berlusconi mejicano con décadas de adelanto-, a manos de un grupo terrorista de extrema izquierda, por detrás de lo cual Salvador Borrego vio la (larga) mano del ex presidente –anti-español y pro-marxista- Luis Echevarria, lo que no se privaría de denunciar públicamente con la franqueza y el valor que siempre le caracterizaría.
Eugenio Garza. Un Berlusconi “a la mejicana (o un Carlos Slim “de derechas”) . Su muerte –el 17 de septiembre de 1973- fue uno de lo sucesos luctuosos que mas hondo habrán sacudido la convulsa historia contemporánea en aquel gran país de la América (ex) hispana- Propietario y promotor de toda una cadena influyente de diarios –“Sol de Mejico”, “Sol de Guadalajara”, “Sol de Aguascalientes”…y “Sol de Monterrey” (aunque sólo en fallido proyecto este último, por culpa de su muerte) - su asesinato fue (valientemente) denunciado por Salvador Borrego que veía en aquello la (larga) mano del ex presidente (marxista, y anti-español) Luis Echevarria. Y eso, mas tal vez que su revisionismo histórico, explica con creces el boicot y las campañas de descrédito de las que Salvador Borrego se vería objeto. En el mundo entero
Y esa es sin duda, esa faceta tuya tan sobresaliente (y polémica y discutida), lo que le vale hoy –ante mi gran estupor y sorpresa, de nuevo- el consenso casi unánime e indiscutible –por muy crítico que lo sea- en el homenaje vertido en su nombre de la prensa mejicana, algunos de ellos, directos e íntimos colaboradores suyos, en la hora de su muerte. No leí “Derrota Mundial” pero ahora me siento capaz de adivinar algunas de sus constantes o principales líneas directivas, en esa óptica nueva que me brinda –de forma absolutamente inédita- la noticia de su muerte y a la hora de enfocar y de abordar su obra. La que veo a partir de ahora como exponente emblemático –sin leerla ya digo tan siquiera - de una visión un tanto exterior –“du dehors” (en la conocida fórmula maurrasiana)- de una (segunda) guerra mundial que lo fue sólo a medias y fue en la medida que dejaría a un lado todo un continente –o un hemisferio, la América (ex) hispana- de testigo mudo y silencioso, y cercano a la vez y en primer fila, y de la que Borrego se irguió en portavoz –y en solitario- en su celebre obra durante décadas. Y ese protagonismo por pasiva y de primera mano a la vez del subcontinente americano en el último conflicto mundial me parecía especialmente puesto de manifiesto en la ultima novela del escritor americano James Ellroy –“Perfidia”- con un telón de fondo històrico del bombardeo de Pearl Harbor –y otro geográfico, del área o zona de California (San Francisco y Los Ángeles) y de la costa Sudeste de los Estados Unidos- y de la movilización de la opinión pública y de sectores influyentes de la sociedad americana en un sentido beligerante e intervencionista– como la Policía Federal-, a costa de los blancos o enemigos visibles que aparecen claramente señalados –como chivos expiatorios por designación- en la novela, a saber, la comunidad inmigrante de origen japonés –victimas directas e indefensas de un clara (y descarada) explosión de racismo antijaponés y de xenofobia-, y el vecino del Sur –representado en la policía mejicana de fronteras (y en algunas de sus figuras mas destacadas, de entonces)- a los que Ellroy atribuye indistintamente posturas y simpatías pro/facistas. Sin pruebas. Razón (sin duda) de más para que se me acabase cayendo e las manos esa novel y –la primera vez que me ocurre- con ese autor- no acabase de leerla. ¿Autor indigerible o indigesto, Salvador Borrego, para una sensibilidad europea (incluso para españoles)? ¿Por su extremismo y sus planteamientos (concordes) que adolecen –o pecan- de absoluta originalidad –como la puntualidad mejicana (de este lado del charco)-, sobre todo al verse traducidos a otras lenguas? Una pregunta (incómoda) con la que pongo ex profeso el dedo en la llaga del problema que este autor –“incorrecto” si los haya- plantea, inseparable del problema histórico que Méjico –como todo lo hispano, es verdad- plantea aquí, de este lado del Atlántico, y me refiero en particular a los belgas.
Portada (en 1907) del diario "XXe siècle", órgano de la Asociación de la Juventud Católica Belga (AJCB) –modelo matricial de la ACJM (Asociación Católica de la Juventud Mejicana, uno de los brazos ejecutores del movimiento cristero -y de ahi, en argot mejicano aun en vigor en la actualidad, el término de “ajotacemeros”. Tras el atentado por José De León Toral que costó la vida al presidente (masón y anti-clerical) Eduardo Obregón, Leon Degrelle les expresó desde esas páginas su aplauso más entusiasta (“¡Bravo!”) Un poco después –y siempre bajo los auspicios de altas jerarquías de la iglesia católica belga- viajó a Méjico y entró en contacto con los insurrectos enviando artículos entusiastas en su apoyo publicados en Le XXe Siècle todos ellos. Y es de señalar ese protagonismo “mejicano” y pro-cristero del líder rexista belga y de su movimiento, si se le compara sobre todo con la atonía –total, sepulcral- que observaron en ese asunto movimientos españoles afines a Rex (como los carlistas o la Falange) Botón de muestra irrefutable de la ascendencia y del prestigio entre los cristeros mejicanos del catolicismo belga –en detrimento del español por cierto- y por ende del innegable responsabilidad histórica de este último en aquella espantosa tragedia. A izquierdas y a derechas, lo mismo tras Salvador Borrego como del escritor Juan Rulfo (boom de los sesenta), la sombra de la guerra civil mejicana y de la tragedia cristera
Como todo lo hispano, sí, y más aún si se tiene en cuenta esa conexión histórica (especie de American connexion Méjico-Bélgica), desde los tiempos del (infortunado) emperador Maximiliano y de su fallida aventura mejicana, tan malograda (a causa "nota bene de "Tirano Banderas", el gran espantajo de Valle Inclán, y de la Revolución Mejicana que inspiró aquél -trasunto de Porfirio Díaz, gran adversario del emperador Maximiliano- (lo que los españoles ignoran)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

https://www.iberlibro.com/buscar-libro/titulo/derrota-mundial/autor/salvador-borrego/

Quienquiera que pretenda tener criterio sobre la guerras de 1914 a 1918 y de 1939 a 1945... debería leer "DERROTA MUNDIAL".
El hecho de que esta obra no se pueda encontrar en ninguna libreria o biblioteca pública de España (y supongo que de casi todos los paises del mundo)...demuestra que es una obra de obligada lectura...
Arriba hau un enlace a iberlibro... y creo que también está en versión pdf en internet

https://archive.org/stream/DerrotaMundialSalvadorBorregoE/Derrota%20Mundial%20-%20Salvador%20Borrego%20E#page/n0/mode/1up

Esta obra se venduó durante años en La Cuesta de Moyano, en Madrid...
pero ahora es muy dificil de encontrar...

Juan Fernandez Krohn dijo...

Gracias por tu mensaje. A esa Cuesta de Moyano le he cogido tirria y alergia, tan asiduo que era yo allí –como tantos otros- muy joven, casi desde niño. Y a fe mía que ya no me ven –hace mucho- por allí, ni me verán. Signo (triste) de los tiempos, y de la España de hoy. ¡Y alguno de mis lectores me llama “taciturno”! Nostalgia (honda) más bien, de “un mundo que reía” –precisamente aquél-, como cantó (tristemente) Francisco Umbral. Un fuerte abrazo