sábado, noviembre 14, 2020

DONALD TRUMP Y LOS SABIOS DE SIÓN (2)




 

Sábado 14 de noviembre Washington, delante del Capitolio (hace unas horas) Foto de primer plano –en la Red no hay otras (…)- de la manifestación denunciando el Gran Robo de las elecciones USA, y el Bidengate a costa de Donald Trump

No es culpa mía, no. Y es si me queda (fatalmente) la impresión que los franceses expresan mejor –¿claridad cartesiana obliga?- lo enrevesado de una situación internacional, como la que atraviesan ahora los americanos con lo que Alan Soral –que aquí ya presenté- llama (genialmente) el Bidengate, en lo que se ve a fe mía cargado de razón. Y es en un desafío a escala planetaria que protagonizan ahora los MMF (Multimedia Fusion), de los que no sé –¿vieja/generación (no/digital) obliga también?-  poco más que el que entre ellos se incluyen el celebérrimo sistema (virtual) Dominium, conocido universalmente en lo sucesivo –por la masa profana quiero decir-, desde que los tests de Donald Trump le hicieran mundialmente celebres poniéndolo en la picota, y es en las acusaciones a su rival de fraude y de corrupción. Moviendo así, Donald Trump, ficha y ¡de que manera! ante los medios –de la prensa global (“mainstream”)- que le ametrallan a su vez desde el pasado 4 de noviembre (“urbi et orbe”) con el reproche de la falta de pruebas (sic), erigiéndose así en jueces inatacable cual vestales irreprochables y rodeadas del escudo protector de la presunción de inocencia (¡santo dios!) Y para lo que Soral se apoya en el éxito (arrollador) del best-seller en Francia de ultima hora, “Hold Up. El virus del complot” 


 

Edición mas divulgada en lengua española de la célebre obra de Henry Ford, que nació y vivió en Detroit, en el estado de Michigan, escenario principal de las elecciones USA y del Gran Robo del que se ve blanco Donald Trump: gravitando sobre ellas de muy cerca, es cierto, aquella obra famosa. Lo que dice por ejemplo, de los Protocolos de los Sabios de Sión: “demasiado profundos en su conocimiento de los engranajes secretos de la vida para tratarse de una falsificación (“un faux”)”

“Parano” yo? El problema de la paranoia, de los que la sufren (no se donde lo leí) –o de los que cuelgan con ese sambenito, mejor- es que llevan a menudo razón (…) Cargados de razones y de motivos –yo y tanto como yo- como los que sobrevuelan ahora más que nunca, en esta fase electoral USA tan llena de incertidumbre- al lector más inocente y desprevenido –a través de páginas y más páginas de los Protocolos de los Sabios de Sión. Un plan –con sus protocolos de conducta y de actuación correspondientes- de dominación mundial que parecen cumplirse –“maravillosamente” (Hugo Wast díxit), al pie de la letra- en la pandemia en curso que forma el telón de fondo –se quiera reconocer o no- de las elecciones en los Estados Unidos y de los chanchullos y trampas correspondiente con los que se está intentando robar la victoria de Donald Trump, ante el escándalo (de protesta) in crescendo de una gran mayoría (allí) de la población. Y lo que me lleva a darle la razón a Soral –a riesgo de que se me acuse de perder la razón (...)- es eso que dice o deja a entender que el objetivo ultimo de este plan concertado al que absortos asistimos no es otro que el de hacer perder la alegría o el gusto de vivir (en francés, “joie de vivre”) a la totalidad el planeta, al conjunto de su población. Y fue el leer eso y el recuperar ipso facto de golpe el optimismo que se me había ido hace tiempo –al ritmo de la pandemia es cierto - en este mes de noviembre tan oscuro –y tan belga-, antesala de un invierno que amenaza ser –para “nosotros”- tan largo –y tan duro- como los de entonces –cuando los Países Bajos de entonces (Les Pays Bas espagnols) (…) Y fue ahí, es verdad, cuando se me fueron todas las vendas y escamas de los ojos, y todos los prejuicios y complejos y me vinieron de nuevo las ganas de vivir, y me dispuse a darle a la tecla afrontando a la faz del mundo (y por que no?) las acusaciones –que ya oigo venir- de conspiracionismo, de propagandista de teorías de la Conspiración. En la epidemia del Covid, como en las elecciones en los Estados Unidos, y como en el debate –de nunca acabar- sobre la falsedad o la veracidad de los Protocolos de los Sabios de Sión. Lo que da idea del desafío magno –en el plano psicológico y no sólo- que parece querer enfrentar por su cuenta Donald Trump (a su gran honor)


Mi detención en Fátima (en la foto, dandole la vuelta al mundo ya no sé cuantas veces, ¡dios!), hace casi cuarenta años (13 de mayo de 1982) Y el acoso y persecución del que he venido siendo objeto (sin pausa ni descanso) desde entonces, en los medios –tras haberlo sido en la cárcel portuguesa, en Lisboa y en la cárcel de máxima seguridad de Vale de Judeus (que no requiere traducción)(...) (…)- sólo se explican –sólo me doy cuenta ahora tras el robo en los medios de la victoria electoral de Donald Trump (o Felix Culpa!)- por la lectura de los Protocolos de los Sabios de Sion”: “Para quitarle al crimen político (sic) su aureola de arrojo -o de braveza (de “bravoure” en francés)- colocaremos a los que los hayan cometido en el mismo rango de los demás criminales, e irán así con los violadores, los asesinos y otros malhechores del mismo género odioso, y la opinión publica no hará así diferencia entre los crímenes políticos y los vulgares y los llenará de un mismo oprobio a todos” (XIX Protocolo) Y eso sólo explica la aureola de infamia (sic) –pena (del Antiguo Régimen) desconocida en democracia- que alimentan -en campañas de linchamiento- a mi costa y por mi cuenta sin pausa ni descanso (e intermitentemente) los medios –españoles y extranjeros- desde entonces, y el tratamiento de reo de derecho común -en teoría, y en la práctica mucho peor que el de ellos aún-, de lo que fui objeto en la cárcel portuguesa, negándoseme (obstinadamente) el tratamiento de preso político o el de “preso de conciencia”. Con lecciones de moral incluso ("par dessus le marché", de lo más sabrosas), de profesionales (españoles) de los Derechos Humanos que me animaban a aprenderme así bien la lección (de la democracia, de los derechos del hombre y toda la canción). ¡Alto a la criminalización! Y eso explica también las acusaciones (gratuitas, infundadas,anónimas e insidiosas) de acoso sexual (sic) -rayanas en las de violación- el pasado año aquí en Bélgica. Y también la etiqueta de desequilibrado (mental) –con nota de infamia (y túnica blanca) (...) en la Antigüedad y en el Oriente judío (el de la Pax Romana)- que los medios me endosan una y otra vez, sin pruebas (sic) -mejor dicho pese a un aluvión de pruebas de mi equilibrio mental- y sin la menor justificación (…)  “Criminal político o “aprendiz de terrorista” (El País díxit), eufemismos hipócritas –como los de “loco”, de “fanático” o de “iluminado”-, buscando descalificar y mancillar así los innegables móviles políticos e ideológicos –o político/religiosos (de “política religiosa” (Maurras díxit”)- de mi actuación (incorrecta) en Fatima entonces. Infundios. Inspirados y motivados –lo digo y lo mantengo- en los Protocolos (judíos) de los Sabios de Sión

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