lunes, agosto 11, 2025

"PESTE SEXUAL", ENTRE ECLESIÄTICOS


 


    
Juan Pablo II, y detrás de él, RogerVAN GHELUWE -campeón (nota bene) de la causa anti-abortista- al que aquel pontífice acababa de nombrar obispo de Brujas. Poco antes de que el referido eclesiástico se viera envuelto en un escándalo de pedofilia, reconociendo haber abusado de antiguo durante años, a un menor sobrino suyo (que le acusaba) Modus operandi de la Iglesia conciliar (o posconciliar) y en particular del papa Wojtila: encumbrar a campeones de la campaña contra el aborto (por el derecho a la Vida) -como el referido eclesiástico belga- de coartada perfecta para encubrir y desviar la atención de la opinión pública (mundial) y de los fieles, de la lacra de los abusos  (bajo su pontificado)     A LA ATENCIÓN DE SANTIAGO ABASCAL

Pederastia , o -sin tanto eufemismo- pedofilia, léase, uso y abuso sexual de menores, varones impúberes en particular. Por parte o a manos de eclesiásticos que es el detalle circunstancial que habrá devuelto a esta lacra ancestral -hasta endémica (sic) que así es como se la podría calificar- al plano de la más rabiosa actualidad. Y más aún, tras verse abordada por Santiago ABASCAL en su acerbo litigio con la Conferencia Episcopal adentrándose así en una zona de aguas profundas -y creo saber expresándome así de lo que hablo-, o en camisa de once varas, en expresión castiza. A saber, la de la política/religiosa un terreno virgen de analistas y comentaristas en el que creo haber navegado en solitario, dentro y fuera de este blog, y en lo que resulta ser -por aleas o factores múltiples y más o menos transcendentales aunque aquí no vengan mucho al caso-, una excepción o particularidad marca España, como creo que haya pocas.  Un consejo o asesoría pues, lo que aquí (modestamente) ofrezco al combativo líder político español, del que más arriba hago mención, y al que veo -y no me duelen prendas el afirmarlo- en (serio) peligro de naufragio. Haciéndome así el eco de una (pluri) milenaria aprensión que se vería ilustrada en el párrafo memorable de una de nuestras principales joyas literarias, "con la Iglesia hemos topado, querido Sancho"

Escrúpulos y temores pues fuera de nuestra órbita, con la lección bien aprendida de nuestras propias derrotas (y fracasos) y de las de aquellos que en ese terreno tan letal nos precedieron. Dentro y fuera de nuestras fronteras pues, aunque con especial atención y particular enfoque, y la mirada puesta -como ya anunciamos- en la crónica de actualidad político/religiosa en su vertiente española. Pedofilia eclesiástica enmarcada pues en su contexto histórico indispensable, que nos obliga como una lacra o plaga (bíblica) de nuestro tiempo, a situarla o resituarla en un espacio de tiempo de los años que se siguieron al Concilio (o temprano pos/concilio), y que coincidirían con gran parte -en una segunda fase (tardía) del mismo- del pontificado del papa WOJTYLA (Juan PABLO II)- y a mí que me registren-, lo que se pondría clamorosamente de manifiesto con escándalos de ese cariz -en particular, el caso MACIEL- que estallaron precisamente, saliendo a la luz, en sincronía con el fallecimiento del referido pontífice. 

Y aquí me permito destacar una particularidad significativa en extrema de dicho pontificado, y fue el énfasis rayano en la obsesión por el (llamado) -en un lenguaje políticamente correcto en extremo, prestado en directo a la Constitución alemana (anti-nazi, de posguerra)-, "derecho a la Vida", lo que se vería plasmado en beneplácitos y plácemes eclesiásticos -al mas alto nivel- para con las campañas anti-abortistas que empezaron a surcar -sin mucha distinción de países envueltos- la redondez del planeta.  Y en lo que creo haber podido observar una desazonante coincidencia y fue que la mayor parte de campeones eclesiásticos de la campaña anti-abortista y que como tales se verian recompensados con fulgurantes carreras eclesiásticas -solideos episcopales y birretes cardenalicios incluidos-se verían salpicados desde sus puestos jerárquicos en (resonantes) escándalos de pedofilia. Y pienso en particular en un caso que me pilló de cerca por razón de mi estancia en Bélgica, del Obispo de Brujas, protegido del papa WOJTILA que le aupó en su carrera fulgurante tan espectacular, y que en cierto modo le continuó protegiendo tras su caída hasta el punto que el referido eclesiástico no habrá podido ser hasta ahora -contra lo que prohíbe expresamente el  código de Derecho canónico- ser reducido al estado laico. Por lo que no me parece gratuito o infundado el sostener la tesis que al hilo de todos esos desenvolvimientos habrá venido concibiendo y formulando mayormente en mi fuero interno: y es que el derecho a la Vida y las campañas anti-abortistas no habrán servido a la Santa Sede más que de poderoso pretexto o coartada a la hora de camuflar o de desviar, de la lacra sin remedio -como una maldición o calamidad bíblica- de la pedofilia eclesiástica,  la atención de la opinión pública (mundial)  -y de sus propios fieles

Todo lo cual me llevaría a calibrar y a delinear más y mejor cada vez lo que se puede en rigor denominar problema del sexo (o con el sexo) que arrastra el cristianismo y en particular la Iglesia católica, denunciado mayormente -siguiendo así las trazas de NIETZSCHE y de sus críticas y denuncias en "El Anti-Cristo"- (bajo la acusación de peste sexual) (sic) -y no nos duelen prendas el afirmarlo- por los nazi/fascismos. Y es significativa en extremo a este respecto la anécdota que entró en circulación tras la visita a España de Heinrich HIMMLER al final de nuestra guerra civil. quien replicando a las acusaciones que le lanzaban -de persecución religiosa- monjes (catalanes) de la Abadía de Montserrat, replicó con los casos de pedofilia eclesiástica que se habrían producido en Alemania (bajo régimen nazi)

Heinrich HIMMLER con monjes de Montserrat -el de espaldas (izquierda de la foto) es el (futuro) Abad ESCARRE. Durante su visita a España (tras finalizar nuestra guerra civil, en 1939). A unas referencias de los monjes durante la visita a la persecución religiosa en la Alemania nazi, el dignatario alemán replicó con casos registrados allí de abusos de menores a manos de eclesiásticos. No era una simple anécdota, sino un simple eco de la acusación -de peste sexual (sic)- que lanzaron al cristianismo y a la Iglesia católica los nazi/fascismos. Y la plaga de pedofilia en la Iglesia conciliar (y posconciliar) no viene a ser más que el último botón de muestra del problema con el Sexo (sic) que registró el cristianismo primitivo, perpetuado a través de los siglos


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