martes, diciembre 12, 2023

PAZ EN UCRANIA!

 


 

Jean JAURES, figura emblemática y carismática en la historia del socialismo francés (y durante el periodo de entreguerras), de su vertiente "neo-socialista" (revisionista) Que hizo del pacifismo (germano/francés)  -por encima de sus posturas socialistas, idealistas, no/marxistas- la idea estelar de su programa de acción política y diplomática. Lo que le costó la vida, a manos de un fanático anti-alemán, muerto a su vez  en Ibiza durante la guerra civil, a manos de rojo/republicanos tan anti-alemanes como él (en 1936). Preteridas y (olímpicamente)  olvidadas, su figura como su obra, en la memoria histórica de signo francés que se me transmitió (a modo de perfusión) en mis años del seminario de Ecône. IN MEMORIAM (en señal de rehabilitación, y de lección de historia y de memoria en la guerra de Ucrania)

El pacifismo es una postura, una opción perfectamente legítima, quién lo podrá negar. La opuesta o contraria -la de la guerra-, también lo es. Que si la guerra es "divina" (De Maistre díxit), no lo es menos la paz, la paz -eterna- en la tierra, Paz de Dios, de la tradicion medieval europea. Independientemente de la formas y expresiones que esa opción -pacifista- cobrase en los tiempos modernos y en particular en la era contemporánea y en los tiempos de posguerra, y pienso en particular en el pacifismo pro/soviético -de agit prop- de la Guerra Fria, y en la forma más sinuosa e insidiosa de todas las de aquél, que encarnó en Polonia el movimiento (católico) PAX (de triste recordación) Frente a ellos se insurgía una (rancia) tradición diplomática europea -de signo pacifista-, que surca el pasado siglo y el anterior a través de las dos guerras mundiales, que el desenlace de aquellas arrumbaría en el cuarto de los trastos viejos o en el baúl de los recuerdos y que se reviste no obstante de la más absoluta pertinencia y de la más rabiosa actualidad al calor y al fuego de la guerra en Ucrania que aqui habré abordado en particular. 

Con una toma de posición o de partido de lo que no me retracto ni una jota, pero que se merece (a mi juicio) una mínima puntualizacion en las entradas de este blog. Y es de un pacifista a ultranza -en el sentido más (históricamente) autorizado de la palabra, tal y como la tengo expuesto y explicado más arriba- que denunció desde mucho antes que rompiesen las hostilidades allí- los caminos de la guerra (sic), que ni alenté ni propicié, y que ante los hechos consumados -y tratando de paliar mentalmente aunque sólo fuera los horrores de la guerra (más horrorosa hoy que nunca)- di mi opinión y formulé en toda libertad y desinteres mi postura (pro-rusa), y por qué no? 

No es óbice qu postulé sin descanso a la vez, al compás o al vaivén de los acontecimientos y de las noticias a cuentagotas que nos llegaban del campo de batalla, y a (calculada) distancia de la furia de los debates y de la polvareda de la polémica y la discordia entre intelectuales- un cese-el-fuego y una paz -por territorios- que ahorrase sufrimientos a la población (blanco predilecto de los bombardeos de atrición) Haciendo así oídos sordos a la guerra de propaganda (a todo arder), y a la des-información -y a la avalancha de todaa clase de noticizs "fake" (en aluvión)-, sin condenas previas y sin emplazamiento de ninguno de los bandos (ante la opinión), ni sanciones ni embargos de la clase que fueran, tan aciagos y funestos como la historia de los dos conflictos mundiales nos lo probó. Y como lo postuló e intentó sin éxito la tradición diplomática del pacifismo, gran vencida o perdedora en el campo de las relaciones internacionales, en  el siglo pasado y en el anterior. 

Y pienso en particular en el pacifismo francés de la última de las dos guerras, (fatalmente) tachado de filo/nazi, y también en el de la Gran Guerra y me viene a la mente, revestida del mayor interés, la figura olvidada (y a la vez fuera de toda sospecha en alguien como yo), preterida por mí (confiteor) hasta hoy, y tal vez la más carismática en la historia del socialismo francés, y me refiero a Jean JAURES. Quien optó por la paz entre las dos grandes naciones de Europa y lo pagaría con la vida, lo que ya de por sí se merece la reexhumación de la que aqui le hacemos ahora objeto, la verdad. Lo que refrendó lo más auténtico y vigente de su actitud y postura pacifistas. 

Un olvidado, Jaurés, en la memoria histórica de signo (y color) francés que se me me trasmitió -a modo de perfusión- en mis años del el seminario de Ecône. Y con él, otra figura rodeada de un halo alli de malditismo, la de Aristide Briand, coco o espantapájaros u ogro mayor de la Accion Francesa, que en su larga trayectoria política y diplomática nunca se desvió o transigió ni un ápice en ese punto, erigiéndose así en referente mayor del pacifismo que vino después, el de la Segunda Guerra Mundial, que tuvo su mayor figura -a menudo aqui recordada- en Pierre LAVAL. 

Y a todos ellos les convoco en este articulo y en la tesitura en la que nos sitúa el previsible desenlace de la guerra en Ucrania en sus últimas boqueadas, con todos los visos, cierto, de estar a punto de terminar: si los artificieros o consabidos botafuegos no consiguen prolongarla en el horizonte amedrentador de una nueva guerra muandial. En prolongacion de "la guerra civil universal (NOLTE dixit) del siglo XX", y en su ultima y acabada versión, la de la guerra nuclear. PAZ POR TERRITORIOS YA!!!



 

Aristide BRIAND (1862-1932) gran dinosaurio -y camaleón- de la política francesa del primer tercio del pasado siglo (XIX) Once veces presidente del Consejo de Ministros y 26, ministro en la III República. Coco y ogro mayor de la Acción Francesa (y como tal, mal/recordado en Ecône) Y con razón: que supo servirse de ellos -él, anticlerical y notorio masón- de chivos expiatorios en su política de acercamiento con la Santa Sede tras su ley de Separación. Lo que llevó (29 de diciembre de 1926) a la condena pontificia de aquella (del movimiento la AF, y su líder y fundador, Charles Maurras) Gajes de la democracia y de su politica/religiosa (...) El pacifismo -y la reconciliacion franco/alemana- la única postura en la que (tampoco él) nunca transigió (sin dejar de favorecer -eficazmente- los esfuerzos de guerra cuando la guerra estalló)  De ahi su rivalidad intratable con el "tigre" (belicista) CLEMENCEAU, y el apoyo y la amistad que le brindó otro rival encarnizado de este último, el que fue presidente de la República, Paul DESCHANEL. Convidado de piedra hoy -él como Jaurés- en las tentativas de paz y de cese-el-fuego en la guerra en Ucrania

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