miércoles, junio 28, 2023

"POLICRACIA" -ENTRE WAGNER y SHOIGU- LA RUSIA DE PUTIN

 

Serguei Shoigu, ruso no/étnico -de una minoría turcófona ubicada entre Siberia y el Asia Central- ministro de Defensa ruso y ogro por designación del jefe del grupo Wagner, Yevgueni Prygozhine. Tras los pasos, que me diga las huellas (Shoigu)  -y a las pruebas me remito (ver foto inferior)- de su modelo (de imitación) el general Zhukov, vencedor de la Alemania nazi al mando del ejército/rojo y caudillo invicto y triunfador en la II Guerra Mundial. Y bajo su sombra protectora, lo que le impidió (a Shoigu) de caer por la rebelión de Wagner y lo que le permite ahora de guardar el equilibrio en la cuerda floja tras los ataques de aquél, y ante un presidente Putin (aparentemente) indeciso y vacilante a la hora de asestar el golpe al nudo gordiano de una vez.  Y lo que ilustra el caracter poliédrico -léase policratico (sic)- del poder ruso  en la guerra como en la paz. Lo que la prensa española prefiere olímpicamente obviar


En la obra imprescindible en historiadores sobre el nacionalsocialismo, de Martin BROSZAT, ilustra sobradamente el historiador alemán el caracter "policrático" (sic) del régimen nazi, lo que viene fielmente a reflejarse  fatalmente hoy tras la riada de noticias que nos van llegado bajo el filtro de los medios, y es de los secretos mas recónditos -a ojos por lo menos de la opinion publica occidental- del Kremlin y del poder político y militar ruso tras la reciente rebelion ("abortada") contra aquél. Y lo que los medios de la prensa española parecen, decididos olímpicamene a obviar, por qué? Y es -se me antoja- por la barrera inmemorial -como un legado omnipresente del Cisma/eclesiástico Oriente-Occidente- que nos separa a los españoles en el plano de la Historia y el de la Memoria de Rusia y de todo lo ruso en general. Como lo prueba e ilustra fehacientemente la I Guerra Mundial que contó entre españoles una ingente masa de espectadores de partidarios de uno y otro bando entre aliadófilos -la inmensa mayoria al final de la guerra como cabia esperar- y unos sufridos y minoritarios germanófilos (sobre todo al final),  Pío Baroja entre ellos (a no olvidar) Y entre los aliadófilos, los franco/anglófilos  (como Valle Inclan) Pero rusófilos en cambio -a izquierdas como a derechas- no habia ninguno! (J....!) Por qué será?

Lo que explica esa sombra de olvido o de vacio (sobrecogedor) que habremos visto sólo ahora en el espejo tras la reescritura patriotica de Putin -en su reciente discurso- sobre el particular. Por el que aprendemos (sólo ahora) que ese sentimiento de victoria/robada -("vittoria mutilata", D'Annunzio)- que arrastraban los emisarios italianos (en camisa negra) del tratado de Versalles (tras la Marcha sobre Roma),  y ese otro análogo y comparable de "la puñalada por la espalda" (dolk in der druck) hondo anclado en el bagaje histórico del nacionalsocialismo alemán, se encuentra todo ello, como digo, igual que un eco -con las mismas fórmulas incluso y las mismas palabras- en la memoria histórica que los rusos por boca (autorizada) de su mandatario supremo guardan aún por cuenta de la I Guerra Mundial. Por culpa de una Revolución de octubre (del 17) que les asestó esa "puñalada" traidora, impidiéndoles recoger los frutos de sus victorias en el campo de batalla y consintiendo por el tratado de Brest-Litovski (3 de marzo 1918) -que Lenin y Trotski firmaron y patrocinaron a su vez- en pérdidas de territorios y en el desmembramiento de la nación (*) Y alimentada aquella en el espectáculo desmoralizante de los combatientes (derrotados, físicamente disminuidos, "samovars") de vuelta del campo de batalla, y en la protesta y desobediencia cívica frente a la leva obligatoria (tal como amenaza con reproducirse de nuevo hoy)  La Revolución, secuela de la guerra y de la derrota o en otros términos, producto o subproducto de aquellas, de factura prusiano-alemana como tal. 

Tal como lo vengo recordand en este blog, y como en su tiempo lo confirmarían las declaraciones ante el tribunal en el proceso que se siguió por el putsch (fracasado) de la cerveceria de Munich (8-9 noviembre  1923) donde uno de los implicados, el general Von Ludendorf -comandante en jefe durante la guerra junto con Von Hindenburg- asumio el protagonismo de los suyos y el suyo propio en la eclosión revolucionaria en Rusia y en uno de sus episodios mayores, tal que el traslado en tren blindado de Lenín hasta Rusia atravesando (en guerra) territorio alemán. Bajo su propia supervisión, así lo reconoció Ludendorff . Datos subyacentes como desperdigados (o desgajados) y a la vez hondo anclados en nuestra memoria colectiva, pero faltos en nuestra historiografia de estudios o análisis que relacionándolos unos con otros, les revistieran de luz propia y autentica significacion (2) Memoria viva de la I y la II Guerra Mundial, en las palabras y en los silencios como en los actos y en la actuacion de Vladimir Putin, en la crisis que acabamos de presenciar. 

Gravitando de cerca sobre él y sus principales subordinados, tales que el ministro de Defensa Serguei Shoigu, émulo/discipulo -hasta en los galones del uniforme, nótese bien- del general Zhukov gran vencedor de la Alemania nazi, y héroe mayor del lado ruso en la II Guerra Mundial. Combatiente (nota bene) en la primera fase de su carrera militar, y en su calidad de oficial del ejército imperial a las órdenes del Zar, durante la I Guerra Mundial. Lo que en España nunca nadie (o casi nadie)  se sintió en la obligación de resaltar. 

La historia rusa contemporánea y en particular la historia de su guerra civil, asignatura pendiente -como la guerra civil americana- de la historiografia española, tal como me fue dado observar a mi paso por el área cultural de la francofonía, léase mis años del seminario de Econe donde se conservaba de todo aquello -en contraste abrupto con la amensia española- una memoria presente y vivaz. Un legado ineluctable en suma de la alianza franco-rusa durante la I Guerra Mundial, que Vladimir Putin ahora -por razon de imperativo mayor (to be or not to be)- se siente como obligado de recordar

 Mariscal Zhukov, ilustración elocuente de la reescritura patriótica sobre la Revolución de Octubre (del 17) en el discurso en respuesta a la rebelión de los Wagner, de Vladmir Putin: de la época de oficial de aquél en las filas del ejercito imperial - y a las órdenes del Zar- durante la I Guerra Mundial

(*) : En Brest-Litowski -nueve meses antes del final de la guerra- Rusia cedió (graciosamente) Polonia, los Paises Bálticos, Georgia y last but not least, Ucrania también (...) Lo que fue visto como una traición (sic) por los aliados y por muchos rusos también, que pasaron (fatalmente ) a engrosar las filas de los Blancos (zaristas) durante la guerra civil. Tales aguas tales lodos (O como le dicen aquí, "a buen entendedor, salut!")

(2): Malos de la película, Rusia y los rusos, en la memoria colectiva de los Españoles, de la I Guerra Mundial!  Lo que sólo nos habra sido dado -victimas de ignorancia (moralmente) invencible,  por razón de fuerza mayor- de apercibir precisamente ahora entre los resplandores y llamaradas de la guerra en Ucrania, y en el espejo de la re-escritura patriótica de su propia historia, de la boca de Vladimir Putin. Como dicen los franceses, "a tout seigneur, tout honneur!"

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