domingo, enero 24, 2021

¿GUERRA EN EL MAR DE CHINA?


 

Doce incursiones de aviones caza (en la foto) y cazabombarderos de la China popular en el espacio aéreo de Taiwán en las últimas 48 horas, en clara provocación a la nueva administración norteamericana. Con Trump –¿alguien me lo negará?- no se lo habrían permitido. ¿Y quien habló de guerra bacteriológica?      

En un libro que leo a salto de mata o a trancas y barrancas, que no consigo  terminar ni perder de vista tampoco por lo denso y por veces farragoso y por las (altas) credenciales sobre todo de su autor, de profesor de la  Universidad (católica)  de Roma -un respeto- que hacen de él algo así como un pensador autorizado o un portavoz ideológico del Vaticano y del papa argentino (y peronista) y a su libro, una especie de vademécum de lo políticamente e históricamente (e ideológicamente) correcto (en vigor), y un botón de muestra inmejorable de la corriente de opinión –política e ideológica- plasmada en el movimiento juvenil –y mediático- de “las Sardinas” (Sardinie), que habrá hecho encallar –y abortar- a la (por todos los visos imparable) crecida identitaria que encarnaba a la vez que otros Mateo SALVINI en Italia, en esa obra como digo, se viene a exponer y a proclamar la tesis (ambiciosa) que la Belle Epoque de la modernidad triunfante (sic) -como así la define enfáticamente su autor, repitiendo la ampulosa fórmula una vez y otra y otra- dio paso a la hecatombe de la Gran Guerra (del 14-18)- y fue, según él, por culpa de la corriente ideológica –religioso/apocalíptica y en suma antidemocrática- que aquella dejó filtrarse en su seno que postulaba un regeneracionismo (sic) de nuevo  cuño, a saber, la emergencia a través de la guerra y otras catástrofes o hecatombes, de un Hombre Nuevo, lo que al autor de la obra encima mencionada le parecía representado o encarnado en la figura y en la obra de Federico Nietzsche, y en su teoría o doctrina del Superhombre, y también en el éxito de audiencia y de prestigio innegables del que aquél vino a disfrutar en la Belle Epoque (y en la atmosfera de optimismo –irresponsable- que habría venido a caracterizarla, justo en vísperas de la tragedia) 

Una “diabolización” –por la vía teológica-, crasa y ruidosa por lo somera (como hecha de encargo) del filosofo germano, del conjunto de su obra e incluso de su persona y su trayectoria y que aparece rubricada o recortada a su vez por la vía ideológica o político/ideológica –tal y como ya lo señalé en mi ultimo libro “Krohn el cura papicida”- en la condena de la que el filosofo del Superhombre -y de la Muerte de Dios y del Eterno Retorno- se vio blanco y objeto en el Proceso de Nuremberg (un respeto), que le condenó –en un juicio a título póstumo o por contumacia- por autoria intelectual del Holocausto (sin bromas) e incitación a la guerra (y no sé cuantas otras cosas) 

Y lo que nos parece venir a confirmar o a ilustrar un tanto insólitamente lo que leímos –y ya recogimos en una de las entradas de este blog- del polemista francés Alain Soral: que el Concilio Vaticano Segundo no vino a ser más que la convalidación teológica (sic) de la nueva correlación de fuerzas resultante del desenlace de la Segunda Gurra Mundial en el 45. Mutatis mutandis, esta nueva tentativa (flagrante) de diabolización y de puesta en el Index –y en cuarentena- de Nietzsche y de su obra nos parece perfectamente comparable a la descalificación que merece en sectores bien-pensantes -y en la clase política dirigente (y en sus funcionarios internacionales)- el auge de las corrientes de  signo identitario que representan el fenómeno Trump -y el trumpismo- como una seria amenaza a la Paz mundial y al equilibrio entre los bloques. 

Lo que nos parece no obstante encontrar rotundo mentís o refutación inapelable –y sirva ello a modo de conclusión o de corolario de lo que en esta entrada decir pretendo-, la (gravísima) crisis internacional que se está gestando en las ultimas horas con la victoria estratégica –amén de psicológica- que la derrota de Trump y el triunfo de la candidatura de Joe Biden vienen a suponer para la China popular y su política expansionista en Extremo Oriente y el mar de China, y sus amenazas recientes a Taiwán, y como un efecto dominó, a Corea del Sur y a Filipinas, en un escenario que amenaza transformarse fatalmente de guerra bacteriológica en agresión de guerra global en el plano de la geoestrategia


 

Un titulo de hace diez años de su publicación, de la pluma de un historiador del fascismo (correcto), que se reviste de sorprendente actualidad las horas que corren. Y es ante la ofensiva declarada de los Big Media –en contra o so pretexto de Donald Trump-, con la Paz mundial como coartada

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