viernes, diciembre 07, 2018

Marcha Nupcial

Este poema surge de lo que los linguistas llaman un fragmento, un poema que tenía dado por perdido hace meses -por lo que no pude acudir a la cita poética semanal con mis lectores-, y que recupero ahora por sorpresa sin esperármelo en modo alguno. Y como todos los fragmentos, lleva algún retoque, pero he procurado respetar fielmente la vena de inspiración que le dio origen
Improvisa raudo, Juan
Antes de que sea tarde
Vive al día, siempre en marcha
Coge el tren, ahí, que parte

El tren expreso, sí ese,
En la estación junto al parque
A donde iba yo de niño
Y a donde espero encontrarte

Que nos lleve en volandas
destino a ninguna parte
Antes de que la aborrezca,
-¿tierra cruel?- y deje de amarte

Que se me vayan a tiempo
los buenos recuerdos de antes
cuando veía todo en color
cuando te conocí aquel instante

Cuando no era el de ahora - un “pijo”,
joven apuesto, y arrogante-
Ahora en cambio, no sé amor,
¿Serías capaz tú de amarme?

Detrás de esa mirada nueva
Tanta tragedia –¡a mares!-
Las que presenciaron mis ojos
De testigo fiel, pusilánime

Por detrás de la cerradura
Donde me puso el destino (de amante)
Desde muy joven, casi un niño
Abriéndome a aquel mundo de antes

Con la cargazón de autodesprecio
Que destilaba ¡pobre infante!
Hasta que reaccioné a tiempo
Y me puse a salir adelante

Y me salvé yo y el futuro
Y mis ganas de vivir (¡salvajes!)
Y la memoria del pasado
Y el futuro (do encontrarte)

El que te ofrezco a ti ahora
Y es que se me ocurre ¡fíjate!
Que gracias a tus encantos
Comprenderán mi talante

Y vendran todos en union
con guirnaldas de esponsales,
a la fiesta en tiempo de paz
(De la Virgen y el Impresentable)

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