jueves, junio 07, 2018

PEDRO SÁNCHEZ Y LA GUERRA DE LOS SEXOS


Primer feo o desplante del nuevo presidente (socialista) del gobierno. David Gea, portero de la selección se niega ostensiblemente a aplaudirle, en reacción o respuesta a la actitud de Sánchez –sectaria, parcial e inicua e imprudente- por sus declaraciones publicas en el caso Torbe donde el deportista español fue acusado de violación (de una menor) de lo que fue exento un poco más tarde por el tribunal (inglés) por “falta de indicios suficientes” Las acusaciones gratuitas, sin pruebas –y en violación flagrante de la presunción de inocencia- son la lacra principal agazapada tras la crecida feminista –o marxista/feminista-, encarnada en grupos tales como “Me Too”, o “Balance ton porc –“Denuncia a tu cerdo” (de hombre)-, que encuentra su equivalente, desde hace poco, en el “Cuéntamelo”” entre españolas. Aunque pretendan subsidiar esa carencia (flagrante y escandalosa) con testimonios anónimos (sic) o confidenciales (léase secretos o inaccesibles para el acusado) de preferencia, y además expuestos en aluvión, que la fantasía y la imaginación en ciertos temas o asuntos no tienen límite. Y cuanto más jóvenes (ay dolor!) más morbo y más fantasía (...) Lo que se agrava además si el inculpado es un español –machista por/propia/definición, tal y como se lo hice observar en público hace unos años a la escritora y periodista (feminista del mayor relieve) Rosa Montero, a su paso por Bruselas-, español y residente en Bélgica. Moraleja del caso que me concierne y del tema que nos ocupa: los belgas son más españoles de lo que se piensan aunque no lo reconozcan
Pedro Sánchez, el “caimán”, el ogro guerra civilista como lo caractericé en un serie de artículos en este blog -de los que no corrijo ni una coma-, se ha salido con la suya, y el artículo que dediqué hace tres días –aún en Madrid- a ese acontecimiento tan infausto y tan funesto del triunfo parlamentario de su moción de censura, se veía significativamente presidido por una evocación –en su título- de la guerra de los sexos, lo primero que me vino (significativamente) a la mente, llenándola a la vez –en la medida que veía todo claro como la luz, así de pronto- de aire fresco, de esperaza y de optimismo. Y ¿por qué –¿puro azar?- esa asociación de ideas? Y es que el nuevo y flamante presidente (socialista) de gobierno hace efectivamente pensar en muchas cosas, y al contrario, en cambio, de su predecesor y correligionario José Luis Zapatero, esa etiqueta –de feminista- que se pone a ahora a toda prisa con el reajuste ministerial -mayoría de mujeres por vez primera en nuestra historia (....)-, no es la mayor o la mas fiel o verídica de todas las suyas. Nada de casual no obstante, o fortuito. Al revés, precisamente. Pedro Sánchez –secreto a voces- viene de la memoria de los vencidos de la guerra civil (del 36) -y de la memoria (nota bene), de un Madrid en zona roja-, viene también de la indignación callejera (15-M) -de perro flautas, yayo flautas (pensionistas) y demás. Del 11-M -en línea recta- al 8-M (no de marzo sino de mayo, fecha de la huelga feminista) Y es por ahí tal vez por donde se me aclaran las ideas.


Y es que -la crecida feminista (o marxista/feminista) a la que asistimos no es más -dirán algunos- que uno de los muchos rostros de la indignación callejera. En lo que asiento y a la vez discrepo. Hay algo nuevo e inédito en verdad en ese fenómeno de sociedad y de actualidad a la vez que bauticé en su día, en espíritu apaciguador, de rebelión de las mujeres. Y que acabó revistiéndose (ay dolor!), de todos los trazos y perfiles (amedrentadores) de una guerra de los sexos. Y de ahí precisamente –se me antoja- esas tentativas un poco a la desesperada, como las de Pedro Sánchez, de parte de la izquierda española guerra civilista (marca PSOE) de apropiarse, de recuperar o de encauzar ese fenómeno conforme a sus propios fines u objetivos de política, para andar por casa, más que otra cosa. Lo que no deja de ser arriesgados ni ayuno de consecuencias o de malas sorpresas, como la que se acaba de llevar el nuevo y flamante presidente del gobierno, a cargo esta vez de Pedro Gea, portero de la selección, que no digirió el verse puesto en la picota –y sometido al linchamiento en los medios- como un puerco (de hombre) o mejor dicho, de puerco entre los puercos (…)
Margarita Nelken, en la foto, de (temible) miliciana durante la guerra civil española. Arrastra un secreto a voces esta gran figura del (marxismo) feminismo/español militante y guerra civilista de su tiempo, –socialista PSOE, y próxima del PC a la vez-, cuidadosamente silenciado por los medios y por sus propios correligionarios: era de ascendencia judía. Como Weinstein, el cineasta –magnífico y violador- de Hollywood por el que vienen ahora el escándalo y la tormenta, de la guerra de los sexos, que cobra en España todos los trazos –precisamente a través del socialista Pedro Sánchez- de un reencenderse de la guerra de los Ochenta Años (como yo la llamo), léase de la guerra civil (del 36) interminable
Y a fe mía que me hago cargo y lo comprendo. Y es porque me imagino fácilmente todo lo que ha debido pasar el portero de la selección española en Inglaterra, como lo que yo pasé aquí, con las diferentas y salvedades (de talla) entre Inglaterra y Bélgica, país hispano la segunda comparación -lo reconozcan los belgas o no lo reconozcan,, y “enemiga natural del pueblo inglés –Oliver Cromwell dixit- la primera. Señalado, o emplazado –y estigmatizado- como machista, como machista/español (por propia definición) y tal vez que haya que haber pasado por tamaño trance para saber lo que eso (exactamente) significa, a saber un simple pretexto o cortada par la explosión o el dar rienda suelta a las explosiones –terribles, odiosas, catastróficas, imprevisibles- de hispanofobia.

Con la propia vida además en juego –o si no la vida, la integridad física al menos (...)-, aunque no haya visto hasta hora a nadie con valor de presentar la denuncia Y aunque también es cierto que para calibrar en su justa medida lo que aquí decir estoy queriendo, haya que ser español cien por cien en el extranjero –substantiva y adjetivalmente hablando quiero decir - y no emigrante/español o socialista/español o “español de izquierdas” o vasco o catalán, o una de esas categorías de españoles no-como-los-otros a los que se exceptúa o exime o exonera (porque sí) de la leyenda negra (racista y antiespañola) Aunque se les siga tratando -eso que no falte- de ciudadanos de segunda o de tercera, comparados conn los belgas (...). Y ni aunque los propio discriminados, de ello no se den cuenta (¿no lo ven, no les importa, obcecados y ensimismados en su rencor de renegados, guerracivilista?) (...)(continúa)

1 comentario:

Anónimo dijo...

https://gaceta.es/opinion/espana-puede-caer-por-falta-de-democratas-simbolismo-de-gibraltar-20180607-2014/

Atención a lo que dice Pio Moa sobre la "siniestra" ministra de Defensa, la cual, según he visto en una fotografía, durante un acto oficial, en el Ministerio de Defensa, mientras todos saludaban a la Bandera en posición de firmes, ella estaba en posición de descanso con las manos entrelazadas...
Según los psicólogos... las cara de vinagre y su mirada atravesada...no son señales de buen talante... Además, lo más significativo es que para humillar más aún a las Fuerzas Armadas... se nombra a una MUJER, quizas antimilitarista, ... Sobre este tema abunda un libro de Blas Piñar Gutierrez, general en la reserva, creo, "El Ejercito anulado", recientemente publicado