miércoles, junio 06, 2018
Punta del Iceberg
Sol bello y limpio y radiante
Fuera en la ciudad y dentro de mí
Paseándo más joven que nunca
En la Feria del Libro en Madrid
Despacito, despacio, despacito
Saboreando, gustando de la Vida
A chorros a raudales y a espuertas,
Que brota suave, despacito, sí,
La muerte del papel ¡qué cosa!,
(cual la del azúcar y otras mil),
Que se lleva junto a ella
de golpe, sin verla venir,
Mi juventud, mi vida entera,
Treinta años –¡tantos!- ya aquí
entre tormenta y bonanzas
Y adelgacé y ¡ay dolor! envejecí
Y me agarraba y me abrazaba
a aquellos libros con frenesí
Y en medio de ellos, mi amor,
agazapada sin verte, yacías tú
Y contigo todo entera,
Tus ojos, tus ojazas
Tu presencia sigilosa,
Tu bello rostro y tu Nariz!
Que irrumpe así de pronto,
cual la punta de un iceberg ¡ay de mí!
en mi ritmo y rutina diaria,
Tan seca y penosa, tan gris
E irrumpiste y sin sentirlo,
la esperanza cual luz de Abril
Y el optimismo y la magia
¡Y el brillo de mi sonrisa infantil!
Que se refleja en la tuya,
Y reenciende la llama en mí,
la llama y el fuego sagrado
y –¡qué fuerte!- las ganas de vivir
Y de luchar y de vencer
-una y otra vez vuelta a empezar-
de rondar y de soñar,
revoloteando cerca de ti
Fuera en la ciudad y dentro de mí
Paseándo más joven que nunca
En la Feria del Libro en Madrid
Despacito, despacio, despacito
Saboreando, gustando de la Vida
A chorros a raudales y a espuertas,
Que brota suave, despacito, sí,
La muerte del papel ¡qué cosa!,
(cual la del azúcar y otras mil),
Que se lleva junto a ella
de golpe, sin verla venir,
Mi juventud, mi vida entera,
Treinta años –¡tantos!- ya aquí
entre tormenta y bonanzas
Y adelgacé y ¡ay dolor! envejecí
Y me agarraba y me abrazaba
a aquellos libros con frenesí
Y en medio de ellos, mi amor,
agazapada sin verte, yacías tú
Y contigo todo entera,
Tus ojos, tus ojazas
Tu presencia sigilosa,
Tu bello rostro y tu Nariz!
Que irrumpe así de pronto,
cual la punta de un iceberg ¡ay de mí!
en mi ritmo y rutina diaria,
Tan seca y penosa, tan gris
E irrumpiste y sin sentirlo,
la esperanza cual luz de Abril
Y el optimismo y la magia
¡Y el brillo de mi sonrisa infantil!
Que se refleja en la tuya,
Y reenciende la llama en mí,
la llama y el fuego sagrado
y –¡qué fuerte!- las ganas de vivir
Y de luchar y de vencer
-una y otra vez vuelta a empezar-
de rondar y de soñar,
revoloteando cerca de ti
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