lunes, octubre 16, 2023

PORTUGAL Y EL AFRICA NEGRA


 

Eusebio, estrella del Bemfica e icono del Africa/negra portugesa. Del Portugal ultramarino y mutirracial, de antes de la Revolución de Abril. A todo brillar en mi viaje aquel hasta la estacion San Apolonio de Lisboa, con 24 años, en noviembre del 73. a seis meses de la Revolucion. Testigos -Portugal y los portugueses "de antes de Abril"- de mi trayectoria. Entre cielos y tierra

"Con el verde tierno de los linares miñotos, teje Lusitania sus velas.../..." -y cito de memoria de un artículo de la obra "Viajero y su sombra" de Eugenio Montes, de la antología (ya un poco mítica) "Falange y Literatura" (Labor, 1971) de José Carlos Mainer, que asi empieza. "Portugal es un caminante, Bélgica tan sólo un camino (y un meson)" Y así remata Eugenio Montes, de un plumazo o pincelada de genio indiscutible, su glosa, que me diga la estrofa o el párrafo en guisa de colofón, de su poema en prosa. Portugal, caminante, navegante y ultramarino, más (forzoso el reconocerlo) de lo que lo fuimos los españoles que nos paramos del otro lado  del Atlantico en las costas del Nuevo Mundo, mientras que Portugal en la otra dirección, en busca del reino del preste Juan, dieron la vuelta al mundo como quien dice. Más allá del Lejano Oriente asiático, Hasta la Oceania. Pasando por la India y por el "Africa salvaje" (como se llamaba un juego de mi infancia inolvidable) O dejándonos de complejos, el Africa negra o sea. Portugal del Viejo imperio de Ultramar que evoqué -ante el escándalo y estupor- de la prensa allí cuando me detuvieron entonces. 

De los ultimos destellos del cual recuerdo aún la intervención al final de su carrera política y de sus años de vida -al borde ya (que los alcanzó) de los cien (...)-  del ya viejo (y longevo) y cansado Adriano Moreira, ministro de Ultramar del Estado Nuovo y nombre y rostro familiar de los diarios hablados de Radio Nacional -de Manuel de Agustin, años sesenta- junto con el ministro de Exteriores Alberto Franco Nogueira (que destapó una tardía e insolita fobia anti-española tras la revolucion de abril, estando yo allí, ante mi mayúscula sorpresa)  De Portugal multirracial (sic), habló (estando yo allí, lo recuerdo aun) Adriano Moreira en aquella de sus últimas intervenciones en el seno del partido de derechas (CDS) al final de su trayectoria politica. Utimo rescoldo del sueño de un Portugal de negros y blancos -e indostaníes ("moñés", en viejo argot)- al que fue fiel el Estado Nuovo (forzoso el reconocerlo) y al que  la revolucion de los claveles en su fatal mazazo, dio por muerto y enterrado. 

Lo que me viene fatalmente a la mente y a la memoria en la cohabitación forzosa o semiforzosa estas últimas semanas en mi largo transitar en busca de alojamiento (en Bruselas) con inmigrantes de la más varia procedencia, en particular, musulmanes, y africanos del antiguo Congo belga (y demás colonias) de ra-za-ne-gra. Ante uno de mis compañeros de alojamiento en particular, abierto y afable como no hay dos, y con todos los visos (ay dolor!) de haberse aprendido visual y de memoria "la película que no era", del pasado y de la Hstoria, maldeciendo en una frase tras de otra a la Legion Valona (sic) (léase a la policía belga) en lo que (con no pocas dosis de regocijo) sentía (yo) deber darme por aludido. Y obligado a la vez a recoger el guante que me echaba al rostro aquel joven negro -del género (nota bene) mestizo más bien- simpático, abierto y  cordial, de tamaño desafío. 

El 25 de Abril lo dije y lo mantengo, fue una gran tragedia. Por lo que tuvo sobre todo de Ragnarok ("a la portuguesa"), léase  de fin de un mundo cargado de promesas se diga ahora lo que se quiera. Del viejo Imperio portugués o sea. De la rara excepcion que venia a confirmar lo que fue -en Africa- la regla de la colonización europea. Por lo idealista y lo generosa. En la raiz no obstante -como lo pretenden sus acusadores ("procureurs")- de su definitivo fracaso? Yo no entiendo de esas cosas.  Sí puedo en cambio dar fe de lo sincero y de lo auténtico del testimonio de portugeses "retornados" (de Ultramar tras la Revolucion), testigos de primera mano de una colonizacion (de rostro/humano) que  vivieron y contemplaron de cerca. 

Y a la vez, de esa fatalidad geopolítica e histórica que ligaba el destino del Imperio portugués y el Estado Nuovo, las colonias a la metropolis (o al "continente" como rezaba, enfático,  el lenguaje en vigor entonces, antes e incluso despues de la revolución -cuando surgió el comando operacional  COPCON del movimiento de las Fuerzas Armadas), por lo que cerré filas (y a distancia) con los que hicieron frente  la revolucion. En solitario, lejos de mis antiguos amigos y camaradas, y ante la incomprensión (seguro) de muchos portugueses que mostrarían cierta comprensión conmigo cuando mi detención, y que veían no obstante en ello un viso a penas (uno más) del problema ideológico (sic) que yo arrastraba (ante lo  que exclamaban en su estilo portugués enfático, Cuidado!) 

Una secuela más en suma, del desenlace de la II Guerra Mundial -como la interminable guerra civil española-, el destino el Imperio portugués y el desenlace de su cruel (a fuer de olvidada) guerra colonial, a la que vi el rostro de lejos y de perfil durante mi estancia en la cárcel portuguesas. Que eso es lo que fue el 25 de Abril, secuela o corolario de una guerra colonial que perdieron los portugueses. O que ganaron y a la vez perdieron en una querella irresuelta entre sus políticos y militares? 

Debate interminable. Como el que sigue planteando la guerra de Argelia (y la batalla de Argel) o la Segunda Guerra Mundial (y la Primera). No es óbice que el libro de Spinola, "Portugal y el futuro" (1 de enero 1974, nota bene, de fecha de aparición), el libro que desató la Revolución de Abril, salió a la luz como por casualidad a seguir al fracaso o semifracaso de la operacion Mar Verde en Guinea Bissau -de la que ya me ocupé ampliamente en este blog- (*) en la que el general Spínola, comandante en jefe del Ejército de Africa tenia puestas sus esperanzas (de "futuro", léase de victoria en el terreno de batalla) 

Y el ver el rostro de cerca y de frente el fantasma de la Derrota -como se lo vieron en la I Guerra Mundial los rusos en visperas de la Revolucion de Octubre, con Lenín en la ultima fila de los testigos (a tenor de sus memorias)-, eso fue lo que le dio la puntilla al Estado Nuovo y desató la Revolucion. Como lo ilustra el comentario que oi a un preso compañero de cohabitación forzosa en la cárcel de Portugal, de los combatientos (derrotados) de regreso en barco del frente de Africa en guerra, descolgándose hasta estrellarse contra el muelle, ante la perspectiva (cruel) que les viesen sus más próximos y allegados, en el estado -de deterioro- en que llegaban (...) Vae-victis, divisa guerrera de la Historia del Imperio romano. 

Eusebio, estrella del Bemfica e icono (doy fe) del Africa negra portuguesa en el Potugal de antes de Abril (el "de la Vieja Señora") Y su encuentro en su visita a Mozambique con el líder guerrillero Samora Machal, presidente de Mozambique tras la Revolución (1975-1986 -retransmitido en la television-, en una atmósfera o ambiente de tensión y desconfianza mutuas previsibles y  fuera de toda sospecha, ilustra a la vez la caida del icono de su pedestal y con él, el ocaso del Africa negra multirracial portugesa. Sobreviviente en la Memoria

(*): "Mar Verde" fue el nombre de una (secreta) operacion militar anfibia, el 22 de noviembre 1970, en Guinea Conacry, de las fuerzas armadas portuguesas, al mando del Mayor (comandante) Alpoim Galvao y bajo el beneplácito y patrocinio del general Spínola, comandante en jefe del ejército de Africa y gobernador militar de Guinea-Bissau. Su objetivo (confesado) era -además de la liberacion (conseguida) de prisioneros de guerra- el derrocamiento del presidente de Guinea Conakry, Sekú Turé y del partido (PAIGC) -en el poder- de la independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde, patrocinado y sostenido por aquél. Pero su verdadero obetivo era la eliminación (fisica) de Sekú Turé, que no se logró de un tris, por su evacuación in extremis, en visperas de la operacion, del palacio presidencial. Lo que frustró la brillante incursión aérea en solitario de Alpoim Galvao, kilómetros y kilómetros selva adentro, hasta el palacio presidencial (que consiguió no obstante ametrallar) El gobierno portugués no reconocio la existencia de la operación "Mar Verde" hasta hoy. Y Marcelo Caetano presidente del Consejo entonces, dio su visto bueno a la operacion -de acuerdo con Spinola- pero ante la ventolera que aquello desató en la esfera internacional ("in casu" la Naciones Unidas), se desmarcó y desentendió del tema a última hora (...) Como Alpoim Galvo lo llegó a declarar

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