miércoles, agosto 03, 2022

EL PERRO LOBO DE HITLER


Exponente, símbolo mayor del animalismo en la ideología nazi? O guardaespaldas favorito, el perro (o perra) de compañía de Hitler-un pastor alemán- en las luchas callejeras como antes (nota bene) en los largos años de errancia y de bohemia, de (dura) vida en la calle -de (pequeño) burgués indefenso, de lumpenproletariat- en Viena (y en Munich), de cara a marginales y matones y provocadores de toda laya. De señores -y padrinos- de la ley de la calle en resumidas cuentas. En democracia. Una hipótesis -tabues fuera!- que cabe examinar (de urgencia)  

Se comentó siempre mucho en ambientes patriotas la anécdota todo menos trivial de la asistencia de Heinrich Himmler -alto jerarca nazi- a una corrida de toros durante su visita a Barcelona (19-24 de octubre 1940) de la que se fue o se salió (visiblemente) asqueado. Como prueba por el nueve -y en guisa nota bene de coartada (oportuna) de distanciamiento, el de esos sectores, a toro pasado (que todo hay que decir)- de la hipocresía y oportunismo del prentendido humanismo en el animalismo nazi, de cara al holocausto (judio) durante la Segunda Guerra Mundial. Y en mis largos años de estancia en Bélgica pude comprobar -a mis propias expensas casi- la diferencia profunda, casi abismal, de sensibilidad (y de mentalidad) en lo referente al trato (y al maltrato) animal, como un barrera  casi infranqueable, suplementaria a la otra (geográfica y no sólo) de los Pirineos. Aunque  no quepa tampoco obviar que el caso belga (sui generis) no tiene en modo alguno valor de comparación general. Y a lo que habria que añadir mi práctica -durante dos cosechas completas, como obrero agrícola- de la agricultura biológica, tiempo de observatorio, por via de consecuencia de las raices "incorrectas" -filo nazis, de derechas, en sus orígenes al menos- de las corrientes ecologistas. 

A todo lo cual -al animalismo, quiero decir- ofrecí siempre (confiteor) una reaccion de lo más epidérmica del tipo comparativo, y era por la ausencia ostensible de cuidados (un eufemismo apenas) en el trato y protección de la infancia, que se puso clamorosamente al destape con ocasion del "affaire Dutroux" (1996) y de los niños desaparecidos (y sexualmente abusados), mis primeros años de estancia aquí. Lo que le solté a un transeúnte irascible que despotricó delante mía -yendo por la calle en Bruselas- por culpa de la foto en primera página de una cogida (y cornada) espectacular en ruedo taurino, en España, de la que la prensa hizo grande escandalo aquí. Una lacra -el maltrato infantil- que estuvo incubándose aquí durante décadas, mientras que no se aguantaban ni un segundo reacciones triviales -como el manotazo ante avispas y abejas (u otros insectos dañinos cualquiera)- absolutamente normales y admisibles de la educacion que recibí, yo y toda una generacion conmigo, y que se aceptó siempre como algo perfectamente admisible (sin reparos ni escrupulos de concencia) A qué sí? 

No obvia no obstante todo lo que precede la cargazón histórica e ideológica del animalismo nazi, de lo que entiendo aquí ocuparme, abordando de frente -el toro por los cuernos-, aunque sea de pasada, los pretendidos fundamentos y justificaciones del mismo, del tipo histórico o ideológico la mayor parte de aquelllas. Tierra. Sangre y Suelo (Bloed en Bodem) Un postulado primordial de la ideologia nazi. De un suelo, de una tierra mucho menos castigada -hasta el pasado siglo al menos- que lo fue en España, sustancialmente por cuenta o culpa de ocho siglos de Reconquista, de lo que atestigua la devastacion (sic) tipica y caracteristica se diría de tantos paisajes de la geografia de la Peninsula, comparados al aspecto virgen, intacto que ofrecen, al menos a primera vista- muchos paisajes de Europa y en concreto de Alemania (de lo que doy fe) Natura Salve! La naturaleza, y los que la animan. 

Y asi, mientras la tauromaquia -en las hipótesis más creíbles y verosímiles- fue (a caballo) un arte marcial (sic) en sus origenes, el lobo o el perro lobo -de los bosques- amigo del hombre (alemán) entró a formar parte de la mitologia en los paises de cultura germana, y también -junto a las águilas, halcones y demás  aves rapaces-, de la infantería en su tradicion militar. Y también en la lucha política que es a donde quiero venir aquí a parar. Hitler más que Himmler aún, era un gran amante y protector de animales, como lo muestra entre otros ejemplos el apego a su perro lobo de compañia  -Blondi (una perra en realidad)- del que no se separaba incluso en la intimidad en la compañía de Eva Braun a la que irritaba y exasperaba en extremo aquella familiaridad. 

Y cabe preguntarse si todo eso no tuviese algo que ver con el pasado de agitación y de luchas callejeras que el fuhrer del nazismo arrastraba detrás. En otros términos, si el perro lobo aquél y todos los anteriores que tuvo antes de él, no le libraron de algun mal paso tanto en las peleas callejeras, como también -hipótesis mas que verosímil- en los largos años de errancia y de bohemia (hecho un auténtico paria, pequeño/burgués pobre e indefenso, lumpenproletariat) en Viena antes del inicio de su carrera política y de su trayectoria estelar. Un perro lobo que le salvó -más de una vez quizás- la vida, y preservó su integridad, y que a ese solo título aunque fuera, era para él más que un simple animal?  La hipótesis merece examen (urgente). Por su aspecto, aunque solo sea, todo menos trivial 

 


Incoherencias del animalismo nazi (anti-taurino) Goering (en la foto) era gran amante de cacerias, y practicaba a menudo -con gran festejo y ceremonia y aparato ritual- el encarne ("curée") -con ayuda de perros de presa- en ellas (...)

  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

https://miqueridaespana.wordpress.com/2016/09/06/ernst-nolte-el-historiador-apestado-al-que-le-quemaron-el-coche/

Juan Fernandez Krohn dijo...

Gracias por el enlace tan revelador que no había leido, Desconocida. No fue sólo el coche. En la Universidad Libre de Berlín, en el Mayo alemán -de Rudi Dutschke- justo antes del francés, estudiantes alumnos suyos le echaron, en clase, ácido a la cara, y sólo le salvó de la ceguera el que llevara gafas. Nolte -al que traduje (confidencial, entre él y yo) al frances su monografia sobre Heidegger, años antes de su (rotundo) éxito editorial en Francia- no es el único, pese a ser el mas conocido y divulgado fuera del área de lengua alemana. Digamos más bien que es como la punta del iceberg de una historiografía sobre la II Guerra Mundial, incorrecta -e indecente (sic)-, que floreció sobre todo -misterio!- en aquellos países, y que salió a relucir mundo a través en la Historikerstreit (querella de historiadores) -en 1986-, que ganaron sin discusión, aunque en España más que en otros sitios (misterio aún!) se les ignorase olímpicamente, incluso entre los historiadores más inconformistas, más volcados aparentemente en el área anglosajona. Yo he leido y releído mucho a Nolte y aprendido mucho de él -en su obra y en la larga correspondencia que mantuvimos-, especialmente por todo lo que me hizo pensar, y enseñó a pensar -un poco, lo confieso, "a la alemana"- pero no estoy (del todo) de acuerdo con todas sus tesis, y se puede decir que de la hipoteca que -a título póstumo- a sus discipulos y lectores nos endosan algunas de ellas -la que les legó a ellos el desenlace de la II Guerra Mundial en resumidas cuentas-, me descargo o desembarazo -o lo intento al menos, como lo podrás comprobar tú misma- en los últimos artículos de mi blog sobre el "tema" (que arde aún, y cómo!). Hablo por supuesto del Nolte segunda época -justamente a partir del 68-, no del Nolte ("anti-nazi" y "anti-fascista") por el que juraba toda mi generación (en la Facultad de Economicas, años setenta y finales de los sesenta) Gracias de nuevo, Desconocida