Poesía -de altos vuelos, de "arte mayor"- en la letra y en la música de Joaquín SABINA. Sólo eso (ya) le merece el Premio CERVANTES. Y además, la Concordia (social, transversal) que respiran sus canciones, y que despide su autor. Y la Renovación que habrá aportado a nuestra lengua común, el Español
¿El Premio CERVANTES a Joaquín SABINA? Apuesto a que Francisco UMBRAL -otro inconformista y transgresor-, no hubiera dicho no. Lo pidió para Salvador DALI, que escribió algo, parte de ello incluso en francés, lo que tampoco parecía plantearle problemas. Con ello, como sea, se vendría a galardonar a todo un género, el de la canción de autor, que antes se denominó canción/protesta, tras lo que vendría un cambio que lo era más o mucho más que de terminología a penas, en una diferencia en ciertos aspectos abismal, como lo muestra la distancia en alguno de esos autores -Blas de OTERO, por poner un ejemplo (nada casual) (*)- y el autor de "Y nos dieron las diez""" (y muchas otras) La distancia en mí me refiero, que nunca hasta hace poco me gustó ningún poema (social) de este último y capté en cambio desde una primera toma de contacto con su obra o primer golpe de vista en ella, la substancia, la enjundia y la sabia poética que dejaba traslucir en la letra y la música de sus canciones, incluso en las más populares de entre ellas Joaquín SABINA, en lo que me pareció ser yo un precursor sobre algo de lo que sólo se empezó a hablar y escribir -como siguiendo una consigna, o a golpe de batuta o a toque de corneta- justo después que yo me interesase en él, y en su poesía. Poesía popular, y a la vez eminentemente social, la de SABINA, pero no cargada o sobrecargada de mensaje, como la poesía social de los sesenta y los setenta -de un SERRAT, de un RAIMON u otros nombres de la Nova Canco (horror!) o las canciones del francés plebiscitado entre belgas Georges BRASSENS abarrotado (uff!) de (sofocantes) mensajes y de lecciones (de moral) en sus canciones, como no hay dos, ni siquiera en otros cantantes en francés igual de plebiscitados entre los suyos que él, como el francés (comunista también) Jean FERRAT, o el belga Jacques BREL. Y de la que no obstante (de esa poesía "social") rescato uno de ellos, José HIERRO -pero no a los extremos de devoción que le reservó Francisco UMBRAL-, al que alcancé a conocer personalmente a través de su hijo, yo muy joven y que me impactó con uno sólo de sus poemas, que me aprendí de memoria hasta hoy (la prueba), y que él concluía de un toque intimista, autobiográfico: "no es verdad que hayas sufrido, son cuentos tristes que te cuentan" (2), en los que (aún no sé bien por qué) convine, ¿por todo lo que aquellos versos me conmovieron -¿leído en trance triste de mi vida?-, en darme por aludido?.
Poesía pues, nueva, innovadora y distinta, con una vertiente inconformista, transgresora como dije, la de Joaquín SABINA, y poesía eminentemente amorosa como lo muestran las más celebradas y de mayor éxito de sus canciones, incluso en la que canta ("Ruidos") el amor muerto, el de sus propios padres. Con el amor -carnal y espiritual a la vez-, de tema central, o refulgiendo de fulguraciones a la vez poéticas y proféticas, como cuando canta: ".../...En tiempos tan oscuros nacen falsos profetas/y muchas golondrinas huyen de la ciudad/el asesino sabe más de amor que el poeta/y el cielo está cada vez más lejos del mar.../... (en "7 Crisantemos") Una ilustre excepción pues, la poesía amorosa de Joaquín SABINA en el panorama de la literatura española contemporánea, y eso contando incluso -que ya lo estoy oyendo nombrar-, al poeta de la generación del 27, Pedro SALINAS, que UMBRAL celebró y elogió tanto, que al lado de SABINA nos parece pequeño y pacato sin remedio, de una poesía muy suya ("institucionista"), la de un amor doméstico, matrimonial y extramatrimonial (¡qué más da!)-, sin la libertad y la grandeza, como sea, del amor total sin límites ni barreras que canta SABINA, sin par.
Y he dejado adrede para el final el tema engorroso y melindroso de la autoría de la letra de las canciones de Sabina, por lo que ahora postula para el Premio Cervantes, como lo acabamos de comentar. Que siempre entendí -porque así se me dio a entender- que no eran suyas, desde mucho antes de la ruptura del cantautor, con PANCHO VARONA, -letrista a los ojos de muchos como yo, de las canciones de SABINA-, poniendo así fin -(casi) sin explicaciones a una longeva y estrecha colaboración. Y si no dan explicaciones, sin duda es porque no las hay. Y por aquello de no hacer problemas donde no los hay tampoco, opto por la circunspección. En espíritu -como el de las canciones de SABINA -- de Concordia (social) y de renovación de nuestra lengua madre (común), el Español
(*): Salvo in extremis su poema póstumo "España blanca", al que he dedicado una de las entradas recientes de este blog
(2): "la Noche es bella, está desnuda, no tiene límites ni rejas. No es verdad que hayas sufrido, son cuentos tristes que te cuentan"











