VERGUENZA PATRIA. Y de vergüenza ajena. Esa huida hacia adelante del inquilino de la Moncloa, comprometiendo seriamente nuestra política extranjera por motivos y pretextos domésticos (y pedestres) de política interior -para mantenerse en el poder o sea . Ni siquiera la política exterior del régimen de FRANCO le justifica. De "tradicional amistad con los países árabes", y no de hostilidad hacia el Estado judío, que no tuvo nada que ver -aún no nacido- con nuestra guerra civil. Piedad y compasión a geometría variable -como los franceses dicen, en la DANA ayer, en ANNUAL anteayer, y en GAZA hoy, de la izquierda española
Escribiendo peligrosamente. Como siempre, pero esta vez con más peligro que las otras veces. Riesgo o peligro sobre todo que se me malinterprete, por encima de otros, de cancelación (sic) o (incluso) de muerte -ver si no el caso de Charlie KIRK- a lo que ya llevo mucho tiempo resistiendo -acostumbrándome o no, que esa es otra cuestión- como puedo haciéndoles frente. Que todo eso es lo que se encuentra (agazapado) o se esconde en la toma de partido, que me diga la ausencia en mí de lo mismo, léase del tomar partido en el contencioso que arde y enciende los ánimos y acapara la atención -que de eso me malicio (yo y muchos) es de lo que se trata precisamente- sobre la guerra del fin del mundo (sic) en la que nunca (confiteor) llegué a tomar, que me diga a poder o a querer tomar partido, como siempre, y que el no querer seguir siendo observador -en plan de comentarista o influencer- de la actualidad mas candente, que así es como me vi siempre en el fondo y en lo más hondo del espejo, y el no querer romper el espejo por culpa de esa guerra próxima y lejana a la vez, me parece como siempre me pareció una tarea de titanes fuera de mi alcance. Y que sin embargo, es precisamente eso lo que se está pidiendo ahora de mí, aunque nadie se atreva a decírmelo directamente. GENOCIDIO, palabras mayores.
Que no veo por qué la izquierda española se llena la boca ahora con esa palabra de lo que ocurre en GAZA, cuando no hubo para ellos más genocidio en la Historia que el que endosan o echan en cara al bando nacional durante la guerra civil española (de 1936), obviando o ninguneando así, frente a ese pretendido genocidio ideológico -(pretendidamente) cometido por las derechas- el autentico genocidio social (sic), de clase (sic) que se produjo allí entonces en zona roja, y más concretamente en Madrid y en diversos lugares de la geografía urbana de la capital y de su periferia, en un reguero sangriento de matanzas -PARACUELLOS, VALLECAS, USERA- que a algunos no se nos van de la memoria, y de lo que he venido dando constancia en este blog, una entrada tras otra contra viento y marea. Los judíos -se haya dicho o epilogado en función de las circunstancias lo que se quiera-, se abstuvieron de tomar partido en nuestra guerra civil. No veo pues por qué tendríamos que tomarlo los españoles contra ellos ahora. Y menos por razones domésticas de política interior como lo estamos presenciando -en la Moncloa- de ojos absortos (y llenos de vergüenza ajena) Y hablo -cartas sobre la mesa- de los judíos españoles, en España o en otros países de Europa del Este bajo ocupación alemana como fue caso de la comunidad judía de Tesalónica.
Y no hablo -excepción y no más que eso, que confirma la regla- de los judíos que engrosaron las filas de las Brigadas Internacionales, o que se destacaron en el agit prop -mayormente en el marco de la Komintern (Internacional bolchevique)- mundo a través, que quedaron consignados como es debido aquí también. Lo demás es pura narrativa (de leyenda) Donde se toman -por regla general- apariencias por realidades: la apariencia anti-semita de un régimen abiertamente filo/nazi, o sea. Sin querer negar o renegar de la no-beligerancia o neutralidad pactada (sic) -a favor de las potencias del EJE- del régimen de FRANCO. Que esa es otra historia. ¿Fueron nuestros antepasados más pro/alemanes, germanófilos o filo/nazis, más que anti-semitas? Sí. por una razón de lealtad a la alianza que mantuvieron hasta el final con el bando nacional en la guerra civil. Y lo primero lo fui yo también, lo confieso. Y lo segundo, dejé de serlo, como lo podrán atestiguar los que hayan tenido la paciencia de seguirme aquí y de leerme. Dejé de serlo, que lo fui por razón de fuerza mayor -lo que llaman los moralistas, de ignorancia invencible- en virtud o a causa de la educación que recibí, de un error trágico (sic) del que fuimos victima los españoles, a través de los siglos -por razón de una fatalidad histórica- , a seguir a la guerra civil castellana (de 18 años, 1351-1369) -madre de nuestras guerras civiles por venir, a partir de entonces- que puso fin a la ESPAÑA DE LAS TRES CULTURAS tal como lo habré dejado igualmente constar en estas entradas. Y a la tolerancia religiosa o sea. Y dando así inicio a un anti-semitismo de Estado (sic), de importación que pesaría después en nuestra trayectoria colectiva. Un error trágico -una fatalidad de la Historia, insisto, y de su diosa CLIO, una más- sin ninguna otra connotación moral, tan caras al catolicismo posconciliar o al protestantismo evangélico. sobre todo al de cariz fundamentalista Y a su furor culpabilizador, que hacen de la fe y del sentimiento religioso un mero complejo de culpa (anti-semita) NO SOMOS ANTI-SEMITAS pues.
Y seguimos fieles así a esa pulsión revisionista (sic) tanto histórica como teológica o ideológica que ayer como hoy nos anima. Y de lo que aquí no habremos dejado de dar testimonio , léase en testimonio de nuestra fe en la Historia, en la Salvación en la Historia y por la Historia.. Que la Historia es la que es. Una diosa celosa que no admite mentiras. Que la Memoria es otra cosa. Memoria -como la tildaron los clásicos- "PROCELOSA. Laberíntica y procelosa. Todo lo cual nos hace libres como los pájaros: IN DUBIO LIBERTAS. Libres del yugo (insoportable) de memorias ajenas y de la Piedad o Compasión que no veo por qué tendré que resistirme a la piedad y a la compasión por la calamidad bíblica de la Derrota que se abatió sobre el pueblo alemán -del que por la vía materna procedo (y a mucha honra)- y ceder en cambio a la piedad en GAZA que de todos los cuadrantes .se nos quiere imponer ahora. La Inquisición, el Decreto de Expulsión (1492) -dicho esto en atención a Benjamín NETANYAHU y a su progenitor, relevante historiador- el Holocausto en la II Guerra Mundial, fatalidades de la Historia. Y la de GAZA? Una fatalidad más, que el FATUM y el amor que le debemos nos impide condenar. Amor Fati -escribió fuera de toda sospecha, Federico NIETZSCHE. Por una razón, pues, de legitima defensa, esa legítima abstención- aunque sólo sea. Compareciendo -por mi gesto de Fátima- en el Tribunal de la Historia