Me rindo en fin, cuerpo y alma
ante ti, mosquita muerta,
que en el curso de mis dias
me rendí amor a la evidencia
que con tu muda presencia
y tu sonrisa ladina
fuiste la luz en la niebla
y la sal (fina) en mi vida
cuando mis noches pasaban
una a una en fila india,
mis recuerdos se apagaban,
mi mente hacia ti sumisa
al aura de tu luz, marchosa!
que me carga de energía
hasta que te vuelva yo a ver
siempre igual a ti misma
y es al gancho de tus ojos,
de tu mirada gatuna,
y a la fuerza solapada
en tus líos y tus intrigas
de donde tú sales siempre
triunfal y recta e invicta
radiante y apetitosa
y más tú y más tú misma
Al punto que yo me digo
si no sea pura coincidencia
si es "ese" el Amor que pasa,
de ti (que lo disimulas)
Y es lo que leo en tus ojos
y en tu pícara sonrisa
cuando te miro cual rayo
murmurándote, "bonita"!
Que "ese" lo sea tal vez,
y no mera ilusión mía
La prueba? el que tu rostro
no se me fue (en todo el día)
y me alegró la jornada
y me seda y tranquiliza
en el atardecer en calma
repitiendo: mujer linda!
Y marchosa (ay!) (Y fina)
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