"Dieu parlera ce soir" (en versión en lengua francesa, original) Libro de texto -de la asignatura de Religión- en mi curso de Preuniversitario" En prueba flagrante de la (discreta) puesta de perfil de la Iglesia tras el desenlace de la Segunda Guerra Mundial y del desafio que la lucha de clases planteaba a una Iglesia a la defensiva en los paises de catolicismo sociológico. Y además, de la crudeza del fondo (judeocristiano) de la moral sexual -bajo capa de "espiritualidad"-, que en esa obra se nos impartia. Testimonio imperecedero de la España de entonces, y que aquí invoco -a la referida obra y a su autor-, en mi defensa y apología
"Dios hablará esta noche", publicado -con veinte años de retraso de su publicación original en el 45 en Bélgica- en España en el 65 , en plena era de paz y concordia social, el año de la terminación del Concilio. La calma, preludio de la tormenta. en el conjunto de la sociedad española y más aún en los colegios de curas. más concretamente en el de los Escolapios de San Fernando (de Arguelles) donde aquel fue libro de texto -de Religion (sic)-, en Preu, de los que habíamos hecho quinto curso de Bachillerato dos años antes (que hoy nos seguimos reuniendo).
No comprendí mucho pero tampoco olvidé la impresión compleja de novedad y de extrañeza que nos dejó a casi todos empezando por mi. Y sólo tras habiendolo releído ahora tantos años después, y tantos años ya de residencia en Bélgica, me creo en condiciones de explicármelo (un poco) a mí y de explicárselo con gusto a los lectores, este libro de espiritualidad catolica, y se mire por donde se mire de marca y factura belga, lo que no podia ser otra cosa. Y me explico.
Porque sólo releyéndolo ahora me creo en condiciones de analizar las profundas semejanzas en materia de educacion que arrastraban dos países -por razón de la religion y del pasado historico relativamente reciente-, planetas de un mundo, de un micro universo que este libro de espiritualidad -del género (en aleman) Bildung Roman- supo genialmente captar (y transmitir) justo en el momento de su derrumbe, de resultas -casi por partes iguales -de la Segunda Guerra Mundial acontecimiento matricial, y a sus ancas, del concilio Vaticano Segundo que hoy definen -segun leí no hace mucho- como "una convalidacion teológica -o eclesiástica- de la nueva correlacion de fuerzas surgida del desenlace de la Segunda Guerra Mundial" (en el 45).
Y sólo así, con ese contexto cultural histórico y político -léase de política religiosa- bien presente en la mente del lector, se entiende cabalmente la intriga tan compleja de este libro (no exenta de emoción), igual que su desenlace tan insulso y a la vez decepcionante. Y el desciframiento comienza por el nombre y la personalidad del autor, un jesuita belga flamenco y -en un dato todo menos trivial- de expresion francesa (o francofona), del que un libro de investigacion relativament reciente -de autora belga- nos revela datos del entorno famliar de aquél -heredero e hijo mayor de un industrial de gran talla y renombre- que ilustran y delimitan con precisión el caracter autobiografico de la obra que nos ocupa.
Natural de Gante su autor, de una capital belga (flamenca), enclavada en un sector de la zona linguistica (flamenca/neerlandófona) dentro del mapa de Bélgica donde aún por mucho tiempo en la posguerra -y no sé a ciencia cierta si todavía ahora- subsistían ciertos sectores de la burguesia -como los que desfilan en esa obra- en los que perduraba y regía la lengua francesa, configurando un fenómeno estrictamente minoritario y ya entonces en vias de extinción. No es el unico anacronismo que un cuidadoso analisis registra, como el que el autor de este blog con gusto les brinda .
Asi, los centros de reunion que van apareciendo en la novela, la Escuela de Mandos, el Aquileón estadio deportivo para obreros, el Campamento obrero y la Cantera (sic) -y sus obreros de uniforme y galones de dos y tres estrellas (?!)-, configuran un paisaje marciano no poco surrealista que no reflejan ni poco ni mucho -y no hay que ser un lince para adivinarlo-, la sociedad belga -en fase de (drástica) transformación- de entonces, sino el repliegue estrategico más bien de un catolicismo sociológico a la defensiva sobre todo en los sectores sociales de extraccion obrera, de un fenomeno ya casi único en el mundo si se exceptúan España, el mundo hispánico, y en Europa (habas contadas), Bélgica y Polonia.
Y no sólo eso, que hay detalles en las paginas de ese libro que no engañan por nimios o anecdoticos que sean. Y es del contexto -de "depuración" a la belga, menos cruenta (según se mire), pero a la vez, gajes de un "pequeno pais", no menos desgarradora y dolorosa (....) - de la posguerra inmediata (año del 45) en la que la Iglesia belga -como en los demás paises de Europa- optó (sabiamente) por una puesta de perfil rompiendo asi con su pasado (inmediato) ante el escándalo de algunas de sus ovejas (....)
Como por ejemplo lo muestra e ilustra el personaje del Tatuado, amigo del protagonista Thierry, al que "no ha tenido miedo -en clase- de saludarle a lo fascista", despues de interceder Thierry por él ante el prefecto de estudios del colegio de curas y de haberle salvado de la expulsion. Por qué? Por "las malas compañías", "porque yo sigo pensando -aclara aún el prefecto, si necesario fuera- que ha sido lo bastante imprudente para no tener ya cabida en este colegio".
Y el fantasma de los rexistas vencidos (y apestosos) -de Leon Degrelle- de un mismo medio o background sociológico (grosso modo) sociocultural, que el de los personajes del libro (nótese bien)-, ante un pasaje tan revelador, se yergue amedrentador a modo de convidado o convidados de piedra (....)
Un modelo o manual de equilibrismo (espiritual y a la vez político e ideológico), al compás de la hora -de depuracion y ajuste de cuentas- que se vivia entonces (cuando fue escrito el libro) en Europa. Y para uso -y consumo- de españoles que "negaban la derrota" -Umbral díxit ("Madrid 1940, memorias de un joven fascista"- pero que aprendieron bien entonces lo del escarmiento en cabeza ajena. No importa.
El telón de fondo geográfico e histórico a la vez, y paisajístico (tan logrado, doy fe), venía pese a todo a conjurar -con éxito- en jóvenes lectores españoles sobre todo (a modo de "fata morgana, de un espejismo "europeo" de lo más a punto, de "puertas abiertas"), esa sensacion (agobiante) de aislamiento, de bloqueo, de fronteras cerradas (con Europa), que heredaba la sociedad española de la imediata pos guerra (tras el 45) Lo que da sin duda la clave o una de ellas del éxito de difusion en España de esta obra de minorías.
Y conjuraba a la vez esa preocupación obsesionante (ya entonces) por el problema social (sic) que angustiaba al conjunto de las clases medias en los años del Concilio y de lo que supo (hábilmente) hacerse eco aquella augusta asamblea.
Una aprension, con el horizonte -omnipresente- de la lucha de clases que venía ya de antes en los paises de catolicismo sociológico-, y eso era (como muy tarde) desde los años de la guerra en Francia donde surgió -en el marco de la Colaboración, nótese bien, no entre marxistas o católico/marxistas- el fenómeno de los curas/obreros (en Francia igual que en Polonia) (...)
Anacrónicas a su vez, con olor a naftalina (o a azufre más bien) las referencias eruditas de la obra. Y primera y principal de todas ellas, la de Maurras, con quien parecia familiarizado el joven protagonista de la obra, anomalía ruidosa a fe mía y que me pasó realmente desapercibida en mi primera lectura de la obra. Y todos los demas referentes eruditos que desfilan en la obra -Psichari, Maurice Barres (maestros y amigos de Maurras), el If de Kipling (que no podía faltar) en traduccion para más inri del falangista Jacinto Miquelarena (....)- no son, todos ellos, menos prototipos emblemáticos (hoy y entonces) de un catolicismo de derechas.
Pero el centro de gravedad de esta obra de espiritualidad no es ese, sino -como su título indica- la llamada de Dios (de noche), que viene a zanjar, como lo deja a ilustrar o a entender el desenlace de la obra, cuestiones de conciencia, las más delicadas y escabrosas, y en particular una o si se prefiere dos -estrechamente relacionadas la una cn la otra- a saber el Amor (con mayúscula o minúscula) léase el noviazgo y la sexualidad humana. A vueltas con el Sexto/mandamiento en resumidas cuentas.
Estrechamente enlazada(s) en relacion de causa a efecto, con la otra cuestión, hegemónica y dominante en las páginas del libro, a saber la de la vocación religiosa, "una nocion oscura responsable de tantos dramas existenciales" -decía y sin duda que sabía (un poco) de lo que hablaba- Don Miguel de Unamuno.
Y asi, el protagonista muestra haber escuchado la Voz de noche y es cancelando -o,"sacrificando", en nombre del futuro y de un dar la espalda al pasado (sic) (coartada hipocrita y capciosa!)- la relacion sentimental que sale a flote casi a cada página de la obra con la joven Renée, novia (casi "formal") de Thierry el protagonista. El Amor de su vida.
"Predicar la castidad es una incitacion a obrar contra natura". Que ese párrafo tan escabroso (y desgarrador) del libro, y la actualidad eclesiastica tan escandalosa nos devuelven fatalmente esta impecracion -del Anticristo de Nietzsche- por si falta hiciera.
Y el corolario o conclusion de la voz o del llamamiento divino no queda claro de las páginas fnales de esa obra, pero el lector menos prevenido facilmente se la imagina: a saber la referente a la vocación religiosa, léase la de abrazar o no abrazar el sacerdocio, que explica a su vez la gran difusion de esta obra en los colegios de curas.
España y yo somos así, rezaban los clásicos. Y era exactamente así, como la que retrata fielmente esta obra, la España (católica) de entonces, en la que nací y crecí. Un testimonio crucial en el plano de la Memoria, la obra que nos ocupa.
Y yo era también así, como el protagonista, como lo pinta y describe el autor de la obra, testigo mío a su vez. Testigo de la defensa.
2 comentarios:
Lefebvre, Pope killing attempt. I don't know what to think about you. Are you a true christian? Prove that you are not one of "them". And don't think that i can't distinct...
Probar, dices. llevo probándolo hace ya mucho, aunque no estoy seguro que se escuchen (mucho) mis explicaciones. Esa dialéctica que anuncias -si mi conocimiento del inglés no me juega malas pasadas- de ellos (them) y de nosotros, no queda muy clara tampoco.
En la Historia contemporánea y en su capítulo de la II Guerra Mundial me refiero. Porque hoy queda claro -lo que a ti catolico de los States te cuesta tal vez reconocer- es que el catolicismo, los católicos, figuraron en el bando de los vencidos o perdedores de la II Guerra Mundial, en Europa al menos. Y que los católicos norteamericanos (obviamente) se equivocaron de bando, o en otros términos, que no supieron distinguir (aunque tu dices que sí) entre ellos y nosotros.
Es lo que más claro me quedó de mi paso por el seminario de Ecône. Donde habia varios compañeros norteamericanos con los que nunca -bien al contrario- tuve problemas de relación. Salvedad hecha de uno de ellos, de origen irlandés, con quien por culpa de la figura papal nuestra relacion se enfrió.
Como lo puso él de manifiesto por sus declaraciones a la prensa cuando me detuvieron en Fátima. Yo "odiaba al papa" dijo él entonces. Por qué no me lo dijo antes de aquello -me pregunto-, en Ecône? Católico sin igesia asi me definí para un periodico portugués, y así lo sigo haciendo.
Gracias sinceras, como sea, por tu mensaje, y recibe un abrazo amigo
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