domingo, noviembre 27, 2016

Gloria de Roma

Tanto tiempo junto al río
del Tiempo que todo lo borra
sin decidirme a cruzarlo
en busca de dos Coronas

de laurel, las de atletas
y de poetas (entre rosas),
que a la una y a la otra aspiré
y ambicioné siempre (a solas)

¿Vivir siempre a la espera
de una señal que no llega
viendo pasar el viento
y la caída de las hojas

y el eterno retorno de todo
como una rueda como una noria,
echado en tierra cuan largo
con la vista en las estrellas?

A mi no me va estarme quieto,
a otros les dejo esa historia
que no nacimos para eso
los que vivimos entre sombras

arrostrando linchamientos
y el vernos en la picota
y echándonos en la melé
de esas que dejan sordo (a h...)

y al final salíamos del trance
derechos como unas sotas
de aquel jarabe de palo
que nos daban gota a gota,

y sin ceder ni tanto así
ni retractar ni una jota,
sin dejar caer a un camarada
ni banderas ni mascotas

ni los nuestros ni a otros también
de otra fe y de otra banderas
que el viento puso a este lado
en medio de la tormenta

¡Fieles al aliado fiel!
Lo que hizo la gloria de Roma
en la Vida y en la Muerte
en las victorias y derrotas,

que eso es lo que ata el futuro
a la punta de mi bota
y nos abre el horizonte
que gime entre nubes rojas

y nos ganará cien naciones
que nos observan absortas
(que la sangre se refresca
y purifica en la memoria)

¡Que me hicieron falta lustros
para admitir la derrota
y verle de cerca el rostro
a la amenaza insidiosa!


¿Qué te llevó allí de golpe
tan compuesta, tan coqueta?
¿el azar (y no la intuición)?
¿Y quieres que me lo crea?

Que siga creyendo en brujas
sin rendirme a la evidencia
que viniste amor a buscarme
con una idea en la cabeza

mientras que el Tiempo (dios y rey)
devanaba su madeja
y nos hacia guiño a los dos
dejando una puerta abierta

al futuro, a lo posible
mas allá de la quimeras,
lo que puede ser (y no fue)
que está escrito en las estrellas

y nos invitaba a los dos
marcándonos una vereda,
libre a ti de seguirla
que ni te obliga ni ordena

Y me puse amor a soñar
y puse mi mente a prueba
a barajar situaciones
que ni imaginar pudiera

antes de aquel bello encuentro
cuando se me abrieron las puertas
y se destapó ruidosa
la caja de las sorpresas

Y te vi amor tan distinta
tan dulce amor y tan cerca
dispuesta a todo (¡así te vi!)
tan libre, sí, y tan resuelta

a hacerme tuyo (di que sí)
por las malas o las buenas
sin detenerte ante nada
¡piensen otros lo que quieran!

Y así es como me rendiste
y te ataste mi alma incierta
que no acertaba a decidir
entre tú y la otra ¡princesa!

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