domingo, noviembre 20, 2016
A las Almas Desgarradas
La tensión va en aumento
al cabo de la semana
y crece y no para y crece
hasta que al final estalla
como el afán del poeta
que hincha de poesía su alma
como un éter o vaho (azul)
que al final rompe y derrama
al alba, con luz rabiosa,
poesía de madrugada
y arte de la condensación
¡mi poesía, camaradas!
Que así la vio un gran profeta
que cantaba a la mañana
¡Ezra Pound poeta maldito
que creía en lo que cantaba!
¡Arte de adivinación
la poesía que nos salva
de amaneceres radiantes
al cabo de la hondonada!
de los hoyos de la Historia
como grandes noches blancas
en la vida de los pueblos,
de la Patria que uno ama
Poesía de alta tensión
que me nació bella y rara
al mediodía de mi vida
cuando ya no la esperaba
que el viento de inspiración
infló y al final, descarga
como las gotas de lluvia
o como cálidas lágrimas
tras las notas del piano
-igual que varita mágica-
que lleva el poema a la cumbre
y lo suelta al final ¡y estalla!
¡Piano sintetizador
de la melodía blanca
de la mejor sinfonía
de la Obra bien lograda!
Del profeta y visionario
que vio largo en la llanada
que se mantuvo de pie
y respondió a la llamada
en tiempos del Gran Cambiazo
cuando todos me ignoraban
y se pusieron de pronto
a marchar a cuatro patas
como el Rhinoceros aquel
escrito en clave rumana
-del reino aquel del Absurdo-,
cuando se alumbró en mí la llama
que no dejó de arder después
en mi poesía, dulce amor,
en mis sueños y proyectos
y esperanzas (¡las más caras!)
Y en la increíble epopeya
de las Almas Desgarradas!
Te alejaste despechada
o sorprendida (¿o asustada?)
como un gorrión de altas cumbres
que en ciudad no se aclimata
acostumbrada a ser (de siempre)
el centro de las miradas
ave rara de otras tierras
¿qué viniste a hacer mi amada
por estos lares tan lejos
de tus valles y montañas?
¿Venías buscando olvidar?
¡No se te notaba nada!
Ni en tu rostro ni en tu empuje
ni en esa mirada pícara
ni en esa sonrisa erótica
de labios que susurraban
inmóviles, sigilosos
y ojos que preguntaban
buscando aprender (despacio)
todo del que la miraba
como nunca la miraron
los hombres que le gustaban
ni le dijeron tampoco
frente a frente y a las claras
entre el ladrar de mastines
lo que al Amor inspiraba
su juventud seria (y sabia)
su misterio de cuento de hadas
¡esos suspiros tan hondos
de un alma de ti amor huérfana!
Y Amor te dejó prendida
en la cita inesperada
con el Destino, junto a mí,
sentada junto a unas zarzas
Cuando te dispar aquella flecha
¡sin tocarte niña ingrata!
Con los labios, con los ojos
que te dejó anonadada
¿Te acuerdas? ¡Tres años ya (y más)!
Cuando las ventanas miraban (...)
al cabo de la semana
y crece y no para y crece
hasta que al final estalla
como el afán del poeta
que hincha de poesía su alma
como un éter o vaho (azul)
que al final rompe y derrama
al alba, con luz rabiosa,
poesía de madrugada
y arte de la condensación
¡mi poesía, camaradas!
Que así la vio un gran profeta
que cantaba a la mañana
¡Ezra Pound poeta maldito
que creía en lo que cantaba!
¡Arte de adivinación
la poesía que nos salva
de amaneceres radiantes
al cabo de la hondonada!
de los hoyos de la Historia
como grandes noches blancas
en la vida de los pueblos,
de la Patria que uno ama
Poesía de alta tensión
que me nació bella y rara
al mediodía de mi vida
cuando ya no la esperaba
que el viento de inspiración
infló y al final, descarga
como las gotas de lluvia
o como cálidas lágrimas
tras las notas del piano
-igual que varita mágica-
que lleva el poema a la cumbre
y lo suelta al final ¡y estalla!
¡Piano sintetizador
de la melodía blanca
de la mejor sinfonía
de la Obra bien lograda!
Del profeta y visionario
que vio largo en la llanada
que se mantuvo de pie
y respondió a la llamada
en tiempos del Gran Cambiazo
cuando todos me ignoraban
y se pusieron de pronto
a marchar a cuatro patas
como el Rhinoceros aquel
escrito en clave rumana
-del reino aquel del Absurdo-,
cuando se alumbró en mí la llama
que no dejó de arder después
en mi poesía, dulce amor,
en mis sueños y proyectos
y esperanzas (¡las más caras!)
Y en la increíble epopeya
de las Almas Desgarradas!
Te alejaste despechada
o sorprendida (¿o asustada?)
como un gorrión de altas cumbres
que en ciudad no se aclimata
acostumbrada a ser (de siempre)
el centro de las miradas
ave rara de otras tierras
¿qué viniste a hacer mi amada
por estos lares tan lejos
de tus valles y montañas?
¿Venías buscando olvidar?
¡No se te notaba nada!
Ni en tu rostro ni en tu empuje
ni en esa mirada pícara
ni en esa sonrisa erótica
de labios que susurraban
inmóviles, sigilosos
y ojos que preguntaban
buscando aprender (despacio)
todo del que la miraba
como nunca la miraron
los hombres que le gustaban
ni le dijeron tampoco
frente a frente y a las claras
entre el ladrar de mastines
lo que al Amor inspiraba
su juventud seria (y sabia)
su misterio de cuento de hadas
¡esos suspiros tan hondos
de un alma de ti amor huérfana!
Y Amor te dejó prendida
en la cita inesperada
con el Destino, junto a mí,
sentada junto a unas zarzas
Cuando te dispar aquella flecha
¡sin tocarte niña ingrata!
Con los labios, con los ojos
que te dejó anonadada
¿Te acuerdas? ¡Tres años ya (y más)!
Cuando las ventanas miraban (...)
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