martes, julio 01, 2025

FELIPE GONZÁLEZ Y LA RECONCILIACIÓN ESPAÑOLA


Qué de común entre este rostro ennoblecido (y enblanquecido) y ese otro guerracivilista y beligerante -aún en nuestra retina- de su primera etapa en la Moncloa y antes aún, de su militancia clandestina anti-franquista? El Poder dignifica y ennoblece (y no corrompe, como recitaba el rojerío anarquista de mi época en la Facultad de Económicas) La clave (o cifra) del enigma

"El Poder corrompe" oía yo de todos los cuadrantes, en la atmósfera enviciada de los ambientes radioactivos por los que mi vida transcurría los años que transité por la Universitaria madrileña, Facultad de Económicas (más exactamente de Políticas y Económicas) Uno de esos inevitables mantras de las sesiones de adoctrinamiento colectivo, que es en lo que se traducían -en lugar de clases propiamente hablando-, las sesiones lectivas, por aquel entonces -mediados los sesenta- en la Facultad (piloto) aquella. Y sin duda por todo eso la fórmula aquella como tantos otras que circulaban sin parar, una vez y otra y otra, en aquellos pasillos y en aquellas asambleas resbalarían fatalmente en mis orejas, empeñado como yo lo estaba ya entonces en un "enroque" psíquico y a la vez ideológico a fuer de intelectual, que me llevaría lejos, como aquí todos ya saben. 

Y no sólo resbaló, sino que su (tenaz) rechazo en mí, engendraría a modo de antítesis dialéctica, la formula opuesta, "el Poder dignifica (o ennoblece)" o sea, que acabé por asumir, haciéndola mía, de lo que sirve de ejemplo el que quiero brindar aquí, y es observando bien su rostro que circula en los últimos días en portada de los medios a raíz de sus recientes posturas y declaraciones, en comparación con la imagen que de él guardo yo aún de mis propios recuerdos cuando él aún no era más que líder de la oposición y antes pues de sus largos años de jefe de gobierno. Y me estoy refiriendo -muchos aquí ya lo habrán adivinado a Felipe GONZALEZ. Qué de común? -no dejo yo de preguntarme una y otra vez- entre ese rostro ennoblecido a base de cabellos blancos y de facciones suavizadas, si no dulcificadas a base de años de gobierno, del poder que ennoblece en resumidas cuentas? Entre ese, como digo, y ese otro del que guardo aún vagos recuerdos, del enfrentamiento que me opuso en público a él, en vísperas de mi gesto de Fátima, y de lo que él mismo se haría (beligerantemente) eco en los medios cuando me detuvieron ?  

Y que conste que no voy a hacer aquí un balance de esa importante y longeva etapa de su vida como jefe de gobierno, que eso se lo dejo a otros. Simplemente resaltar aquellos hitos mayores de su trayectoria con los que consigo identificarme y sin los cuales, y mayormente por culpa de las fases primeras de su trayectoria pública y del incidente aquel que aquí evoco, la empatía irresistible que ahora me inspira inevitablemente su figura hubiera sido propiamente impensable e imposible. Para qué engañarme o engañar a otros? 

Pero ni siquiera eso, que lo que voy a hacer atajando en línea recta (un decir) , es condensar o resumir todos esos jalones principales en la biografía de antiguo jefe de gobierno socialista, y es a la luz de su actitud en el plano de la Memoria. O en otros términos, comparándola como la (notable) excepción confirmando la regla que fue el guerra civilismo beligerante de sus sucesores (socialistas) en la Moncloa, a saber, Pedro SANCHEZ y en particular, el predecesor de éste último, RODRIGUEZ ZAPATERO, que bajo su propia responsabilidad desenterró de nuevo el hacha de guerra: el de la (interminable) guerra civil (del 36) bajo la forma híbrida o asimétrica de guerra de memorias. Y ante eso cuál fue realmente la postura de Felipe GONZALEZ? 

La del distanciamiento y desmarque? O es que a falta de pruebas -en ese sentido- nos veamos obligados de concluir o admitir que tomamos los deseos por realidades? No lo creo, y en mi conclusión me baso mas que en sus breves y escuetas declaraciones, en la materia, en la realidad de los hechos irreversibles como lo es la Transición y su secuela inseparable de Olvido y Amnistía (sobre la guerra civil), que en rigor y con todo derecho puede apropiarse como siendo su principal artífice, y más aún, como obra suya Y sus principales rivales y oponentes en el PSOE, y en particular el principal de todos ellos, RODRIGUEZ ZAPATERO, parecen darme la razón que en la crisis al interior del PSOE y tras las declaraciones del artifice de la Transición, le cuestiona y le rebate en ese punto. En la Transición (versus la guerra de Memorias) Ese es el motivo de mi fondo de mi apuesta por FELIPE en la crisis de un partido que no es el mío, Quien pueda entender que entienda. En atas de la Reconciliación Española


RODRÍGUEZ ZAPATERO ante una tumba -la de su abuelo?- de la guerra civil (del 36). Telón de fondo omnipresente (no nos engañemos) de su encarnizada oposición -a la cabeza de una fuerte corriente en su partido- a la figura de Felipe GONZALEZ, artífice mayor de la Transición, que el llamado pacto (informal) del Olvido a la muerte de FRANCO -que algunos llaman a contrario pacto de recuerdo- hizo posible, y que resultaría en la Ley de Amnistía   (1977) La que niega  la (interminable) guerra civil del 36, travestida -bajo el impulso del gobierno (socialista) de aquél y bajo la forma híbrida o asimétrica-, en guerra de memorias (o sea Memoria histórica y Memoria democratica) Como lo ilustra la oposición entre FELIPE y ZAPATERO, puesta de manifiesto en la cris interna abierta en el PSOE