¿ROJA LA VILLALOBOS?

Por razones ajenas a mi voluntad, me veo obligado a reducir el ritmo -diario- de estas entradas, no sé exactamente en qué medida ni por cuanto tiempo. Espero y deseo no obstante que la situación se vea en breve establecida y pueda reanudar el contacto diario -y por extenso- como hasta ahora con todos mis amigos y lectores

En la foto el General Moscardó –ahora defenestrado en el callejero de Guadalajara por la abstención de Ciudadanos-, con Restituto Valero en sus brazos, el niño del Alcázar. El general Moscardó fue filo nazi, es cierto, como tantos de los militares del ejército de la Victoria, lealtad obliga (a las alianzas de guerra) Como lo ilustra su encuentro con Hitler en su puesto de mando –Wolfsschanze (la Guarida del Lobo) en Silesia donde éste permaneció hasta bien avanzada la guerra- de emisario personal de Franco. No sigue menos viéndose reconocida –le plazca o no a la Vilalobos- su calidad de héroe indómito y legendario en la memoria colectiva de los españoles. ¿Roja o hija de rojos la Villalobos, o hija en cambio de general fraquista, de los de después del 45?

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El verano dando sus últimas boqueadas, acaba de ofrecernos la última de sus entregas ese culebrón veraniego de la Memoria histórica (de los vencidos de la guerra civil) con el número montado por la anterior alcaldesa de Málaga , Celia Villalobos, vicepresidenta del Congreso de Diputados (un respeto) refiriéndose a los andaluces que echó de su tierra (sic) ese nazi y fascista (sic) que fue Franco. Palabras mayores.

Con esos amigos (y amigas) para qué necesitamos enemigos, reza un refrán argentino. Sus declaraciones intempestivas e injustas y demagógicas habran coincidido entretanto con la moción aprobada en el pleno del Ayuntamiento de Guadalajara por iniciativa de Ahora Guadalajara –versión local de la corriente indignada- de eliminación de nombres franquistas (sic) del callejero de la capital alcarreña, con el apoyo (faltaria) del PSOE y la abstencion nota bene del partido Ciudadanos, C’s en abreviatura catalanista.

Entre los ahora defenestrados –que ya lo deben haber sido de muchas otras localidades y ciudades españolas- figura el coronel Moscardo que efectivamente fue franquista, más que eso, fue filo nazi, como tantos militares del ejército de la Victoria -sin duda por aquel principio ancestral anclado en la tradicion castrense de lealtad a las alianzas- como lo ilustra su encuentro en el Bunquer de Hitler durante la guerra –no en el posterior de Berlin, sino el que ocupó en Silesia casi hasta el final, antes de replegarse sobre la Cancillería, y donde sufrió el atentado (fallido) del coronel de la Werhmacht Von Stauffenberg-, y fue en su calidad de emisario personal de Franco, como lo sería también su compañero de armas el general Juan Vigón que él en cambio vería su encuentro con el Fuhrer recogido en « las Conversaciones de sobremesa » un obra apócrifa publicada en la posguerra, de autor anglosajón pero que ofrece grandes visos de credibilidad y que conocería de cualquier forma una gran difusión editorial durante décadas.
El General Moscardó, gobernador de Guadalajara más tarde en la década de los cincuenta –del que la noticia publicada sobre su defenestración en la prensa de izquierdas omite (sintomáticamente) el episodio del Alcazar que él protagonizó- sigue viendo reconocida su condicion de héroe en la memoria colectiva de los españoles, se pongan como se pongan, chillen, rabien o protesten los activistas y propagandistas de la ley funesta.

En Guadalajara y provincia, la persecución roja hizo grandes estragos las primeras semanas de la guerra civil. En Azuqueca, se cargaron a medio pueblo, como fue la regla en toda la vega del Henares. En Sigüenza, antes de la entrada de los nacionales, la escabechina no fue menor, agravada por la explosión inconoclasta que se cebó con su catedral de la que los rojos quisieron hacer –en vano (no más de cuatro días)- una repetición del asedio del Alcázar y a la que infligieron grandes destrozos.

Es significativa en extremo desde luego la abstencion de Ciudadanos en el tema que arde de la Memoria histórica, premonitoria además de lo que nos espera caso de sonreírles a la coalición de socialista-indignados el triunfo en las urnas en las próximas elecciones generales. De tal palo tal astilla, y el tancredismo acentuado (y acreditado) del jefe de gobierno parece que lo llevan inscrito en los genes los miebros de este nuevo partido que muchos ven como un jóker o un comodín del PP en la política española y no sólo en Cataluña. La vicepresidente de las Cortes va no obstante (mucho) más lejos que su jefe politico.

¿Hija de rojos la Villalobos o de franquistas, manipulada como tantos de su generación ? ¿Hija acaso de general franquista –de la posguerra (de después del 45)- como la ex-esposa de Felipe Gonzalez Carmen Romero? Cosas habría más difíciles e impensables. Porque si hubo una region de España donde se dio con mayor agudeza e intensidad ese femóneno que ya tengo aquí denunciado de antiguo –de trasbordo ideológico de los hijos de los vencedores del 36- que en lo que se refiere a los militares (de Franco) y a sus descendientes sólo ahora, con ocasión de mi última entrada dedicada a la metamorfosis y al renegar de sus antiguas posiciones de Ricardo Sáenz de Ynestrillas, me decidí poner en lo sucesivo sobre el tapete (con nombres y apellidos) - lo fue como digo, desde luego en Andalucía.

No hay más que ver el pedigrí (familiar) de muchos altos cargos del PSOE de la generacion de Felipe González, Chaves, de la Borbolla, Yáñez, por no citar más que los nombres que me vienen asi de entrada a la mente. ¿Málaga ciudad facha como de atiguo se nos vienen vendiendo, por oposicion a su rival Sevilla la roja en el conjunto de Andalucia? No es la imagen desde luego que da al turista o al visitante de un día como el que esto escribe, que cuando alli estuve no veia mas que placas e inscripciones rememorativas de figuras del otro bando (el de los vencidos), con un realce por veces propiamente desorbitdo como sucede con Pablo Picasso o con María Zambrano.

El aeropuerto internacional de la Costa del Sol –al que tanto le debe Málaga y toda la provincia, y en particular su zona turistica (y no sólo Fuengirola)- se quedó en cambio sin bautizar, todos saben o adivinan por qué. La Villalobos dice ahora que los andaluces a los que el nazi fascista (sic) de Franco hizo huir (sic) de Andalucia tendrían que usar pasaporte caso de querer visitar la tumba de su padres (o antepasados) si la independencia se consuma. Un guiño –no poco torpe- a los votantes actuales del PSOE (rama catalana, del que no recuerdo exactamente el nombre) que nos déjà bastante escépticos, la verdad sea dicha.

La pulsión idependentista no la van a yugular o cortar de raiz escamoteando esa batalla o choque de memorias antagónicas sobre la guerra civil del 36 que no es más que una continuación de aquella –por otros medios- como aquí ya lo tengo abundamente explicado y denunciado. La emigracion interior de los años cincuenta como la que inmediatamente se siguió por cima de los Pirineos arrastraba una connotación guerra civilista innegable, eso es cierto, se iban de Andalucia buscando una mejora (legítima) en sus situacion social y economica y almismo tiempo –en la idea que tanto de ellos guardaron en la moeria y transmitieron a sus descendientes- huyendo de la miseria (sic), léase dando la espalda (con desprecio y con odio muchos de ellos) a los señoritos de derechas que habían ganado la guerra (en su óptica) igual que los que –un poco más tarde- acabaron en lo principales países europeos de la corriente emigratoria de los sesenta, se iban en la imagen que tanto y tan bien consiguieron vender en los paises de acogida- huyendo del hambre (sic), de la miseria (sic) y del atraso (sic) y del franquismo (sic) y de la dictadura, por expresarlo conforme a la fórmula estereotipada que no habré dejado de leer y de ver evocada los años (ya casi treinta) que llevo residiendo en Bélgica.
No digo que se trate de un sector de la población y del electorado irrecuperable como no lo dije nunca tampoco de la emigración transpirenaica y de sus descendientes. Si pienso no obstante que una forma cualquiera de catarsis colectiva entre los descendientes de aquellos es insoslayable e imposible de escamotear –como la Vilalobos pretende- a la hora de curarles y vacunarles de la tentación separatista, que pasa (obligadamente) por una purificación de la memoria colectiva (de vencidos de la guerra civil) que tantos de ellos arrastran por la vía hereditaria. Por la via de la omisión o del olvido, aunque sólo fuera.

Como en aquel hijo de emigrantes nacido en la Ciudad Condal, bilingüe en su vida diaria (catalán en la calle y castellano en casa) –aunque con una biblioteca variadísima y en extremo abundosa (con un apartado surtídisimo en cinematografia) sin un solo título en catalán ¡ni uno sólo!- que ofrecía el típico trayecto de militancia comunista en su juventud para acabar con el tiempo y una caña evolucionando a posturas próximas –por lo que me daba a entender al menos (¡vayase a saber!)- a las de Ciudadanos, quien me confesó en una ocasión –durante una de mis visitas a la Ciudad Condal (en un 12 de octubre)- que su padre, a todas luces combatiente con los rojos durante la guerra como tantos andaluces (y andaluces de Jaén además), no le había hablado una palabra en su vida (sic) de la guerra civil, viniendo así sin duda a abonar aquello que reza la psicología más elemental, que a veces son mucho más elocuentes y expresivos los silencios que las palabras (…) De los que acabarán, como sea, ese andaluz oriundo, sacando al balcón la roja y gualda o la estelada según pinten bastos o espadas, como tantos otros de la misma procedencia (quiero decir de fuera de Cataluña)

El tancredismo del partido más arriba mencionado, en el tema de la memoria no favorece desde luego la necesaria catarsis colectiva –por la que aquí abogo- en todo esos oriundos en los que tanto habra prendido la pulsión separatista (anti-española) Cataluña, la separacion del resto de España, la independencia o la autonomía que le servía de trampolín o de fase preliminar y preparatoria, fueron banderas y eslóganes emblematicos del bando de los vencidos de la guerra civil, por mucho que finjan ignorarlo en el PP y por mucho que tiren por la calle de en medio en el tema algunas de sus figuras más destacadas como lo acaba de hacer Celia Villalobos ahora, o el portavoz parlamentario del partido (muy joven) saliendo al quite de aquella por cuenta de su oposición (sic) a todas las dictaduras. ¡Vergûenza ajena!

Y es curioso que algo que a todas luces tanto cuesta entender dentro de España, ese guerra cvilismo larvado o semi escondido o semi disfrazado del proceso independentista en Cataluña se ve mucho mejor de puertas afuera, por ejemplo en Bélgica, como me es dado a menudo el comprobar a tenor de comentarios que oigo –de la boca de los propios belgas- sobre el tema.

Botón de muestra o ilustración elocuente del corolario principal de la tesis –pura realidad- de la continuación de la guerra civil española que aquí estoy defendiendo, la del resurgir de una forma u otra de la segunda guerra mundial en lo que tuvo de confrontación ideológica, y de la que la primera batalla lo fue la guerra civil española que todavía dura (y el que pueda entender que entienda)