La duda (en su favor) se admite tras sus palabras contundentes en defensa de la unidad de España con ocasión de la visita de Felipe VI a los Estados Unidos, de las que no se puede negar la oportunidad y la pertinencia, y es que el tiempo apremia. Que a fe mía que la tensión y la inquietud son palpables en los encuentros fugaces con conocidos de mi barrio –donde crecí y viví antes de expatriarme- en mi primer día de estancia en Madrid en esta breve visita a la que hoy doy comienzo.
¿Llevará la presidencia Obama la lógica del caos (democrático) en Cataluña hasta los extremos que la habrán llevado ellos y sus aliados en Ucrania o se echará atrás haciendo prevalecer la cordura y la sangre fría en el último minuto como hace dos años en el desenlace de la crisis de las armas químicas en Siria? El Islam negro es una particularidad atípica en el conjunto del mundo musulmán, exentos –en su conjunto y salvo excepciones ruidosas- de las potencialidades corrosivas y destructoras de los que se habrá mostrado capaz el extremismo islamista y eso tal vez sea lo que salve a un presidente afro americano del que un gran porcentaje de sus conciudadanos siguen convencidos que profesa (más o menos) en secreto la religión islámica.
La prensa de hoy da cuenta del pedido de un grupo de catalanistas a la alcaldesa Colau que pode los árboles de la Diagonal (sic) para así poder prevenir y alertar de lejos la llegada de los tanques (sic) enviados a aplastar la nueva intentona secesionígena que se avecina. Último botón de nuestra de una neurosis que la escalada secesionista no deja de agravar por momentos.
¿Estallará de forma declarada el nuevo episodio catalán de la guerra civil (del 36) interminable? Verba volant, scripta manent, reza un viejo adagio de la antigüedad clásica, y las ideas como las palabras se ponen a volar libremente desde el primer momento de verse acuñadas y formuladas, y más aún si una realidad histórica insoslayable las sustenta y las acompaña como la tesis que vengo defendiendo en estas entradas de la guerra civil interminable (de los Ochenta y Tantos Años) Y me lo viene a corroborar sin esperármelo la respuesta (anónima) al comentario que colgué en unos foros de lengua neerlandesa sobre tema catalán al que me referí en mi última entrada.
La guerra civil (española) –y traduzco por mi cuenta y riesgo- solo se terminará en verdad (sic) cuando los pueblos ocupados sean libres de nuevo. Una España democrática no es posible (sic) sin que el derecho a la libre autodeterminación de al menos (sic) Catalanes, Vascos y Gallegos acabe viéndose reconocido. Solo entonces será posible la normalización de la convivencia.
Hasta aquí una cita que no tiene desperdicio. ¿Qué confesión o reconocimiento más explicita cabe de esa guerra civil interminable? Tanto más significativa por razón de su procedencia de un interviniente o un conjunto de ellos que llevan años empeñados a diario día y noche –a todas horas- en un trabajo de agit prop propiamente ímprobo a costa de España y de los españoles y de sus problema internos en unos foros de opinión de gran difusión en lengua neerlandesa. ¿Quien les sostiene, quién les paga en eses injerencia tan escandalosa, en ese empeño tan descaradamente guerra civilista?
Hay que estar ciegos para no ver, que esa pasión española (sic) –de la izquierda internacional, tan ultrajante y afrentosa para españoles- por cuenta de nuestra guerra civil que denunció el historiador ex - marxista Francois Furet sigue viva –y en llamas- en algunos belga flamencos por cuenta del secesionismo en Cataluña. Y la clase política y las instancias diplomáticas españolas competentes tendrían que denunciarlo. ¿Por qué no lo hacen?
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