domingo, septiembre 25, 2016
PLAZA MAYOR ¡EL DESPERTAR!
¡El despertar! Los medios están tratando de ocultar cuidadosamente la evidencia -salvedad hecha de excepcione honrosas-, a toda costa, y es que la manifestación en defensa de la memoria de Millán Astray llenó la Plaza Mayor. Como suena. Y si les hubieran dejado manifestarse por el centro de Madrid, pasando por Sol (conforme al proyecto original) -como tantas veces se habrá permitido a los perro flautas en los últimos años- habrían acabado congregando cientos de miles de madrileños No es eso solo lo que se merece mención de la concentración de hoy sábado. Igual o mas significativo si cabe que la afluencia numerosa de público al acto lo habrán sido las palabras -justas e indispensables- allí pronunciadas que echamos de antiguo en falta en la boca de muchos en particular en aquellos llamados (por propia definición como quien dice) a defender la memoria de los héroes, y el honor de nuestro pasado y de nuestra bandera, ubicables (aquellos) en lo que se conviene en llamar sectores patriotas (que me reservaron un boicot hipócrita de antiguo, salvo excepciones honrosas).
A propósito ¿qué les ocurre en Alerta Digital? ¿les ha dado un ataque de afonía de pronto, que en el momento que me pongo a redactar estas lineas -las nueve y media de la noche- siguen guardando un mutismo absoluto sobre la concentración de la Plaza Mayor, tan solícitos ellos, siempre en la brecha de la actualidad mas polémica y candente y en primera línea de un periodismo políticamente incorrecto (o lo parece) de ultimo minuto? (*) Esta claro que algo se cuece en ese sector de la clase política a la derecha de la derecha (para entendernos) que viene ahora a destapar esa reacción del cuerpo social -de hondura y alcance imprevisibles- que es lo que se deja traslucir e la concentración legionaria. Palabras justas, como un bálsamo en nuestros oídos las que se habrán oído hoy en la Plaza Mayor sin tapujos ni complejos. Dicho sea a fe ía sin ánimo de querer halagar a nadie, porque no conozco a nadie aunque solo sea (entre los organizadores me refiero) La primera denuncia abierta -y que se me corrija- si me equivoco, a ciertos niveles por lo menos de representación y de audiencia contra la ley de la memoria histórica en su conjunto, -como una enmienda a la totalidad-, por lo que es, una ley infame (sic) y revanchista.
Una provocación (sic) -que no reconciliación-, un rescribir la historia -por h..., léase por decreto- y un pretender ganar la guerra ochenta años y después, como se habrá también oído en la Plaza Mayor y que algunos llevamos ya hace rato denunciando conscientes de lo que les escuece a los guerra civilistas el escucharlo como lo lo habrá experimentado de cerca en recientes visitas a España, el autor de estas líneas, a Madrid en concreto, y como lo habrá vuelto a poner de manifiesto el desgarre general de vestiduras en un sector de la clase política por las recientes declaraciones del ministro del Interior a cuenta de los restos del general Mola y del general Sanjurjo y de su exhumación proyectada en el monumento a lo caídos de Pamplona que ya comenté en esta entrada. que comenté ya en anterior entrada. La s verdades duelen. Y para los guerra civilistas celadores de la memoria de los vencidos del 36 el acusarles de estar resucitando la guerra civil por cuenta de la ley funesta es como si se les estuviese mentando la madre (y con perdón de mis lectores)
Como lo tengo ya comprobado no diré en propia carne pero casi casi y fue por la reacción -a punto de llegar los dos a las manos- de un librero madrileño -del barrio de Argüelles- al que había dejado en deposito ejemplares de mi libro “Guerra del 36 e Indignación Callejera” y al que acusé (pruebas al canto) de practicar conmigo censura ideológica. “No aguanto a gente que se cree el centro del mundo”, me espetó. En primera linea de ese frente invisible -debería haber dicho mas bien-, que tiene abierto él y otros muchos por cuenta de la ley infame: ahí es donde me sitúo de antiguo, es cierto, desde la promulgación de esa ley inicua, e incluso de muchos antes, porque me la vi venir -desde los inicios de la era Aznar (en el instituto Cervantes de Bruselas)-ante la ceguera e indiferencia de muchos otros. Y así, ante desplante aquel me decidí a zanjar la discusión por las buenas. “Ochenta años de guerra civil ya está bien ¿no le parece?” Como si le hubieran mentado la madre, ya digo. Fuera de sí y deshaciéndose en palabras y gestos amenazantes.
Otras palabras que me habrán reconciliado -en parte al menos- con los convocan tes de la concentración de hoy a los que supongo en la órbita mas o menos lejana de los poderes fácticos eclesiásticos -o político eclesiásticos más exactamente como así se les debería calificar- tal y como lo ilustra la cobertura de la que habrán gozado, por parte de algunos medios tan emblemáticos de lo que se da en llamar derecha/mediática religiosa, a saber Intereconomía y demás medios en torno suyo, como la Gaceta (oportuna y benéficamente esta vez, no como hicieron con la operación Toma del Congreso) Y me estoy refiriendo a la alusión valiente -lo nunca oído de verdad en ciertos sectores desde la promulgación de la ley guerra civilista- de uno de los oradores a la complicidad de la iglesia -y el arzobispo de Madrid (sic)- con una memoria defensora de los asesinos de curas y violadores de monjas e incendiarios de iglesias y conventos.
No fueron ellos los artífices de la ley funesta, estamos de cuerdo, pero sin su silencio tronador, esa ley no hubiera podido salir adelante. Silencio (culpable) del PP -como lo vienen denunciando algunos cargados de razones sin duda (y también de rencor)? No me atrevo ni a negarlo ni afirmarlo, pero como ya lo defendí en algunas entradas de este blog, lo uno no se explica sin lo otro. Y es que la memoria histórica en el caso de nuestra guerra civil no se circunscribe solamente al ámbito de lo político sino también -y yo diría que mayormente- al de lo espiritual y religioso. No hizo bastante el gobierno anterior -aun en funciones- limitándose a congelar la aplicación de la ley sin buscar la abrogación que le posibilitaba (teóricamente) su mayoría absoluta?
Estamos de acuerdo. Pero exigirles más que eso ante el silencio apocalíptico de la santa/madre, era un poco -me lo reconocerán aquí todos- como el pedir peras al olmo. Errare humanum est. Como sea la delegación de gobierno se habrá rehabilitado no poco a los ojos de muchos españoles entre los que me encentro, autorizando una concentración que nos hace abrigar de pronto las mayores esperanzas. De un despertar de nuestra memoria, y “pari passu” del conjunto de la sociedad española
(*): tras la redacciónde este artículo elmediomencionado acabó publicando -decencia obliga- un resumen de agencias sobre el tema
A propósito ¿qué les ocurre en Alerta Digital? ¿les ha dado un ataque de afonía de pronto, que en el momento que me pongo a redactar estas lineas -las nueve y media de la noche- siguen guardando un mutismo absoluto sobre la concentración de la Plaza Mayor, tan solícitos ellos, siempre en la brecha de la actualidad mas polémica y candente y en primera línea de un periodismo políticamente incorrecto (o lo parece) de ultimo minuto? (*) Esta claro que algo se cuece en ese sector de la clase política a la derecha de la derecha (para entendernos) que viene ahora a destapar esa reacción del cuerpo social -de hondura y alcance imprevisibles- que es lo que se deja traslucir e la concentración legionaria. Palabras justas, como un bálsamo en nuestros oídos las que se habrán oído hoy en la Plaza Mayor sin tapujos ni complejos. Dicho sea a fe ía sin ánimo de querer halagar a nadie, porque no conozco a nadie aunque solo sea (entre los organizadores me refiero) La primera denuncia abierta -y que se me corrija- si me equivoco, a ciertos niveles por lo menos de representación y de audiencia contra la ley de la memoria histórica en su conjunto, -como una enmienda a la totalidad-, por lo que es, una ley infame (sic) y revanchista.
Una provocación (sic) -que no reconciliación-, un rescribir la historia -por h..., léase por decreto- y un pretender ganar la guerra ochenta años y después, como se habrá también oído en la Plaza Mayor y que algunos llevamos ya hace rato denunciando conscientes de lo que les escuece a los guerra civilistas el escucharlo como lo lo habrá experimentado de cerca en recientes visitas a España, el autor de estas líneas, a Madrid en concreto, y como lo habrá vuelto a poner de manifiesto el desgarre general de vestiduras en un sector de la clase política por las recientes declaraciones del ministro del Interior a cuenta de los restos del general Mola y del general Sanjurjo y de su exhumación proyectada en el monumento a lo caídos de Pamplona que ya comenté en esta entrada. que comenté ya en anterior entrada. La s verdades duelen. Y para los guerra civilistas celadores de la memoria de los vencidos del 36 el acusarles de estar resucitando la guerra civil por cuenta de la ley funesta es como si se les estuviese mentando la madre (y con perdón de mis lectores)
Como lo tengo ya comprobado no diré en propia carne pero casi casi y fue por la reacción -a punto de llegar los dos a las manos- de un librero madrileño -del barrio de Argüelles- al que había dejado en deposito ejemplares de mi libro “Guerra del 36 e Indignación Callejera” y al que acusé (pruebas al canto) de practicar conmigo censura ideológica. “No aguanto a gente que se cree el centro del mundo”, me espetó. En primera linea de ese frente invisible -debería haber dicho mas bien-, que tiene abierto él y otros muchos por cuenta de la ley infame: ahí es donde me sitúo de antiguo, es cierto, desde la promulgación de esa ley inicua, e incluso de muchos antes, porque me la vi venir -desde los inicios de la era Aznar (en el instituto Cervantes de Bruselas)-ante la ceguera e indiferencia de muchos otros. Y así, ante desplante aquel me decidí a zanjar la discusión por las buenas. “Ochenta años de guerra civil ya está bien ¿no le parece?” Como si le hubieran mentado la madre, ya digo. Fuera de sí y deshaciéndose en palabras y gestos amenazantes.
Otras palabras que me habrán reconciliado -en parte al menos- con los convocan tes de la concentración de hoy a los que supongo en la órbita mas o menos lejana de los poderes fácticos eclesiásticos -o político eclesiásticos más exactamente como así se les debería calificar- tal y como lo ilustra la cobertura de la que habrán gozado, por parte de algunos medios tan emblemáticos de lo que se da en llamar derecha/mediática religiosa, a saber Intereconomía y demás medios en torno suyo, como la Gaceta (oportuna y benéficamente esta vez, no como hicieron con la operación Toma del Congreso) Y me estoy refiriendo a la alusión valiente -lo nunca oído de verdad en ciertos sectores desde la promulgación de la ley guerra civilista- de uno de los oradores a la complicidad de la iglesia -y el arzobispo de Madrid (sic)- con una memoria defensora de los asesinos de curas y violadores de monjas e incendiarios de iglesias y conventos.
No fueron ellos los artífices de la ley funesta, estamos de cuerdo, pero sin su silencio tronador, esa ley no hubiera podido salir adelante. Silencio (culpable) del PP -como lo vienen denunciando algunos cargados de razones sin duda (y también de rencor)? No me atrevo ni a negarlo ni afirmarlo, pero como ya lo defendí en algunas entradas de este blog, lo uno no se explica sin lo otro. Y es que la memoria histórica en el caso de nuestra guerra civil no se circunscribe solamente al ámbito de lo político sino también -y yo diría que mayormente- al de lo espiritual y religioso. No hizo bastante el gobierno anterior -aun en funciones- limitándose a congelar la aplicación de la ley sin buscar la abrogación que le posibilitaba (teóricamente) su mayoría absoluta?
Estamos de acuerdo. Pero exigirles más que eso ante el silencio apocalíptico de la santa/madre, era un poco -me lo reconocerán aquí todos- como el pedir peras al olmo. Errare humanum est. Como sea la delegación de gobierno se habrá rehabilitado no poco a los ojos de muchos españoles entre los que me encentro, autorizando una concentración que nos hace abrigar de pronto las mayores esperanzas. De un despertar de nuestra memoria, y “pari passu” del conjunto de la sociedad española
(*): tras la redacciónde este artículo elmediomencionado acabó publicando -decencia obliga- un resumen de agencias sobre el tema
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