domingo, agosto 02, 2015
¡Poesía Eterna Salve! (poesía en domingo)
Bienvenida alma mater ¡Salve,
Poesía Heroica (y maldita)!
En el alma del poeta,
en el drama de una vida!
Bienvenida a tiempo de partir
en la singladura marcial
que no conoce fronteras
en busca de la Patria inmortal
Forja de mil alianzas nuevas
selladas en sangre (rojo/azul)
de esas que duran por siempre,
que indulta la Muerte (gentil)
De esas que eché tanto en falta
en mi peregrinar sin fin
a través de un mundo global
-fantasma sin rostro (¡ay de mi!)-,
erizado de barreras,
de alambradas de espino (vil)
El horror del mundo en tus ojos
eso es lo que yo vi en tí
por detrás de tu sonrisa
que nos contagiaba el reír,
héroe inmortal de leyenda,
la imagen que legaste al morir
de vuelta de tantas cosas,
como la que quiero que vean en mí
y así se me reconozca
¡Señal de que sobreviví!
Que salvé aquella sonrisa,
mi sonrisa eterna ¡infantil!
que sobrevivió a la muerte
que vio de cerca ¡Justo ahí!
Y al horror de la derrota
y al holocausto olvidado (¡¡¡chis!!!),
signo de un nuevo amanecer
que hay vida en el mundo aún
Sueño de lo que no murió
porque no podía morir
porque era eterno e inmortal
que nos guió siempre hasta aquí
Como esas Ideas Eternas
de la Ciudad del Sol (feliz)
que me hicieron compañía
y me inundaron de luz
en un mundo (una Europa) a oscuras
¡Mi alma errante en un cielo azul!
¡Gracias mil, Poesía Eterna!
Porque me hiciste descubrir
ese fondo hondo (sin fondo)
que llevo bien dentro de mí
De ser tierno con lo tierno
y duro en cambio con lo hostil,
que me hizo todo comprender
y que me enseñó a discernir
el drama hondo, escondido
del héroe, de la estrella.
Perdidos, Juan ¡Como tú!
En un mundo de fantasmas,
en el que nos tocó vivir
y luchar, y bailar y soñar
y llorar y sufrir ¡Y reír!
¿Qué es lo que te mueve?
¿Qué quieres, qué buscas, mujer?
¿Qué te impide estarte quieta
el pararte ya de una vez?
¿Qué te lleva, qué te trae
en verano o en invierno
de un sitio (o un país) a otro
libre y fugaz como el viento
que cuando llega ya no está,
sola –¿o no?- como un verso?
¿Qué es lo que ocultas?
¿Qué guardas de tan secreto?
¿Un fracaso? ¡No es posible!
¿Un “pasado”? ¡No lo creo!
¡Una nube de fantasmas
unas sombras, unos sueños
que te siguen y acompañan
y llenan tu alma de anhelos!
Eso sí que es más factible,
y más creíble y más cuerdo
que el tragarnos cuentos de hadas
o inventarse un film (de miedo)
El creer en tí ¿y por qué no?
El imaginarte en el centro
de una legión invisible
que llevas pegada al cuerpo
que te guía y te protege,
tú y tu alma entre tierra y cielo
dueña y reina y emperatriz
de un imperio de amor (¡el nuestro!)
Eso es lo único que sé,
que quiero saber de cierto,
de tí y de tus secretos,
dulce amor ¡Te lo prometo
Lo único que quiero quebrar
es ese muro de hielo
real o fingido, no sé
-¿disfraz de amor el despecho?-
que te rodea y te aísla
cada vez que irrumpes ¡Cielo!
Ese semblante inmutable
que te aleja y te distancia
tras un muro de silencio
que te ensalza y que te endiosa
en una nube de misterio
¿Porque sabes que me gusta
que seas así? ¡Te quiero!
Poesía Heroica (y maldita)!
En el alma del poeta,
en el drama de una vida!
Bienvenida a tiempo de partir
en la singladura marcial
que no conoce fronteras
en busca de la Patria inmortal
Forja de mil alianzas nuevas
selladas en sangre (rojo/azul)
de esas que duran por siempre,
que indulta la Muerte (gentil)
De esas que eché tanto en falta
en mi peregrinar sin fin
a través de un mundo global
-fantasma sin rostro (¡ay de mi!)-,
erizado de barreras,
de alambradas de espino (vil)
El horror del mundo en tus ojos
eso es lo que yo vi en tí
por detrás de tu sonrisa
que nos contagiaba el reír,
héroe inmortal de leyenda,
la imagen que legaste al morir
de vuelta de tantas cosas,
como la que quiero que vean en mí
y así se me reconozca
¡Señal de que sobreviví!
Que salvé aquella sonrisa,
mi sonrisa eterna ¡infantil!
que sobrevivió a la muerte
que vio de cerca ¡Justo ahí!
Y al horror de la derrota
y al holocausto olvidado (¡¡¡chis!!!),
signo de un nuevo amanecer
que hay vida en el mundo aún
Sueño de lo que no murió
porque no podía morir
porque era eterno e inmortal
que nos guió siempre hasta aquí
Como esas Ideas Eternas
de la Ciudad del Sol (feliz)
que me hicieron compañía
y me inundaron de luz
en un mundo (una Europa) a oscuras
¡Mi alma errante en un cielo azul!
¡Gracias mil, Poesía Eterna!
Porque me hiciste descubrir
ese fondo hondo (sin fondo)
que llevo bien dentro de mí
De ser tierno con lo tierno
y duro en cambio con lo hostil,
que me hizo todo comprender
y que me enseñó a discernir
el drama hondo, escondido
del héroe, de la estrella.
Perdidos, Juan ¡Como tú!
En un mundo de fantasmas,
en el que nos tocó vivir
y luchar, y bailar y soñar
y llorar y sufrir ¡Y reír!
¿Qué es lo que te mueve?
¿Qué quieres, qué buscas, mujer?
¿Qué te impide estarte quieta
el pararte ya de una vez?
¿Qué te lleva, qué te trae
en verano o en invierno
de un sitio (o un país) a otro
libre y fugaz como el viento
que cuando llega ya no está,
sola –¿o no?- como un verso?
¿Qué es lo que ocultas?
¿Qué guardas de tan secreto?
¿Un fracaso? ¡No es posible!
¿Un “pasado”? ¡No lo creo!
¡Una nube de fantasmas
unas sombras, unos sueños
que te siguen y acompañan
y llenan tu alma de anhelos!
Eso sí que es más factible,
y más creíble y más cuerdo
que el tragarnos cuentos de hadas
o inventarse un film (de miedo)
El creer en tí ¿y por qué no?
El imaginarte en el centro
de una legión invisible
que llevas pegada al cuerpo
que te guía y te protege,
tú y tu alma entre tierra y cielo
dueña y reina y emperatriz
de un imperio de amor (¡el nuestro!)
Eso es lo único que sé,
que quiero saber de cierto,
de tí y de tus secretos,
dulce amor ¡Te lo prometo
Lo único que quiero quebrar
es ese muro de hielo
real o fingido, no sé
-¿disfraz de amor el despecho?-
que te rodea y te aísla
cada vez que irrumpes ¡Cielo!
Ese semblante inmutable
que te aleja y te distancia
tras un muro de silencio
que te ensalza y que te endiosa
en una nube de misterio
¿Porque sabes que me gusta
que seas así? ¡Te quiero!
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