lunes, abril 04, 2022

INMIGRACIÓN E ISLAM


Protagonista principal (Audrey Lamy) de un buen film francés -"La Brigade"- con el telon de fondo de la iinmigración en Francia. Sensiblero no obstante (como la critica francesa lo reconoce) y del que "cualquier parecido con la (cruda) realidad pura coincidencia", como en los avisos de los cines en España de tiempo inmemorial. Un film catártico y, sobre todo, de campaña electoral

Uno de los que traen cola, en la cabeza del autor de estas lineas quiero decir. Un film de campaña electoral (francesa), catártico en extremo como asi lo asignaba al teatro y a su función primordial el escritor y novelista Gozalo Torrente Ballester (y autor teatral): "La Brigade", una comedia dramática a la francesa, mi género cinematografico preferido como se habrán dado (en seguida) cuenta los que aqui me leen, De las de reir (moderadamente) y de agarrarse a los brazos de la butaca también para no largarse a la mitad (lo habitual en mí, que alguno de los que me conocen aqui dirán). De lo que me contuve al fin y que me compensó con creces y me dejó contento y satisfecho y campante a la salida, que no es precisamente en mí lo habitual. Y de qué trataba pues? De lo de siempre, que me diga lo que por menos cabía esperar de uno de sus prinicipales patrocinadores Canal+- bien a la vista en la pantalla al principio y al final. "El sindicato de la ceja" en Francia (comparando por comparar) Y es de uno de esos psicodramas -psico/socio dramas que me diga- a los que me cuesta un poco (pese a todo) el tenerme que acostumbrar. Sobre el tema que habrá dominado la campaña presidencial francesa -antes de que la guerra en Ucrania hiciera barajar de nuevo- a la inmigración me refiero, no/europea y de confesión musulmana como la candidatura de Eric Zemmour no lo habrá dejado de subrayar, y lo que el mencionado film se obvia o cubre de un tupido velo (para variar) 

Un buen film ya digo en el plano técnico y artístiço, gracias al papel, qué digo, al papelazo de la principal protagonista más francesa que las francesas (que me habrá hecho perdonar todo lo demas u olvidar)   Una historia o una intriga de una jefa de cocina de restaurante de lujo que pierde los papeles ante lo que parece -y lo es- un abuso de una intrusa que no aparecia nunca por alli (por lo de intrusa), pero que mandaba más que la otra y que en venganza le señala la puerta de salida (y de despedida) -o hace a la otra que se largue (me da igual)- en un escenario de los que me conozco yo un poco, y digamos dolorosamente frecuente entre el personal. Total que la jefa rebelde se encuentra metida de lleno en los circuitos -algo infernales- del reciclaje o los de la reinsercion (sic) social y profesional. Y va dar directa a una de esas "zonas" o tierras de nadie ("no man's lands") que pululan en el extrarradio de las principales villas y ciudades francesas, zonas sin ley (ni "foi ni loi") en donde los que dictan la ley son la mayoría, excusado de precisar.  Un cuento o crónica de milagros -en francés "conte d'Epinal"- especie de cuento de hadas en verdad, donde cualquier parecido con la realidad (como se anunciaba en los filmes españoles y en tiempo inmemorial) es pura coincidencia (y nada más) O digamos donde un pequeño detalle brilla por su ausencia, más que un detalle como un síntoma, tal  como no lo dejo aqui de explicar. Y es que los inmigrantes del film son todos de raza/negra y procedentes del Africa subsahariana, todos ellos como por casualidad. De nombre islamico alguno de ellos no obstante como aquí no dejará algun aprendiz de brujo de observar. Islam/negro (noir) todo lo más, que creo que me conozco un poco, de mi larga travesia aquí en Bélgica, de reinserción social y profesional (y para más inri, bajo observancia "judicial") De aquel fresal por ejemplo en plena campiña flamenca y de aquel gran cobertizo en donde nos recogíamos todos -yo y todos los subsaharianos- al final de la jornada, resguárdandonos del frío, para cenar (y almorzar) Un guiso de los de chuparte los dedos -de arroz con carne y salsa (africana)- donde todos metian la mano sin cubiertos y entre cucarachas (poco importa), que se paseaban por encima del mantel como si tal cosa, lo que para ellos no tenia a todas luces nada de particular. 

Y donde el capataz, procedente  del Norte de la Mauritania -y del Senegal- y al Sur de Rio  de Oro (y de una tez de brillo casi añil, digamos negro/azul, sin ánimo de faltar) -que se me quedó grabado hasta hoy por lo bien que lo pronunciaba, Rí-o-de-O-ro, y repetía Rí-o-de-O-ro como con delectación, léase por lo asimilado que aquél tenía una denominacion, de la parte meridional del antiguo Sáhara español, que les sonará aquí a algunos a cuento de Maricastaña-, me explicaba como digo, de voz suave y ojos como platos mientras me hablaba -de un tono cordial-, que para ellos en aquel medio y lugar y en aquellas circunstancias, el Islam (sic) -Islam suigéneris, nota bene,"negro" ("noir")- era lo que les impedia que la sangre llegara al río (léase de llegar a las manos entre ellos o por cuenta de ellos, y de matar) (....) Lo que en film de ayer, en honor a su funcion didáctica, no habría estado de mas de glosar o señalar (....) 

No son ellos -y doy fe igualmente de ello yo- los que crean problemas ni los principales responsables del empudrecimiento (in crescendo) de la situación que está llevando a Francia al borde de la guerra civil (dicho sea sin sin ánimo de exagerar) Pedirles demasiado, lo contrario, a esos cineastas, quizás: el meter la pata ("les pieds dans le plat") por cuenta del dilema fatal, entre remigración (sic) y asimilación. Como aquí ya lo tengo declarado.O en otros terminos el meter baza (como es debido, y no de esa forma siblina e insidiosa) en la contienda electoral

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