domingo, octubre 18, 2015

RIVESALTES ENTRE "HARKIS" Y ROJOS CATALANES

“No olvidamos ni la Historia ni nuestros enemigos” El que avisa no es traidor. Esa vulgar pintada en catalán, como una amenaza o una consigna (de guerra civil) -que suena mas amenazante aun si cabe las horas que corren- escrita a la entrada del antiguo campo de concentración de Rivesaltes (departamento francés de los Pirineos Orientales) llamaba la atención de todos los asistentes, y del articulo (en sus mismos inicios) que dedica el diario francés Liberación (de izquierdas) –“inscripción” la llamaba del diario francés muy serio- al acto allí celebrado en memoria de los refugiados rojos españoles que fueron allí concentrados al final de la guerra civil española. Los separatistas catalanes siguen jugando con ventaja del otro lado de los Pirineos, y los oriundos españoles –como el primer ministro Valls (nacido en Barcelona como no deja de recordarlo a tiempo y a destiempo, en afrenta y escarnio por lo que tiene de desafío, de extrañamiento voluntario y de triste recordación para una inmensa mayoría de españoles)- siguen empeñados en escribir episodios de la guerra civil española interminable (de los Ochenta y Tantos Años)
El antiguo campo de concentración de Rivesaltes cerca de Perpiñán, en el Rosellón (la Cataluña francesa), junto a los Pirineos acaba de ser objeto de un acto de memoria histórica dese el frente francés de la guerra de las memorias -léase del otro lado de la frontera-, presidido por el jefe de gobierno francés Manuel Valls hijo de un emigrante catalán (que no exilado) en Francia, y que habrá consistido en la erección de un memorial ad majorem gloriam de os refugiados españoles –en número de varios miles- que fueron allí encerrados al final de la guerra civil española.

Y el jefe de gobierno francés como no podía menos de esperarse, aprovechando la ocasión, no se habrá privado de impartir –un vez mas, que no es la primera ni mucho menos- una jugosa lección de moral (democrática) y de memoria (de vencidos) de la guerra civil española que a otros franceses mas franceses que él o de mas antigüedad que a suya se nos antoja que les haya olido a cuerno quemado. Y no digamos españoles, entre los que me encuentro.

La ascensión (imparable) de los oriundos depositarios de una memoria de vencidos de la guerra civil en la sociedad francesa y en su clase política –y ni digamos en el show business- es junto con el fenómeno más general de la emigración por cima de los pirineos de la década de los sesenta y de finales de os cincuenta, uno de esos capítulos colaterales y signos mayores a la vez de la guerra civil española interminable que ya llamé en mi último libro de Guerra de los Ochenta y Tantos Años. Manuel Valls el actual jefe de gobierno, es sin duda el ejemplo mas emblemático y destacado de ese fenómeno, junto a él cabe citar el caso de la alcaldesa (socialista) de París, Ana (o Anne) Hidalgo a la que ya dediqué más de un artículo en estas entradas.

 Hijos de migrantes los dos, y tanto un caso como el otro, ejemplos reveladores del sesgo guerra civilista (irreconciliable) que tuvo la emigración española en la posguerra por cima de los Pirineos, algo que se vio rodeado de espesos tabúes tano entre los responsables de la política emigratoria del régimen anterior, como en la clase política que surgió tras la transición y en el conjunto de los medios españoles (desde siempre)

Valls es hijo de un republicano (catalanista) y Ana Hidalgo, nieta de un jornalero gaditano –de izquierdas- condenado a muerte al final de la guerra, al que se le acabó perdonando la vida y que acabo marchándose de España con los suyos aunque no sé si él se volvió (que en esos laberintos de la emigración guerra civilista confieso que me pierdo un poco)

La fiesta no obstante, a la que habrá asistido una delegación de la Generalidad catalana, y en representación del embajador español, el cónsul de Perpiñán –tancredismo del PP en la materia obliga- se le habrá aguado no poco al actual premier francés oriundo, por culpa de la manifestación –a fe mía en extremo intempestiva (para él)- celebrada al mismo tiempo en las inmediaciones del lugar del acto, de harkis franceses, léase musulmanes refugiados en Francia tras la independencia antiguos miembros de las unidades auxiliares (formadas por autóctonos musulmanes) del ejército francés en Argelia. La de los “harkis” argelinos es una llaga aun en carne viva en la sociedad francesa como lo ilustra este incidente, el ultimo de la serie.

Los “harkis” protestaban ahora justamente por sentirse los olvidados de la fiesta. Y es que al contrario de lo que da a entender la noticia que circula en Internet –léase de Wikipedia en lengua española- gracias a ellos nos enteramos ahora que el campo de Rivesaltes (o Ribesaltes) seguía en funcionamiento o volvió a estarlo para encerrar decenas de miles de “harkis” -más del doble de los exilados españoles que pasraon por allí veinte años antes-, a principios de la década de los sesenta. Médico cúrate a ti mismo, habría que decirle el premier francés oriundo. Tu memoria enferma de guerra civilismo, lo mismo que las lagunas en la memoria selectiva de tu país de adopción.

Así tal vez el conjunto de los franceses –con el tiempo y una caña- acaben considerándote casi un igual a ellos o equiparándote (casi) a un francés como los otro, que en España desde luego puedes perder la esperanza que se te vea de otra forma que como un oriundo, es decir un renegado o un desarraigado, léase infiel a sus propias raíces de una forma u otra.

Y la presencia de la ministra de gobernación de la Generalidad –haciendo sombra al enviado de Madrid, el cónsul de Perpiñán-, dicho sea a modo de conclusión, es una muestra más de ese juego con ventaja que se permiten los separatistas catalanes del otro lado de la frontera con Francia, con la complicidad de sus amigos franceses, aquejados a su vez de la “pasión española”(guerra civilista) -de la izquierda internacional- que denunció del historiador ex marxista François Furet poco antes de su muerte

No hay comentarios: