viernes, octubre 16, 2015

COMPANYS ¿QUÉ OPINA ALBERT(O) RIVERA?

El fracaso del Alzamiento en Barcelona el 19 de julio de 1936 fue la tragedia dentro de la gran tragedia de la guerra civil española en la medida que fue lo que decidió que el golpe militar degenerara en guerra civil fratricida. Y la tragedia colectiva se vio secundada de miles de tragedias individuales y familiares como la de Don Pedro Muñoz Seca –retratado en la foto-, al que el Alzamiento pilló en Barcelona en plena representación teatral de una de sus obras, el 18 de julio del 36 dando vivas a España y al Alzamiento desde el escenario lo que pagaría con la vida semanas más tarde en Paracuellos del Jarama, sin que Rafael Alberti que desempeñaba responsabilidades innegables en las checas madrileñas –y que tanto lloraria en la posguerra por García Lorca- hiciera nada por salvarle (ni por su amigo tampoco, al que hundió con sus soflamas radiofónicas más que otra cosa)
Setenta Aniversario del fusilamiento de Luis Companys. ¡Feliz Aniversario españoles de dentro y de fuera de Cataluña! Un asesino de masas convicto y confeso condenado a muerte con toda la legalidad –por muy sumaria y castrense que fuera- y ejecutado igualmente dentro de la legalidad entonces vigente, si linchamiento ni ensañamiento con su cuerpo y su cadáver –y ni sodomización retransmitida a las cuatro esquinas del globo- algo a lo que el libio coronel Gadafi no tuvo derecho muchos años más tarde por cuenta de la democracia.

¿Un escarmiento (de Franco) a Cataluña como lo afirma en la prensa de hoy la profesora cubana nacionalizada española Mirta Núnez Diaz-Balart (¿ahijada de Obama?) ¿Hay que ser acaso –dicho sea de pasada- hispano o hispana del otro lado del charco e izquierdista –de la izquierda anti-castrista in casu”- para poder trepar en la clase política de la España de hoy y pontificar en sus universidades? ¡Quién te vio y quién te ve, Complutense de mis culpas y pecados!

Un escarmiento ejemplar a la Cataluña separatista y antiespañola, eso sí se puede asumir, sí, sin mayores reparos. Como también se puede asumir el gesto de lealtad a las alianzas de guerra de la Gestapo alemana entregándolo sin contemplaciones a las autoridades españolas, como entregaron al socialista Zugazagoitia, aunque muchos–arrastrado de sus inhibiciones y sus complejos y sus juicios históricos a priori – y hayan preferido obviar con el paso de los años ese detalle biográfico del líder separatista catalán intentando –empresa vaa- cubrirlo de un tupido velo y contribuyendo así no poco a la leyenda montada en su nombre y al culto de martirologio erigido en torno suyo y por cuenta de la democracia (de la independencia de Cataluña)

Ley de guerra. Llevó a Cataluña y en gran medida a España entera –en la medida que el fracaso del Alzamiento decidió el estallido de la guerra- a la guerra civil y fratricida, y estaba en la lógica de las cosas que se viera juzgado y condenado –y posteriormente ejecutado por un consejo de guerra. Lo que no es ni siquiera lógico es que el que dice ser su heredero y le rinde ahora homenaje –el conceller fantoche- pertenezca al mismo tiempo a un partido que goza de todas las bendiciones de su santidad, como borrándose así de un plumazo de la memoria eclesiástica la persecución religiosa en Cataluña proporcionalmente (mucho) mayor que la perpetrada en toda España en zona roja –que los propios fuentes vaticanas consideran mayor que la del Imperio romano- y que fue llevada a cabo bajo la presidencia de ese sujeto que ahora conmemoran. Quien a hierro mata a hierro muere, reza la biblia canóníca fuera de toda sospecha.

Y Companys fue fusilado en el mismo lugar –las fosas de Montjuich- donde fueron fusilados con la apariencia de legalidad fantoche que les prestaba a los verdugos su propia firma muchas centenas de españoles inocentes tras el fracaso del alzamiento en Barcelona el 19 de julio del 36. Y a seguir a ellos otros muchos miles con su beneplácito, y ya sin necesidad de firma alguna. Una lección de historia y de memoria que se saben muchos españoles dentro y fuera de Cataluña y que es bueno y conviene repetir a tiempo y a destiempo en tiempos turbios que vivimos de guerra de memorias.

Como lo ilustra la noticia aparecida en la prensa de ayer de presentación en el parlamento andaluz –un poco a la chita callando- del anteproyecto de la ley andaluza de la memoria histórica – bautizada de ley de la memoria democrática- que cuenta por lo que se deduce con el beneplácito de la actual presidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz, quien sorprende a propios y extraños –salvo al que esto escribe- por sus declaraciones publicadas en la prensa de hoy llenando de flores y elogios al líder de Ciudadanos Alberto Rvera.

A propósito ¿qué piensa Rvera de la ley de la memoria, qué piensa de Companys? ¿No piensa, no opina? O se lo calla mejor, reservándonos la sorpresa –que se nos antoja de lo mas negra- para cuando ya nos la hayan metido doblada (y con perdón de mis lectores)

¡Antes muertos! ¡O matando al morir que me diga! (lo que no pudo o no supo el coronel libio, musulmán/piadoso no se olvide, que se puso a discutir de religión con sus captores en el momento fatídico)

No hay comentarios: