sábado, diciembre 28, 2013

ABORTO Y MASTURBACIÓN (A VUELTAS CON EL JUDEO/CRISTIANISMO)

En "el Sol blanco de los vencidos", uno de sus títulos más memorables y sugestivos, Dominique Venner, el escritor francés que se suicidó delante del altar mayor de Notre Dame, recogió -con el telón de fondo de la derrota de los Sudistas en la Guerra de Secesión- la historia (verdadera y subterránea) del primer Ku-Klux-Klan, una empresa de futuro por los caminos que venían de la derrota. Mensaje navideño de futuro y de esperanza para españoles
Cuántas veces, hijo mío, cuántas veces, esa era la pregunta que atormentó tantas infancias y adolescencias -por la pregunta en sí y por la instencia lacerante y lancinante con la que algunos eclesiásticos la repetían a veces- en la España de la posguerra. Aborto y masturbación, la comparación odiosa que pocos por no decir ninguno se atrevieron a formular a la luz del día hasta ahora.

Ni al autor de estas líneas se le había ocurrido tan siquiera, humildemente lo confieso, y me la habrá traído a la mente la lectura de un comentario incisivo y de gran mordiente en una discusión digital en la prensa de hoy por cuenta de las reticencias y divisiones que en el seno del partido en el poder (PP) está suscitando la reforma de la ley del aborto en curso.

Porque lleva toda la razón el autor del comentario (anónimo) al que aludo, si el cigoto o el embrión son ya "nasciturus" y como tal titulares de todos los derechos humanos habidos y por haber hasta el punto que su simple reconocimiento se convierte en el Derecho Primordial (o Super/derecho) del Hombre para algunos, el espermatozoide y el simple óvulo no dejan de serlo menos, y como tales, la masturbacion o la simple menstruacion femenina se merecen tanta penalización como la interrupcion del embarazo. Como así era el efectivamente el caso en la antigua ley judía.

Por donde vienen a asomar el plumero los tabúes (enormes) de moral judeo/cristiana subyacentes en esta polémica sobre al aborto y derivados tan encrespada y tan tormentosa. La masturbacion se merece pena de muerte (sic) en la biblia -en el antiguo testamento- igual que en el Talmud. Lo que explica sin duda que en la más pura ortodoxia del psicoanálisis de Freud se prescribiesen castigos corporales incluso para combatirla (...)

Por haber derramado su semen sobre la tierra (yerma) el Dios judío (oriental) de las venganzas -que no admitía rivales ni "simulacros" al lado suyo- condena a muerte fulminándolo de inmediato a Onán, personaje biblico. Y en la historia de la civilizacion cristiana, el tabú de la masturbacion conoció sin duda sus altibajos en funcion de las épocas y también de las latitudes y localizaciones geograficas, pero lo que no cabe duda es que en los tiempos modernos tras la Revolucion francesa volvió a a verse entronizado por paradojico que parezca.
La pulsión transgresora que Francisco Umbral pone tan de manifiesto en su obra y en particular en algunas de sus novelas, ilustra con creces del peso (agobiante) que el tabú masturbatorio siguió imponiendo en la sociedad española. Antes y después de la llegada de la democracia
La moral burguesa, laica y emancipada de la moral eclesiastica seguiría arrastrando el sello o marca judeo/cristiana en todo lo relacionado directa o indirectamente con la sexualidad humana. En la España de la posguerra en la que nacimos y crecimos sucesivas generaciones de españoles aún no tan viejos muchos de ellos, el tabú masturbatorio seguia siéndolo más si cabe entre los que recibimos educación religiosa, en colegios de curas, pero sin duda también en otros muchos que recibieron una educacion no confesional o mas abierta.

Y lo ilustra la insistencia hasta convertirlo en uno de los temas mayores de la obra narrativa de un Francisco Umbral, y cebo privilegiado de la pulsión trangresora que tanto le caracterizó, en su vida como en su obra. Y también se vería no poco adornado de fantasmas y creencias que rodeaban -como protegiéndolo y reforzandolo a la vez- el dichoso interdicto, del "no cometerás actos impuros", traducido en lenguaje mas el vulgo como el de no tener malos pensamientos (o consentir en ellos), ni el hacer "cosas feas" Ni el sentirlas -como las poluciones nocturnas- tan siquiera (...)

Así, recuerdo todavía la impresion imborrable que me hizo a mi y a todas mis compañeros de clase del curso de preuniversitario -en el colegio (madrileño) de los Escolapios- la expresion inenarrable en el rostro (de ojos desencajados) de aquel pobre profesor de Biología que sin duda por encargo de la direccion se sintio obligado un día -el semblante crispado en un tono declamatorio inusual en él- a explicarnos (y a convencernos) los males que la pulsion "maldita" aquella podía acarrearnos en el plano fisico. En unos registros de voz ademas inéditos en él, que traducian a la legua que estaba a punto de irrumpir en una risa nerviosa o de estallar en carcajadas. Masturbarse dejaba calvo o ciego, oíamos de niños en nuestro entorno a menudo.

Y volviendo al hilo conductor de este artículo está claro que tan principio/de/vida lo es el semen derramado como el embrión acabado de fecundar en el útero feminino. Y tan propio de una cultura de la muerte (sic) lo sería -en la argumentacion de la cruzada anti-abortista- el derramar aquél como el impedir de una forma u otra que este siga su curso.
Falange macedoniana (de Esparta primero) que inmortalizaron las conquistas de Alejandro Magno. Símbolo histórico inmarcesible de una Fe ciega en la Victoria. Que no tiene nada que ver con el fanatismo míope, fruto envenenado de los interdictos bíblicos (judeo/cristianos) Sieg Heil! (¡por los siglos de los siglos!)
Y está más claro aún que el que seamos -el hombre como la mujer- "templos del espíritu/santo", tiene poco por no decir nada que ver con aquello. Y que desde luego tanto derecho tiene el hombre como la mujer a disponer de su propia alma como de su propio cuerpo.

Y no menos letal que interrumpir el embarazo -en ciertos supuestos y hasta ciertos plazos por lo menos- lo son ciertos interdictos morales que apresan y esclavizan (revistiéndolos de "convicciones") las conciencias y obligan y condenan a vivir ciertas vidas incompatibles con una vida sana y normal, léase con la plenitud de la Vida (con mayúsculas)

¿Porque, qué es mas libre segun tú, querido lector, el fanatismo (religioso) que suprime por decreto toda duda, o el verse de una vez libre de ciertos interdictos biblicos? Que una cosa es la fe ciega en la Victoria (Sieg Heil!) y otra, el fanatismo absurdo que viene de la derrota, o la postración indigna y vergonzosa -por muy moralizante que se nos presente- ante los señores del presente, o ante los poderes mundiales, dueños y señores de nuestro futuro.

Fe en la victoria...y libre albedrío. ¡Sol negro de la guerra y sol blanco de los vencidos!

1 comentario:

Pau dijo...

Estás como una puta cabra.