De centinela en la noche
se oye una voz, Silencio!
Y el vacío se agranda
y me sobrecoge el vértigo
Ante las urbes grandiosas
entre valles de los muertos.
Y mientras cae la noche,
les llueven los crisantemos
Y mientras las contemplo impávido,
me cala el frío en los huesos
y me digo, qué hago yo aquí?
En la soledad del desierto.
Y se me caen los brazos
y me invade el desaliento,
y del cielo de la Memoria
me caen granizos de hielo
Y ante eso, no me arrugo, NO!
pero me entra en cambio el sueño
y opto por dormir y olvidar
y poder seguir viviendo,
viendo pasar a las nubes
mientras desfilan los tiempos,
"tiempo de recoger, de plantar :
bajo el sol, todo a su tiempo" (...)
O no enmudeció el poeta
después de escribir aquello?:
a la muerte está el hombre presto"
Pero en mí resuena una voz
que me embarga bien por dentro
que me lleva y me levanta:
Firmes ya! DESPERTA FERRO !!!
Y salto y salgo y corro
dispuesto a todo (en serio!)
sin ver miedos ni peligros
Fuera reyes? Reyezuelos!
Que sigues reinando en mí
Reina y Señora (misterio!),
en mi corazón silvestre
y en mi voluntad de hierro
(Te lo juro, por mis muertos !!!)
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