martes, octubre 08, 2019

PSOE "PARTIDO CRIMINAL"

Testigo (“witness”) en primera fila de muy joven –y no es culpa mía, así soy, así fue - de hechos o instantáneas todo menos anecdóticas y de cuyo profundo significado sólo caería mucho después en la cuenta. Como el “escrache” aquel –entonces no lo llamábamos así (huelga/activa o algo así- del que fui (yo sólo) testigo presencial en el vestíbulo o hall de la antigua Facultad de Políticas y Económicas, galerías Castañeda, tardo Franquismo tardío, principios de los setenta, de la que fue victima alguien que yo conocía y que me marcó por el temple y entereza con lo que llevó todo aquello, él sólo, tranquilo, de paso firme, lento y seguro –y con la mano en el bolsillo (…)- marchando hacia la salida y seguido a una distancia de algunos metros, cual plataforma de separación (y protección), por una turba enfervorizada y enfurecida al grito de “¡Fuera fascistas de la Universidad!” La guerra civil larvada –como así la definí en más de una ocasión- que resurgía allí con más fuerza que nunca. Como lo ilustra la personalidad de aquel desconocido de la que sólo vine a saber después. Y es que se trataba nada menos que de Eugenio Lostau, que dio su nombre (de pila) –y modelo del protagonista- a la célebre obra (1938) de Rafael García Serrano, que cuando la escribió (abril 36, noviembre 37) le daba por muerto en la guerra civil. ¿Poeta en la vida aquel hombre/mito, Eugenio, del que algunos no recordarían después –y a todas luces aún sólo recuerdan- más que una trayectoria gris –de político y hombre de aparato del Régimen (léase de la situación) y funcionario del Movimiento- cargada de tanta prosa? Poesía de la eternidad del instante aquel –como diría Heidegger- en la que aquel héroe de epopeya (la de nuestra guerra civil) –genio y figura (que se es lo que se fue)- dejó su huella. En mi retina hasta hoy. Y al que recuerdo en estos momentos tan necesitados de héroes –como el comer- ante la nueva guerra civil (…), mejor dicho la nueva fase –en cruento- de la guerra de memorias a todo arder. ¿Por fin?

“La Democracia es el Mal”, escribió (en francés) de su puño y letra –doy constancia de ello (visual)- Monseñor Lefebvre, citando a Charles Maurras y aquí lo dejo por escrito aunque se me tache de extranjero por culpa sobre todo de mi apellido de fuera, más exactamente del Norte, lo que tampoco le perdonan –cobardemente, en comentarios anónimos en la Red- a Ortega Smith, secretario de Vox y es por culpa de la polémica encendida a todo arder tras las declaraciones y tomas de posición de su partido, entrando al trapo -de una vez- en la controversia (y la crispación) levantada por la ley de la Memoria, y dejándose –por una vez- de monsergas (económicas, de  la recuperacion es lo que importa, el futuro y bla,bla,bla)-, de tancredismo (irritante y absurdo) y puestas de perfil. PSOE, partido criminal (sic), que tuvo arte y parte en la Revolución de Asturias y en el pucherazo (de las izquierdas) en las elecciones del 36. Palabra de Vox, te alabamos Señor. “Verdad del otro lado, error acullá”, escribió Pascal, y era de la frontera infranqueable –más que geográfica, cultural- de los montes Pirineos. Y no es tampoco pura casualidad, si el ideólogo de las Luces y de la separación de poderes, Montesquieu, arremetía contra España en un panfleto (literario) –Cartas Persas (Lettres Persanes)- que mereció refutación valiente a Cadalso, militar y poeta prerromántico, (las Artes y las Letras) y gran nombre –en una (interesante) obra del tardo franquismo tardío- del pensamiento (sic) reaccionario español. La democracia en España –como en otros países- no funciona o funciona mal y degenera fatalmente en caos y en demagogia -y en (grandiosos) pucherazos, cuando no en guerra civil. Fue así también en Francia tras la Revolución y en Alemania en la segunda/revolución, del 48, de “la Primavera de los Pueblos”. Nietzsche una vez más tenía razón. Y en España tras más de cuarenta años de democracia vamos derechitos –despacito y buen letra- hacia el barranco de una nueva guerra civil (…) Y para comenzar, lo que vamos es derechos hacia un nuevo pucherazo si no se confirma (contra todo pronóstico) el vuelco electoral que el actual jefe de gobierno auspicia y tiene sin duda en mente, tras la operación exhumación de los restos de Franco (si al final le sale bien) De "tecnología" puramente mejicana llamaban allí a los pucherazos –clamorosos- del PRI. Y a fe mía que el partido de la Revolución Mejicana –y de Lázaro Cárdenas gran padrino y protector del exilio republicano español- tiene a quien salir. Pucherazos del 36, en Cuenca y en Granada y todo lo que se seguiría de allí, la muerte de José Antonio y la de García Lorca (quif, quif) Y es hora ya sin duda de recordar y de pregonar alto y fuerte esas verdades (históricas) olvidadas –tan simples y tan escuetas- ahora que el PSOE –y su secretario a la cabeza- quitándose máscaras y disfraces, reemprenden –con su pasión o su pathos profanador desentierra muertos- la senda no de la Constitución sino de la guerra civil. Y no es culpa mía si pienso así, sino de los espectáculos –de pucherazos sin fin- de los que fui testigo (absorto, frustrado e impotente) casi un niño un las votaciones -a mano alzada o con papeleta- de las Asambleas aquellas de la Facultad de Económicas que eran, más que otra cosa, una pugna encarnizada a ver quien conseguía el control de la mesa (de moderadores), tomándonos después por tontos o por ingenuos –lo que éramos y mucho ¡Dios! – a aquellos pobre estudiantes indefensos de una generación hipotecada y sin futuro, y blanco (fácil) de manipulación, lo que éramos –la inmensa mayoría- los hijos y descendientes de los ganadores –léase vencedores/vencidos tras el 45- de la guerra civil del 36. ¿Lenguaje de parias, de expatriados de autoexcluidos del juego democrático que se pusieron por sus propias culpas –como le reprochó un juez a un camarada- “fuera del techo (y bla, bla) que ofrece a todos los españoles la Constitución? Quizás. Pero si culpas había ya pagamos con creces, y no estamos dispuestos a seguir pagando mas, "ni a pedir perdón": Y en eso también llevan la razón los de VOX. ¡Alto al golpe de Estado en ciernes, no a nuevos pucherazos. Por la Concordia y la Reconciliación ¡no a la ley de la Memoria! ¡Suspensión ya y abrogación!

ADDENDA ¿"Odio"? Tal vez, aunque sólo por perfusion o por osmosis del ambiente de odio -de guerra civil y de lucha de clases (y odio de clase)- que la ley de la Memoria ha (innegablement) propagado -y aventado- en la sociedad civil. Pero como decía la Oración por los Muertos (de la Falange)  "los nuestros no cayeron por odio sino por amor (y bla,bla) (...)

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