lunes, abril 15, 2019

Melocotón de tu Cuerpo

¡Dulce, tú amor, dulce dulzor
que me endulce (sin riesgo) el vivir,
mi vida en prosa, muy sosa
seca y empapada en sal y añil!

¿Donde están, pero donde están
las dulces costumbres de ayer?, dí,
La risa y los ojos dulces
de una infancia triste y feliz

Dulce como tus ojos
de tu presencia (sin sentir)
¡Melocotón de tu cuerpo
jugoso y fresco (hasta morir)!

Y es que no me daba cuenta
que cuesta poco el sonreír
Cuestión de mímica (fina)
de semblante o rictus (así no, así)

Y la máscara se viene abajo
-de un soplo hecha añicos (mil)-
que ocultaba y desfiguraba
ese fondo (el de un alma infantil)

Que pongo al desnudo en verso
Poesía desnuda la mía, sí,
que se mira al espejo
en tu esplendor de mes de abril

Y así es como purgo el alma
de esa melancolía (pueril)
que se va en versos (a chorros),
hasta que el sol vuelve a lucir

Y me revigoriza a tope
¡Qué ganas –ansias- de vivir!
Y en la almohada de esas rimas
me echo mi amor yo a dormir

A soñar con tu regreso
que de pronto me veo venir
que se anuncia en mil caminos
Y la noche se pone a reír

Y el invierno –¡que largo y cruel!-
llega pronto y raudo a su fin
cuando se acerca al fin el día
del gran viaje (fuera de mí)

Cuando al fin yo llegaré
a donde estarás esperando (¿a que sí?)
Como aquella vez ¿te acuerdas?:
“qué "desencuentro” (¡ay!), de un tris (…)


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