viernes, enero 01, 2016

¡DESDE OSTENDE FELIZ AÑO!

Ostende, Noche Vieja del 2015, al filo de la media noche
Desde Ostende, España irredenta –como así lo sentí siempre- de por cima de los Pirineos, donde me nació un hijo, donde viví años duros e inolvidables y a donde no resisto de volver –en trayectos en el día, de ida y vuelta- varias veces al año (casi veinticinco años como ya pasaron desde entonces) a enfermarme por unas horas de (dulce) melancolía, del tiempo que fue, de lo que por un tris no fue, del pasado que no pasa hasta confundirse con el presente que tampoco pasa –en cuanto que se ponen aquí los pies- y se confunde con la eternidad del instante, asomándonos de día o de noche al espectáculo grandioso de su bahía –de un mar que fue español, desde Ostende hasta Dunkerke y aún mas lejos-, les mando a todas y a todos, lectores de mi blog y amigos –y camaradas-, un sentido mensaje de año nuevo y vida nueva, de esperanza y optimismo, de lo que tan faltos andamos en los tiempos que corren los españoles, y que siento en mí sin sentirlo, por la sola razón que son lo único que me hace vivir y lo que me hizo sobrevivir en los trances (tremendos) de gritar, de afirmar (me) o morir, que atravesé en mi vida, sin perder la fe –en mí, en el destino- ni las ganas de vivir

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