martes, diciembre 20, 2022

MADRID 1945, O LA DERROTA ESPAÑOLA

 

Un libro nada trivial que tiene su contrapunto (se me antoja) en "Madrid 1940", de Francisco Umbral. "La derrota mundial" (Salvador Borrego díxit) -en el 45- tal como la vio y la vivió su autor (en clave de autoficción): lo que se vierte en este ultimo título. Y la derrota española -o del régimen en vigor entonces, lo mismo me da que me da lo mismo-, en el libro de la foto: lo que viene a sacar clamorosamente a la luz el atentado -que recuerda el autor- de Cuatro Caminos. Una amable ficcion o leyenda piadosa, eso de que estuvimos en el bando de los ganadores o vencedores en el 45. Y este libro lo corrobora (...) Y que me perdone Pio Moa

 La tesis que se habrá vendido la mar de bien en la opinión publica española, gracias a un patrocinio nada despreciable, el de Pio Moa, a saber, que los españoles -léase el régimen en vigor entonces- figuraron en el bando de los vencedores o ganadores de la II Guerra Mundial (en el 45) parece ahora tocada (seriamente) del ala, con la aparición de un libro -gran novedad editorial como lo pude comprobar en mi reciente visita a Madrid- que reexhuma un episodio o digamos dos, hasta ahora oscurecidos u objeto de ocultamiento y tergiversación, y me refiero al atentado de la sede de Falange (FET y de las JONS) en Cuatro Caminos, en el 45, y la manfestación monstruo -de centenas de miles de personas- que se siguio y que circula hasta hoy semiescondida en la memoria colectiva por la otra  (monstruo) -de  la Plaza de Oriente- que se siguió a continuación (justo un año después de la otra, en el 46) Lo que le permite al autor montar la intriga de su novela y le ofrece a la vez el punto de partida de una especulacion de altos vuelos, del tipo histórico, e ideológico y geopolítico al mismo tiempo, con el régimen de Franco de punto de mira y de telón de fondo el mundo semisubterráneo de los servicios secretos. Víctimas o verdugos, héroes o villanos, los guerrilleros del maquis comunista  tal como los presenta, sin zanjar ni dirimir la espinosa cuestión, Andrés Trapiello. Y eso es sin duda lo que más garra da a la novela, lo mismo que a su autor (y su éxito de ventas por supuesto) 

Botón de muestra, de una claridad apodíctica y cegadora como sea, el episodio (central) que se aborda en est relato -mitad verídico, mitad ficcion-, y es de lo que llevo predicando en el desierto ya desde hace un momento, a saber que la guerra civil española fue el inicio o preludio de la II Guerra Mundial (ni más ni menos) Y eso fue, como una repetición general de lo que les agurdaba, el ataque imprevisto, por sorpresa, de Cuatro Caminos, tras la derrota de Alemania Y ante lo que el régimen actuó en consonancia. Moviendo la calle y endureciendo la represion. Y los paños calientes del Generalisimo y de los mas altos y destacados voceros del régimen por sus discursos y declaraciones en dirección de las potencias aliadas no eran un fumarse la pipa de la paz,  sino una continuación -por otros medios- de la guerra, de la guerra de propaganda. o guerra a secas como lo fue la contrainsurgencia (falangista), la que el juez Garzon pretendio crminalizar rescribiendo la historia e ignorando el contexto de guerra -y de guerra mundial- que entonces se presentaba (....) O una guerra en toda regla, a base incluso de batallas campales -en campo abierto -y con los generales más prestigiosos del bando nacional (no se olvide) de jefes de División, como lo fue la derrota de la incursión guerrillera (comunista) del Valle de Arán, que movió a desarmarlos al General De Gaulle a la vuelta de aquellos (a la ciudad francesa de Pau)  Confirmacion de lo ambivalente en el plano ideológico que tuvo la Segunda Guerra Mundial, y no (en ningún modo) refutación de la tesis que aqui avanzo (...) Del lado francés  como del lado soviético también. 

Que si bien se mira, las luchas intestinas -en un mar de fondo (infernal) de calumnias y traiciones- en  el seno del maquis comunista (como el autor de esta novela, tan oportuna y acertadamente revela) no eran enigmas o secretos inaccesibles por propia definción de la Esfinge marxista-comunista. Qué eran si no? Sino el reflejo de la ambivalencia de Stalin, en el plano táctico y estratégico (primero) que le llevó a acabar privilegiando la opción política -de infiltración y de subversión- y a dar por concluida la lucha armada, sí, pero también,  en un plano ideológico más inexplorado hasta hoy que se ve reflejado en el juicio (apócrifo?) que se atribuye al "padrecito de los pueblos", de que los rojos (republicanos) -y sus comisarios, a los que contaba ajustarles cuentas (en los procesos de Moscú)- habian perdido la guerra por haber herido (sic) los sentimientos religiosos y patrióticos de los españoles (...) Quid est Veritas? Qué es la Verdad? exclamó Poncio Pilatos -conforme al relato bíblico- "y se fue hacia los judíos" (...)  

Y no desespero no, de descubrir -o de reencontrar- la Verdad que todo lo puede (Omnia vincit Veritas) Consciente no obstante de lo laberíntico y tempestuoso de la vía que seguimos. "Memoria procelosa". Más razonable no obstante, el pretender explorar y descubrir la Verdad (historica) por las vías tortuosas -procelosas- de la Memoria que buscando como quien busca una aguja en un pajar, en el fondo de una pila de libros viejos (y en las casetas de libros de viejo) -legajos de la Direccion General de Seguridad-, como nos invita a hacer Andrés Trapiello

 



 Mitico (sic) el decano (sic) de los libreros de Moyano? Andrés Trapiello exagera. Hombre de brazo largo y mano de hierro, eso sí, que decide en ordeno y mando -y no hablo de oídas (...)- lo que se vende y lo que no se vende en la mítica cuesta, y a costa de despidos fulminantes o expulsiones "manu militari" (*) O si no, que se lo pregunten de todos los autores, al que fue víctima alli del más clamoroso boycot: y me refiero (otra vez) a Pío Moa 

ADDENDA   Y la clave del enigma -de la esfinge del personajeel de esa foto, , me refiero- la den quizás también los rumores que corren (y no paran) por la cuesta, que le endosan un pasado y una ascendencia (paterna) fa-lan-gis-ta. Y asi todo queda aclarado, con el mayor de los respetos. Y por eso tal vez que  al tal no le guste -un eufemismo apenas (...) que le tuteen, como yo lo hice, con la mayor naturalidad, y el mayor de los respetos, y sin la menor mala intención por supuesto. De cabeza contra un muro. El de los signos o señales -discriminatorios, guerracivilistas, beligerantes- que se nos viene sin parar tirando a la cabeza,  como una barrera (o distancia) infraqueable: el de la nueva arrogancia (marca Ferraz), ante la que no nos  sentimos ni deudores ni culpables, ni vencidos tampoco -de qué?-, (políticamente) perdedores, a lo sumo (...) Que quede aquí claro (entre nosotros)

 Memoria o complejo de culpa? O acaso se tutean sólo entre los "suyos"?   (A la atención de Andrés Trapiello. Y todos en su sitio)

 

(*) Por ti va Fernández, sí, el de la ùltima o penúltima caseta subiendo (antes) por la cuesta- con el mayor de los respetos y un cordial saludo de mi parte

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