El Abbé de Nantes, figura de relieve del integrismo francés, hoy ya fallecido, fue el responsable -sin culpa alguna de su parte (ni de la mía)- de mi expatriacion linguistica por un articulo suyo revelador, en francés (que traduje entonces como pude) denunciando el viraje en política de la iglesia española tras el atentado contra el Almirante Carrero Blanco. Le conocí personalmente en su pequeno monasterio francés y después me alejé de ellos. Cuando me detuvieron en Fatima no obstante, me dedicó unas palabras en público indulguentes y comprensivas -en claro contraste con la actitud de otros que me conocían mejor que él- que le honran. In MemoriamA creer en ciertos índices de audiencia –que Yahoo en español se apresura de divulgar a toda prisa-, España camina hacia la izquierda. Cinco millones o eso dicen- de espectadores para la entrevista con pablo Iglesias de “Salvados” y otro par y pico de millones (dicen) para el programa del Gran Hermano sobre la Operación Púnica. El fenómeno de Podemos y de su líder es un desafío de órdago ya lo tengo aquí dicho y recalcado. Por la juventud de su líder y de los que le siguen (en sus mayoría)
Y hay un aspecto sin duda en ese fenómeno más inquietante que otros, que llama la atención oyendo a este líder mesiánico lo es el del lenguaje que emplea. No conozco la producción escrita de Pablo Iglesias –si es que la tiene (que me figuro que sí, aunque solo sean apuntes para sus alumnos)- pero está claro que lo suyo es sobre todo el lenguaje hablado radiotelevisivo. Y su lenguaje hablado se pretende al mismo tiempo –algo que salta a la vista- lenguaje de la calle. Ayer ya me permití aquí una serie de reflexiones en caliente y con el corazón en la mano sobre la intervención del marido de la enfermera contagiada por el Ébola, Javier Limón, en la entrevista que le hicieron en el programa la Mañana de la Uno.