¡Cielo belga al atardecer,
qué bello estabas, de rosa!
Por el camino forestal
que ya vi yo aquí amanecer
Un camino entre mil vueltas
como las que da la vida,
Como las que ya di yo hasta aquí
entre risas y fatigas
País de paisajes bajos
que me obligó a alzar la mirada
casi como se respira
para no venirme abajo
Y que supo acogerme también,
que podía no haberlo hecho
Y es que no caí aquí por azar
aunque no tuviera más remedio
Si quería quedarme en Europa
¡Tierra madre, reina, diosa!
Sin cruzar charco y estrecho
donde no me esperaba nadie,
donde no perdí –yo- nada,
mientras la voz de la sangre
me llamaba alto y fuerte
por cima de los Pirineos
¿Y España? ¡España lo soy yo!
¡Lo es mi alma (y mi memoria)!
Una España que se sangró
y se encontró a sí misma
por fuera de sus fronteras.
Que se olvidó después de sí,
perdió (hasta hoy) la memoria,
por eso se encerró entre rejas
Y por eso caí sólo aquí
un país pequeño (e hispano),
puesto hoy en la encrucijada
de caminos, de destinos,
en un cruce de memorias
"Amalo o déjalo", dijo aquél
¡Un extranjero, un intruso!
Que me hizo amar este país
como nunca lo había sentido
Porque aquí se juega el destino
Me lo dijo el duende por dentro
en mi búsqueda del centro,
de ese centro que perdimos
Y me pongo así a soñar
con puertas que se me abren
entre murmullos de voces,
de susurros, de virajes
que se apagan a mi paso
Como colgando en el aire
Y entre un sinfín de señales
que están cambiando los tiempos
Me lo dice y no me engaña
mi rosa (azul) de los vientos,
la que llevo de muy joven
bien tatuada en el pecho
La que me condujo hasta ti
¡Reina de mis pensamientos!
El río donde te miré
río del Tiempo -¡Oh Dios del Tiempo!-
niña entonces, hoy ya mujer
reflejándote en sus aguas,
no te reconocería ya hoy
¡Y qué mujer, niña/mujer!
Porque el tiempo en tí no pasa
Aunque tú pases por él,
por donde yo también pasé
Sin fijarme mucho en tí,
lo confieso, perdóname
Sigues igual de niña
con esa cara de bebé
y esos aires de querube
¡Lo que tu quieras! ¡Amén!
¡Me diste miedo “enfant/terrible”!
aunque creo que ya sé por qué
No era un miedo de tí, belleza
sino de la Diosa Vejez
que se me venía encima
Sin darme cuenta ¡Pardiez
que cuanto más me acercaba a tí
más rápido se alejaba
aquel fantasma cruel
Y ahora que te veo de nuevo
tan mujeraza y tan no sé
me siento yo como un niño
(¿Qué es como tus ojos me ven?)
¡Tu peque, tu rorrocito,
mujer, si te parece bien!
Si así se disipa el miedo
de que te pueda yo perder.
Si así me perdonas -¡piedad!-
por todo el amor que te debo
y que no te supe hacer ver
¡Y que llevaba bien dentro
sin darme cuenta (estupidez)!
Invocación
Si las miradas no engañan
Y los revólver disparan
balas de fuego (de amor)
y no pólvora mojada,
tú quedaste ya tocada
como lo quedé yo también
por tus encantos ¡Niñaza!
Y por la magia de tu nombre
¡Ciudad (Santa) de mi alma!
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