viernes, septiembre 26, 2025

UN INFLUENCER QUIERE METERSE CURA, ¡¡¡NOO!!!


Influencer que acaba de anunciar su marcha al Seminario. NO LO HAGAS! NO TE VAYAS! NO SON (ya, o nunca lo fueron) LAS VIAS DE DIOS, sino viajes a la NADA -A LA SOLEDAD Y AL VACÍO MÁS SOBRECOGEDOR Y ABSOLUTO, caminos a NINGUNA PARTE. Y si lo fueran, NO SON LOS CAMINOS DEL BUEN DIOS, sino de un DIOS MALO, DIOS DEL ODIO -DE CLASE (DE POBRES CONTRA RICOS Y RICOS CONTRA POBRES)- Y NO DEL AMOR FISICO Y ESPIRITUAL (EL VERDADERO) UN DIOS DE LAS VENGANZAS, DEL RESENTIMIENTO, DE LA LUCHA DE CLASES; Y DE LA GUERRA CIVIL INTERMINABLE. 

PALABRA DE UN MEDIADOR. QUE ES (SIN CONOCERTE) TU AMIGO 

"Dios hablará esta noche". Titulo de una obra de la que aquí ya hablé, que me viene como anillo al dedo a la hora de ponerme a tratar en este blog de la cuestión tan espinosa, tan escabrosa y tan melindrosa de lo que se conviene en llamar -en medio católico, y en España sobre todo- la vocación religiosa. Noción oscura, responsable de muchas tragedias existenciales, como (certeramente) la describió Miguel de UNAMUNO que a todas luces pensó (angustiosamente) mucho sobre el tema, y que le dejó una fuerte impronta en su obra como en su persona a lo largo de su vida. Obsesionado con la idea (obsesionante) de "meterse cura", obsesionante y lacerante en él, hasta el punto que cabe ver trazas de semejante obsesión en su aspecto y en su forma de vestir -clericales cien por cien-, que hacían de él con décadas de adelanto, precursor y prototipo de curas y clérigos que empezaron a quitarse la sotana y a vestir a lo protestante de paisano (o de civil) con discreto alzacuello (clergyman) -tan proverbial y característico en la imagen que de él nos legaría-, propagándose como hongos en la vida española de todos los días, los años que inmediatamente siguieron a la terminación del Concilio Vaticano Segundo. Y un visible reflejo de la lucha interior que todo aquello ocasionó a UNAMUNO lo ofrece a mi humilde juicio, la insistencia y la importancia que cobra en él la noción de inmortalidad. En su vida (otra vez) como en textos importantes y cruciales de su obra escrita. 

Y lo fue en la prolija descendencia que se aseguró, como una prenda o garantía de inmortalidad -en él mismo o en sus descendientes-, y la importancia y transcendencia de la que se reviste esa noción en las obras filosófico/teológicas mas leídas y divulgadas de todas las suyas, "La Agonía del cristianismo" y "El sentimiento trágico de la vida", las dos precisamente que la Iglesia se encargó de poner en el Índice de libros prohibidos: a falta de abrazar la vocación, léase de meterse cura e imponerse el celibato -o sea la castración (sic) por amor de Dios y del reino de los cielos (como lo prescribían los Padres de la Iglesia, el rigorista TERTULIANO sin ir más lejos-, sino de alternativa o de remedio a todo aquello, como digo, el formar una familia (siete hijos siete) más que numerosa. Vocación religiosa igual a celibato eclesiástico, y no hay mas vuelta de hoja y que griten o despotriquen los celadores -que ya les estoy oyendo- lo que quieran. Y ese es el lado o el aspecto a lo que Unamuno alude de tan fatal dilema o disyuntiva. Y esa es la glosa que nos merece UNAMUNO y la vertiente religiosa de su persona y de su obra.  

Y otra ilustración de esa noción de vocación religiosa nos la ofrece el título al que hice alusión al inicio de esta entrada. "Dios hablará esta noche" tiene doble glosa o como los franceses dicen, una doble "lectura". Una, biográfica, narrativa de elevado nivel literario, y es la de un diario espiritual (sic) en donde un joven católico belga, hijo de su época y al mismo tiempo criatura de un tiempo y un lugar -la Bélgica católica e hispana al mismo tiempo por tantos y tantos conceptos, en los años sesenta -- que le moldearon a su modo y manera-, y en donde deja constancia escrita de un tramo crucial decisivo de su vida cuando alcanza a salir de la pubertad, a inicios de la adolescencia. Y la segunda parte (netamente dominante) de esa lectura a la que aludimos, es una (bronca) exhortación moral a comenzar una nueva/vida (un decir), léase a abrazar la vocación religiosa,  a meterse cura o sea. 

Y todo lo que ello entonces como ahora comporta. Lo que salta clamorosamente a la luz hacia el final del relato cuando el joven -en un eco fiel del relato agustiniano (en las Confesiones de SAN AGUSTÍN)- oye la voz de lo Alto, léase decide romper con la joven que amaba -sincera y generosamente- es decir con el autentico Amor por muy convencional que se mostrase y por muy ingenuo o inmaduro que el protagonista fuera. Para un viaje así -y no me estoy, mi palabra, burlando aquí de nadie- no necesitábamos alforjas, querido Sancho. Que Dios en la España y los demás países católicos de entonces y en la educación que recibimos entonces, no nos podía hablar de otra forma: ordenándonos (terminantemente) la castración, léase, romper (abruptamente) con el Sexo -léase con el Amor auténtico -físico y a la vez espiritual-, sin otra alternativa a seguir, que la de meternos cura (...) 


UNAMUNO y su atuendo proverbial en la imagen (con sombrero en la foto) que de él se nos legó, la más representativa. De un cura progre -de clergyman- en la España de los sesenta. O de un pastor protestante, rara avis en España pero más frecuente tal vez en país vascongado. Y es que la cuestión se impone si la pulsión más fuerte o dominante en él no fue el asegurar(se) una prolija descendencia -de siete hijos (...)- sino la frustración igualmente honda en él de no haber podido meterse cura. Lo que -lo uno con lo otro- se explica y corrobora (...) Paso trágicamente crucial, que muchos se plantean y pocos se atreven a dar, como yo lo di. Y fuerte de esa experiencia crucial le dejo aquí al desconocido influencer un mensaje de amigo. Y es la oración que puse en los labios y en la mente de un desconocido que asistió a la ceremonia de mi ordenación sacerdotal, y que figura extrañamente -de un aire extrañamente curioso- en todas o casi todas las fotos de familia de la ceremonia aquella. Y la cual reza así, como otra oración del fariseo:"Te doy las gracias señor, de no haberme dado la vocación, como a este pobre ingenuo, al que mandas al matadero en el mundo (fatalmente) desacralizado y secularizado en el que vivimos. Y lo decepcionante del personaje -por lo farisaico sobre todo- al que llegué a conocer bien años después, me rubricó en mi impresión primera. Por eso, a la hora de las grandes decisiones, aquí te dejo este mensaje SOS urgente, de amigo

Y viene a cuento  de la noticia que acabo de leer hoy en la Red y que me habrá dejado helado por dentro (y no exagero) Y es de un influencer con gran éxito en las redes sociales -supongo que mucho más que yo- que anuncia su decisión de irse al Seminario (sic) Y el que le dirige y le dedica esta entrada como la respuesta a un SOS es tal vez un renegado como algunos fatalmente así me ven aunque no se atrevan a decírmelo a la cara, no me siento menos participe del sacerdocio real (sic) (*), como todos, algunos dirán, pero más aún por mi pasado -que no oculto- de sacerdocio ministerial y jerárquico, y también -y quizás también más aún, por el aspecto o el lado de sacrificio, de devotio, de autoinmolación (como siempre lo reivindiqué) de mi gesto de Fátima. Una vocación de mediador, de Mediación en todos los terrenos pero tal vez en el más necesitado de ello, el de la política y más exactamente el de la política/religiosa que es el que más particularmente cubro en mis entradas. 

Y leyendo esta noticia habré sentido esa llamada -a la Mediación- más honda y más fuerte tal vez que nunca. Y con la misma fuerza te digo y te grito que ¡¡¡ NO !!!. ¡NO SIGAS ESOS CAMINOS!, QUE NO SON LOS CAMINOS DE DIOS. Y si lo fueran, ese Dios No sería el BUEN DIOS, sino un DIOS MALO, el DIOS del ODIO (DE CLASE, DE POBRES CONTRA RICOS Y RICOS CONTRA POBRES) -DISFRAZADO DE AMOR (UNIVERSAL)- y de las VENGANZAS Y DE LA GUERRA CIVIL (INTERMINABLE)  El Dios que nos enseñaron y que me quité de encima para poder seguir viviendo y seguir siendo FIEL. FIEL A MI MISMO, A MI INFANCIA Y A LO MÁS PURO Y GENEROSO DE MI. SEMPER IDEM. Palabra -la que aquí te ofrezco- de AMIGO

(*): Sacerdocio real, de los fieles. CONSTITUCIÖN DOGMÁTICA "LUMEN GENTIUM" (Concilio Vaticano II)

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