El jefe del Alto Estado Mayor del Ejército francés, General Francois Lecointre (en la foto) habrá roto el silencio del estamento castrense profiriendo amenazas de severas sanciones –de pase a retiro, y de expulsión de la institución y consejo de discilina- contra los militares firmantes de la tribuna de protesta. Políticos franceses en la orbita del (antiguo) Frente Nacional no se arredran no obstante de comparar su actitud con la de su (lejano) predecesor, el general Ailleret, jefe del Alto Estado Mayor durante la guerra de Argelia, que –en el marco de la política argelina del General De Gaulle- ordenó el tiroteo (con la matanza consiguiente) de una manifestación de civiles desarmados en el centro de Argel –rue d’Isly-, partidarios de la Argelia francesa. Una guerra que continúa a dividir a los franceses, no enterrada del todo –por lo que se ve- en los arcanos de la Memoria. ¿Sabrá el ejercito francés tomar nota?
Bola de nieve de alcance imprevisible. La tribuna de generales franceses cuenta ya con la adhesión de una abultada cifra (8105) (…) de firmas de militares. Y en ese contexto, interviene la toma de posición (previsible) del jefe del Alto Estado Mayor, Francois Lecointre –haciéndose así ecO de declaraciones de los altos cargos de la Defensa-, en las que anuncia medidas drásticas y amenaza a los militares firmantes con el paso al retiro o a la reserva, o la baja o expulsión del cuerpo, o el consejo de guerra. Lo que de entrada habrá provocado muestras de solidaridad con aquellos en los medios políticos y militares y el despertar de la memoria en el capítulo (como cabía de esperar) de la guerra de Argelia. Y es sobre todo por cuenta del entonces jefe del Alto Estado Mayor, Ailleret que –el 26 de marzo de 1962, ordenó a un regimiento a sus ordenes de tropas indígenas (“tirailleurs”) el tiroteo en el centro de Argel –rue d’Isly- contra un manifestación pacífica y desarmada –como las que tuvieron tanto eco y contaron con tanta solidaridad a escala mundial en Siria, contra el presidente Assad- de europeos (Pieds Noirs), con un saldo cifrado (según fuentes creíbles) en 80 muertos y 200 heridos. En el marco todo ello de la política argelina del General De Gaulle. Las cosas –y toco madera- no han llegado ahora hasta ese extremo todavía, pero la reacción (nerviosa) de la cúpula militar traduce fielmente el estado de malestar en la institución castrense y sobre todo el crucial y álgido debate suscitado en el seno de la opinión publica y de la sociedad francesa que aparece así en este asunto –y en torno (como telón de fondo) a la personalidad del presidente Emmanuel Macron- dividida por la mitad, en vísperas de una cita electoral tan decisiva .e incierta- como hasta ahora se presenta (….)
Y de telón de fondo o de convidado de piedra –en clave de interpretación española-, la figura enigmática e insoslayable del general De Gaulle que está sirviendo ahora a unos y a otros de ejemplo o de paradigma mayor y de punto de referencia: proteico y enigmático a lo sumo, el general de la “Liberation” como lo muestra Dominique Venner en la biografía (crítica) que le dedicó, al borde de la autocrítica, más creíble si cabe de parte de alguien que atentó contra la vida de aquel y que tanto le odió (sic), conforme a a su propia confesión)
Así, la ministro francesa de la Defensa y a sus ancas todo un coro de voces de la clase política y de los medios evocan el putsch de Argel. Y en el otro lado del cuadrante, Marion Le Pen recuerda por su parte un detalle o episodio de la trayectoria del fundador de la V Republica, y lo fue la publicación en los inicios de su carrera militar de una obra polémica (“Vers l’armée de métier”) de estrategia militar, que tuvo un amplio eco en medios políticos y militares y en la opinión entonces. ¿Sólo tienen hoy, en tiempos de democracia, los militares deber de silencio y de reserva? Un poco raro e incongruente ¿no? Como sea, la tribuna de los generales franceses habrá tenido el efecto (o la virtud) de un desatarse las lenguas, en Francia y fuera de ella, y de un despertar de la solidaridad europea como ya lo señalé en este blog (y no me duelen prendas)
Me reprocharán aquí algunos una fijación (como obsesiva) en el pasado histórico y en especial en algunos de sus capítulos o episodios. No me importa. Y es que hay que rendirse a la evidencia. El problema no es de ahora y la situación por la que atraviesa Francia preñada de amenazas en países que la rodean y España entre todos ellos la primera, viene de allí, del estallido y desenlace de la guerra de Argelia que en España se vivió de lejos –como se acostumbra- aunque algunos aún en la tierna infancia lo vivimos como en propia carne (por lo que fuera) Se vivió de lejos, sí, y al mismo tiempo sirvió para reforzar la toma de conciencia de todo lo que teníamos en común con la realidad y con la historia francesa, con el Oranesado –y con Orán la española o como decía Dominique Venner, la Roja (….) reducto o bastión de la OAS, y (nota bene) de españoles, de cuando la guerra civil española, que mostraron ahí y entonces no haber perdido –o no del todo (…) conciencia de sus raíces (pese a las apariencias) Y eslabón perdido o semi-perdido, todo aquello, de una memoria común que ahora parece como que despierta. Y por eso, no les extrañe a algunos que me eche como a fondo perdido en esta polémica sin importarme ni poco mucho las consecuencias, ni que se me acuse de ingerencia. Que en eso Jean Marie Le Pen veía justo y tenía razón, y en eso -ante la alarma e inquietud de los medios bien pensantes y de las instancias rectoras- su hija díscola viene a darle la razón ahora.
O Félix Culpa! Sí, si esa riña domestica habrá sólo
servido para preocuparnos e inquietarnos de las cuitas y de los destinos del país
vecino en sobremanera. Y no quita (ni un ápice) a todo lo que precede el que no
estamos enteramente de acuerdo con todo lo que en esa tribuna se denuncia. No son
los emigrantes no/europeos –musulmanes de preferencia- reos de todas las culpas,
y seguimos fieles a nuestro postulado expresado -más o menos explícitamente- en
este blog. O integración (cultural), o "re-migración". No hay otra. Pero los últimos
(infames e indecentes) atentados –contra docentes indefensos y contra personal femenino
de las fuerzas del orden-, surcados de malos presagios, habrán sonado en
nosotros el botón de alarma –echando así el freno de mano- y nos habrán decidido
a darle a la tecla (en el tema)
Siempre con el espectro bien presente de la amenaza de invasión, o lo que es lo mismo, del Gran Reemplazo (Remplacement) De lo que habremos sido testigos (impotentes) en primera fila los largos años ya de residencia en Bélgica
ADDENDA Para
evitar o cortar de raíz especulaciones o malentendidos de estos artículos de
autor español sobre tema militar y (candente) actualidad francesa , sea quizás oportuno
y conveniente por último el precisar o recordar la condición de aquel, de sargento (no activo) de la
escala (“echelon de la hiérarchie”) de complemento (IPS) (“universitaires”) Habiendo
cumplido mi periodo de practicas en 1973, en el Regimiento de Infantería (“mecanizada”,
entonces “motorizable”) Saboya N.6 (*) (en Leganés, provincia de Madrid)
2 comentarios:
Pues parece ser que tu titular va tomando cuerpo.
Saludos desde Barcelona
Gracias Armando. Un cordial saludo
"Castilla mi natura, Italia (o Francia) mi ventura, Flandes mi sepultura (?)"
Publicar un comentario