Oradour-sur-Glane. Vista del centro de la memoria (histórica) en esa localidad (iconográfica) del suroeste francés –entre Poitiers y Limoges- en recordación de la matanza del 10 de junio de 1944, de habitantes del lugar, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial-, rememorando obedientes una versión (victimista) de aquellos acontecimientos que se ve de un tiempo a esta parte in crescendo puesta en entredicho. Como lo ilustran las recientes pintadas de aquel alto/lugar –con acusaciones de impostura y pintada del nombre del autor (revisionista) de una obra de gran divulgación sobre el tema (…) Lo que parece haber azuzado –en las altas instancias (ministeriales) francesas- la furia represora
“Esa es mi fe y mi religión”, respondió (hace años) a los que le asaltaban y acosaban a preguntas un revisionista francés puesto ahora en la picota los últimos días y las últimas horas, por cuenta de la leyenda color de rosa de la matanza de Oradour que lleva años empeñado en desmontar, al precio de la persecución –atroz (…)- y a base de pruebas y mas pruebas. Donde sostiene -y demuestra una tesis que resulta mas creíble si cabe en oídos españoles, familiar como ella resuena, es verdad, a los más familiarizados con la la memoria histórica de algunos de los episodios mas espeluznantes de la guerra civil española. Como aquel en el que se vería salpicado (nota bene) el abuelo de Pablo Iglesias en su localidad natal de Villafranca de los Barros, donde ante el avance de las tropas nacionales, la iglesia llena de presos (de la guerra civil) estuvo apunto de arder –pero no prendió (….)- a manos de los milicianos (Iglesias entre ellos) frustrados de su descalabro justo un poco antes en la localidad (vecina) de Los Santos de Maimona: y en Oradour –según afirma y prueba el mocionado revisionista francés (Vincent Reynouard)- tres cuartos de lo mismo, con la (sola) diferencia que la iglesia donde la matanza se produjo sí ardió y explotó (con los habitantes de la localidad dentro de ella) y fue –en un escenario (análogo) e igualmente comparable a la explosión reciente en el puerto de Beirut- por culpa de los explosivos allí almacenados a cargo de miembros de la Resistencia, (nota bene) de nacionalidad española, dinamiteros asturianos (de la FAI) para más señas. Esa es igualmente mi Fe y mi religión, la Historia –o lo que me da igual que me da lo mismo- la Memoria (visual o heredada, y personal e intransferible, de la guerra civil española y de la II Guerra Mundial (y de las guerras de Flandes) de preferencia (….)
Hervé Ryssen, autor revisionista –y antisemita- francés, (con una prolífica lista de títulos de ese signo a sus espaldas (antisemitas y antisionistas) ), recientemente condenado –a dos años (dos) de prisión incondicional- y encarcelado por delito de prensa y de opinión, lo que ha desatado una fuerte ola de protesta que ha sorprendido en Francia, en las altas instancias políticamente correctas. Procede –lo que yo ignoraba- de la extrema izquierda anarquista y defendió una tesis en la Universidad sobre la guerra civil española, de ese tenor apuesto (sin pena alguna) Poco importa. Lo que hace no obstante un caso atípico del suyo y le convierte en chivo expiatorio de las instancias represoras. ¿O será una señal de pánico en estas últimas ante la ola (mal/pensante) que se avecina?
Y el motivo principal de credibilidad –léase, lo que convierte en intocables (e indiscutibles) verdades sobre materias a priori discutibles como esa, me lo da –como nos lo enseñó la vieja teología- el fuego de la persecución ("por odio de la fe") Y es la que (fatalmente) desatan –en Francia como en España, y en mancha de aceite por el resto de Europa- la leyes memoriales –o de la Memoria- destinadas, como declaró en su momento Jean Marie Le Pen con ocasión de la muerte de Robert Faurisson-, a prevenir –y reprimir, y neutralizar- "las insurrecciones identitarias" de las naciones y de los pueblos (de Europa) Como es el caso con las leyes de la Memoria (I y II) en España y como lo fueron en Francia años antes las leyes Pleven y Gayssot –del nombre, esta última, de un diputado comunista-, matriz y modelo (¿como siempre?) de esas dos leyes (represivas) españolas (…) La Vulgata sobre ese tema –de Oradour- era naturalmente muy otra, conforme a los cánones de rigor, y al cuento (moruno) de buenos y malos con el que nos aturden (cerca ya de un siglo) el cerebro y calientan las cabezas. Una acción (sádica) de represalia de las Waffen SS, de una unidad emblemática entre todas, la (Panzer) Division “Das Reich”, a las ordenes de Sepp Dietrich, implicado (o eso dicen) en la matanza de la Noche de Cuchillos Largos y guarda espaldas de Adolf Hitler. Historias para no dormir, el diablo en persona de cuernos, cola y rabo, no me digan (…) Lo que no se dice en cambio es el objetivo de la incursión en aquella localidad francesa, a saber el rescate de mandos de la unidad aquella , secuestrados por la Resistencia. Y lo que no se dice ni comenta tampoco es la táctica (cobarde) de acoso –y provocación- que rojos españoles impusieron en Francia al final de la II Guerra Mundial, ante el repliegue ordenado –e incruento- de las fuerzas de ocupación, como fue el caso emblemático entre todos del guerrillero (comunista) Cristino García con derecho a honores y homenajes en Francia todavía hoy, implicado –de lleno- en matanzas cerca de la frontera y muerto poco después de aquello en un asalto (vestido de paisano) a una agencia bancaria madrileña (….) Y todo ello en un contexto más generalizado –como lo subraya Dominique Venner en su Historia de la Colaboración- y fue la radicalización –en una fatal espiral de atentados y represalias- de la Resistencia tras la serie de atentados individuales contra las fuerzas de ocupación –el primero de los cuales fue el del célebre “Coronel” Fabien (alias Fredo), de las Brigadas Internacionales (no se olvide), en una estación de Metro en París (21 de agosto 1941)- que acabaron así copiando los métodos de la izquierda en la guerra civil española (…)
El titulo que pocos conocen“- El Gran Miedo de los bien pensantes”- del (tendencioso) autor de “Cementerios bajo la luna”, sobre nuestra guerra civil (en la isla de Mallorca). Y sin embargo, donde oí hablar de el título aquél por vez primera fue en ese templo de la Bien/pensancia que es la Universidad Libre de Bruselas (ULB. ¡Augusta Señora!) Y sin embargo, en esa obra en homenaje a Edouard Drumont -exponente emblemático en Francia de antisemita y maestro de antisemitas- se recogen lindezas como la que aquí brindo a los buenistas españoles –los más jóvenes de entre ellos- emergentes en la gran Prensa, desde hace ya un rato y en las horas que corren. “Hitler deshonró al antisemitismo” (y no es broma) Asumiendo así y haciendo suyo, Bernanos, el antisemitismo intelectual, una tradición francesa –que en España (y no hablo del antijudaísmo teológico) no existió. Una más, como otra cualquiera (…)
Nuestra guerra (civil) de 1936, telón de fondo omnipresente del debate (álgido) de ideas en Francia y horizonte insuperable de la guerra civil europea (o guerra de memorias) Y lo es en ese tema concreto de Oradour y en otros temas más o menos “de detalle” como los que desatan ahora la persecución por delito de prensa y de expresión contra autores solventes y creíbles. Acusados no obstante de antisemitas. El antisemitismo, una tradición francesa. Lo que en España nadie habrá sabido poner de relieve ni entonces ni ahora. Como por razón de fuerza mayor o de incapacidad genética (…) Y es a la hora de abordar todo lo que atañe a Francia de lejos o de cerca (…) Manes de la guerra de la independencia, del 2 de Mayo del 2008, “efemérides antieuropea” como declaró en esa fecha/aniversario una publicación digital francesa de izquierdas (emblemática en extremo y fuera de toda sospecha) Y fecha guerra civilista además, como lo probó la guerra de propaganda (furiosa) por su cuenta, a cargo del partido comunista, a todo arder en el Madrid en zona roja (…) Esas aguas y esos lodos. Y con ellos, estas fiebres de la indignación (barrio/bajera) –del 15-M (de la Puerta del Sol y del barrio de Malasaña)-, y de odio –y mala saña (...)- antifrancesa. Y el antisemitismo (intelectual) nos viene ahora precisamente de allí. ¿Mala nueva? ¡La mejor de todas!
Vincent Reynouard, autor revisionista francés, y mártir de su visión (y revisión) de la Historia, en el ojo del volcán. Con años de cárcel y de persecución -y sufrimientos- a sus espaldas. Por sus tesis sobre Oradour, una matanza en la que ve envueltos a rojo españoles –asturianos- de la Resistencia francesa. Por todo eso y porque proviene de medios –católico/integristas- que fueron los míos, y en un itinerario parecido al mío también –entre Francia y Bélgica- me siento en el derecho de darme en su caso por aludido. Y es que seria además negarme a mi mismo el obviar esas coincidencias
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