viernes, enero 01, 2021

¡Salve mujer!


¡Oh cuanto me cuesta dios!,

-¿o me estoy haciendo viejo?-

El lidiar con los fantasmas

Mientras cruzo el río del Tiempo

 

Fantasmas míos, viejas sombras,

Querida legión de espectros,

En estas fiestas tan fúnebres

¡Lúgubres cual cementerios!

 

¿O será así mejor? (lo que es, es)

Esta soledad del desierto

La que aquella nos tapaba

(¿Solo una “fiesta de afectos”?)

 

En la que nos vimos de pronto,

que cruzamos en silencio

Como viejos beduinos

Oteando luces de lejos

 

Sin más sustento o comida

Que nuestra ración de sueños

¡Puros, nuevos, y cuán limpios!

(Que me como a palo seco)

 

Y mientras yo así me hundo

En tan sombríos pensamientos,

Un sombra se me cruza,

se esfuma el mutuo recelo

 

¿Imagen de lo que me aguarda?

Del rostro, del verdadero.

De lo que –¡juro!- no vimos,

Ni conocimos ni sabemos

 

Rostro acogedor, amable

De los míos, de los Nuestros

Que va ahuyentando fantasmas

Como de un soplo ligero

 

Como heraldos o pajes

O alfiles o mensajeros

De tu rostro y tu sonrisa

Mujer, y de tu misterio

 

que de noche llenan todo

del vacío del año viejo

(¡Navidad! ni dijiste adiós

¡cuanto te echamos de menos!)

 

¡Salve a ti, mujer, te quiero!

 

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