¡Oh cuanto me cuesta dios!,
-¿o me estoy haciendo viejo?-
El lidiar con los fantasmas
Mientras cruzo el río del Tiempo
Fantasmas míos, viejas sombras,
Querida legión de espectros,
En estas fiestas tan fúnebres
¡Lúgubres cual cementerios!
¿O será así mejor? (lo que es, es)
Esta soledad del desierto
La que aquella nos tapaba
(¿Solo una “fiesta de afectos”?)
En la que nos vimos de pronto,
que cruzamos en silencio
Como viejos beduinos
Oteando luces de lejos
Sin más sustento o comida
Que nuestra ración de sueños
¡Puros, nuevos, y cuán limpios!
(Que me como a palo seco)
Y mientras yo así me hundo
En tan sombríos pensamientos,
Un sombra se me cruza,
se esfuma el mutuo recelo
¿Imagen de lo que me aguarda?
Del rostro, del verdadero.
De lo que –¡juro!- no vimos,
Ni conocimos ni sabemos
Rostro acogedor, amable
De los míos, de los Nuestros
Que va ahuyentando fantasmas
Como de un soplo ligero
Como heraldos o pajes
O alfiles o mensajeros
De tu rostro y tu sonrisa
Mujer, y de tu misterio
que de noche llenan todo
del vacío del año viejo
(¡Navidad! ni dijiste adiós
¡cuanto te echamos de menos!)
¡Salve a ti, mujer, te quiero!
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