“Proud Boys” Movimiento “supremacista” (blanco), como lo etiquetan (hostiles) los medios. “Defensores de los valores del Occidente”, “que se niega a pedir perdón por haber creado el mundo moderno”. Durante la campaña electoral, Trump se dirigió a ellos, instándoles a “a mantenerse a distancia, “pero a estar prestos para todo” Como un serio aviso. Ante el gran escándalo de los medios (por cierto)
Sapos y culebras “a la americana”. Escándalo electoral USA. La democracia (norte) americana en entredicho, y que me perdonen los de Podemos. Ellos y demás celadores de la religión democrática, léase de la democracia real, “versus” democracia formal, díxit Raymond Aron, en mayo del 68. “Para dirigir un gran periódico (como este) hay que prestarse a tragar, a comerse a diario un sapo de los más gordos”,decía Francisco Umbral en uno de sus libros que le dijo Manuel Cossío (o De Cossío), director del Norte de Castilla (un respeto), a él que trabajó de muy joven –de empleado si no de botones-en aquel periódico. Y no puede a fe mía ser mas gordo el sapo a costa del medio millon de votos (sic) de adelanto a favor de Trump que la maquinaria electoral (del partido demócrata) –y a sus ancas los medios y los instituto de sondeo- están queriendo hacer (nos) tragar a toda prisa antes de que se terminen los recuentos (….),
y es en Pennsylvania de los de más peso _veinte electores-de los “estados péndulo” Digan lo que digan los politólogos y sus asesores y voceros en los medios, como el autor de ese libro -“Chez Trump” (con los de Trump)-, en las estanterías las ultimas horas de la librería de la Universidad Libre de Bruselas (un respeto) que se hace pasar por francés -como un yankee en la Corte del rey Arturo-, de su nombre Mendel, que no Méndel con acento o acaso Mandel que no es lo mismo, lo que va del monje aquél de las leyes biológicas de nuestros estudios del colegio a un Mandel cualquiera (uy, uy, uy, y no sigo que me pierdo), y donde haciéndose pasar además por un adepto de Donald Trump y de su mensaje populista, pinta un cuadro de sus viajes a la América rural, la que vota a Donald Trump, como un descenso a los infiernos, léase los de una ciudad (fantasma) sin leyes sociales y sin los mas elementales, en ese plano, de los derechos- Y estaba ya a punto de tragarme el anzuelo –el del mensaje subliminal de ese libro me refiero-.pero ese nombre –de Mendel-nos retuvo a tiempo. Que hace ya mucho que no nos chupamos el dedo.
Que son “ellos” y no “nosotros” los que le han visto las orejas al lobo. Y son las de una opinión publica mundial, global, que se sacude a ojos vista, en nombre de Donald Trump, en estos precisos momentos, esa tiranía sin nombre –y acaso la más atroz- de los medios y de los institutos de sondeos (…) Los mismos en los que los Sabios (sic) habían puesto todas sus esperanzas –y complacencias-en aquel Congreso célebre -de Basilea- de antes de los diluvios (y no sigo, ya digo, que me pierdo) Y no lo digo yo solo sino la prensa global francesa, de lo mas políticamente correcta (…) Que les amonesta u ordena, tras su doble fiasco –el de ahora y el de los anterior comicios, léase el de la señora Clinton, la niña mimada de los medios- a un replanteamiento en profundidad de su trabajo –y sus modelos (sic) de análisis y previsión- si no quieren verse condenados al cierre (por derribo) Democracia en entredicho, lo dije y lo mantengo. Y no nos vale el argumento de que la democracia americana lo es solo a medias por su carácter censatario –“temperé- de sufragio restringido, y no como la de sufragio universal (y directo) surgida de la Revolución francesa. La mas antigua, y como tal matriz y modelo de la otra, lo siento.
O sea que como lo anunciaba mucho antes de las elecciones Donald Trump, todo apunta a que el asunto va acabar ante el Supremo, como lo fue en el 2000 –y la pugna entonces entre Georges W. Bush y Al Gore-, y que acabo como todos sabemos (…) Nada será ya como antes desde luego, porque la imagen de la democracia (a secas) habrá sufrido un duro golpe, sin remedio (…) Como lo ilustran los reacciones de los cuatro esquinas del planeta, la de la Rusia de Putin, por ejemplo, y de los comentarios –corrosivos- de la prensa rusa comparando la tolerancia ante las irregularidades (aparentes) de ahora de las instancias electorales USA, y la intolerancia inquisitorial (occidental) en contra del bielorruso Alexander Lukachenko (…)
Y en todo ello, según todos los indicios, Trump cuenta con el apoyo de su partido –el GOP- como una piña en bloque detrás suyo en el empeño, digan lo que digan los medios. Y no solo su partido ,sino en el Senado con el que una hipotética victoria del candidato demócrata tendría que contar en lo sucesivo. Y no creemos que le gane el desanimo tenor de su declaraciones de último minuto mientras escribo estas líneas asegurando que llevara su combate “hasta el fin”. Y nos los creemos. Y confieso –y sirvan estas líneas a modo de epilogo- que no es tanto nuestra adhesión al candidato republicano lo que nos mueve como la aversión (insuperable) al candidato demócrata, Biden, y a esa influencia, esa mano izquierda –insólitas- que mostró forzando –a los ojos del mundo entero- la dimisión del papa anterior, y la “elección” por va de consecuencia del que ahora padecemos (…). Lo que no conseguimos digerir, ni yo ni la inmensa mayoría de los católicos del mundo entero. Que el catolicismo político americano –el de los Keneddy- ya lo conocemos. Lo dicho, sé fuerte Trump, sé fuerte. ¡Y venceremos!
Un viaje a los infiernos (sic) A través de la América rural que vota –como una piña- por Donald Trump. En las vitrinas estos últimos días de la Universidad Libre de Bruselas (un respeto) Tratando así (a todas luces) de conjurar a toda prisa –por cuenta de los garantes de lo políticamente correcto- toda una nube de aprensiones, de temores y de recelos cada vez mas agoreros. Y al rescate “in extremis” de la reputación perdida de los medios y de los institutos de sondeo
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