miércoles, junio 17, 2020
DONALD TRUMP Y LOS SUDISTAS
Monumento ecuestre al General Lee, en Richmond (capital del Estado de Virginia) Blanco de vandalismo en los últimos días y de manifestaciones pidiendo su retirada. Los incidentes raciales –a favor de la onda de indignación y de escándalo tras la muerte de Georges Floyd- habrán puesto de manifiesto lo vivo y operante de la Memoria de los vencidos de la guerra civil americana. A la que Donald Trump respeta y se abstiene de embestir de frente, por las razones que sean (….)
En su edición de ayer el diario francés “Le Figaro” publica un reportaje sobre la polémica colateral a los incidentes de fondo racial –y de tinte "antirracista"- que tras la muerte del joven de raza negra, Georges Floyd, están sacudiendo la sociedad norteamericana de pies a cabeza. Y es por la furia propiamente iconoclasta que se está abatiendo sobre estatuas de figuras relevantes del bando sudista –de la Confederación-, de la guerra civil americana, o sin necesidad de estatuas tan siquiera. Y en la que el presidente Donald Trump está demostrando una vez más no dejarse arrastrar por la tempestad y guardar en cambio bien en su sitio la cabeza. De los generales Braxton Bragge y John Bell Hood –y Henry Louis Benning- que dan su nombre a grandes bases del ejército USA, a estatuas bien visibles de grandes figuras de la Confederación, entre los que cabe desatacar la de Jefferson Davis, presidente de la Confederación, blanco reciente de vandalismo, y la estatua ecuestre sobre todo del general Lee, amenazada de un destino análogo como lo muestran las manifestaciones en su entorno pidiendo su desaparición los últimos días, y las últimas horas (...)
De la fiebre iconoclasta no se salvan tampoco otras figuras perfectamente ajenas a la memoria de la guerra civil americana pero de las que se diría que la Historia parece destinada fatalmente a asociarles con aquella –como si un secreto hilo conductor uniese entre sí dos capítulos o episodios tan importantes y trascendentales de la Historia Universal como lo fueron la guerra civil americana (del Norte contra el Sur) y el Descubrimiento y la Conquista de América (….), y me refiero a Cristóbal Colon, tildado ahora de racista sin vergüenza ni complejos, y al conquistador de Nuevo Mejico Juan de Oñate por cuenta del cual, de su imponente estatua, se habrá reñido una autentica batalla campal a base de tiroteo entre los atacantes y una milicia civil –la Guardia Civil de Nuevo Mejico- empeñada en su defensa, a base de un tiroteo que se saldó con un herido de gravedad, y con la estatua intacta y en pie, que se salvó de loa ataques de los iconoclastas pero no del veto (arbitrario) del gobernador demócrata del Estado –anti-Trump- que ordenó inmediatamente después de los incidentes su retirada.
Una de mis lecturas favoritas de infancia. La mia y la de tantos y tantos de mi generación. Una esclavitud “de rostro humano” –como el apartheid de la Encomienda de los españoles en la primera fase (antes de la Leyes de Indias) de la Conquista de America. Lo que históricamente se dio en las plantaciones del Sur. El sistema de esclavitud fue la gran piedra de escándalo en el conflicto primordial entre la Antigüedad clásica (y pagana) -junto con el derecho (publico y privsdo) del Imperio romano-, y el cristianismo primitivo y su moral de raíz judeocristiana, como así lo vio Charles Maurras -y fue precisamente eso tal vez lo que le valió su condena pontificia y la de la Acción Francesa- y fue a la vez lo que sirvió de detonante -o uno de ellos- de la guerra civil americana interminable, que como la guerra civil española del 36 todavía dura (y humea)
Guerra interminable de memorias lo que destapa a la luz del sol la oleada – de incidentes raciales de los últimos días en los Estados Unidos. Como la guerra civil española del 36. ¿Simple coincidencia? No está tan seguro el autor de estas líneas. Como si la Historia caprichosa –a la imagen de la diosa Clio que la patrocina y supervisa - se empeñase sin propósito de enmienda en quitarle la razón al llamado sentido/de/la/historia que defienden a capa y espada los garantes de lo política –e históricamente- correcto. Eso es al menos lo que se desprende de la obra tan autorizada en la materia que habré citado aquí en más de una ocasión de Dominique Venner (“El sol blanco de los vencidos”), de un titulo que parece iluminar de un potente faro de luz los recientes acontecimientos.
“El sol blanco de los vencidos” Una de las principales obras de Dominique Venner, en la que re-exhuma –en un tono critico y la vez de rehabilitación- la memoria de los vencidos (sudistas) de la guerra civil americana. En esa obra sale rehabilitada también, a mi gran sorpresa, la figura de Abraham Lincoln, muy lejos de la imagen de profeta bíblico (y fanático) que arrastra tras él, quien según el autor citado veía en la esclavitud (de las plantaciones del Sur) una fatalidad llamada a desaparecer con el paso del tiempo. Y a gran distancia también del rigor justiciero y del pathos de venganza que animaba –y de lo que darían muestra- a algunas de los principales figuras (Grant, Sherman) de entre los generales de la Unión (nordistas)
Como si el sol (blanco) de aquella causa perdida alumbrase de una luz cegadora todo lo que tienen de subterráneo o semioculto los recientes incidentes raciales, sobre todo en su cargazón mobilizadora y fatalmente polarizadora a su vez de la opinión pública a escala del planeta (…), aquel acontecimiento per se y la cuestión central que lo presidió, a la esclavitudme refiero. Madre del cordero de toda la polémica que despertó el cristianismo primitivo naciente y de su (irreductible) “conflicto –Louis Rougier díxit (padre/fundador de la Nueva Derecha)- con la Civilización Antigua (….) Piedra de escándalo mayor –como lo fue (mutatis mutandis) el aborto, en el contencioso entre la Iglesia y el nacionalsocialismo- para los padres de la Iglesia, del reto (magno) que les planteaba el paganismo antiguo. Como vendría a ilustrarlo a su vez la condena pontificia de la Acción Francesa. Porque fue ese precisamente –los textos de Maurras sobre la esclavitud- lo que le valdría en gran parte su condena por el magisterio/de/la/iglesia. Un enigma en la historia de la Civilización llamada a su desaparición –en una óptica análoga a la de Abraham Lincoln (fuera de toda sospecha) lo que fundamentalmente planteaba en sus escritos Charles Maurras, sin condenas ni anatemas. Y es un hecho incontrovertible que la desaparición de la esclavitud no eliminó el problema racial, digamos mas bien que lo agravaría en extremo y emponzoñaría, como la Historia no habrá dejado de demostrarlo cada vez que se la llamaba a la cita (….) Una esclavitud “de rostro humano”, –como en de la cabaña del tío Tom- patrimonial y familiar a un tiempo, sin negreros ni cuotas de producción y rentabilidad –con amputación de miembros (…) y otros castigos corporales-, ni perros (molosos) de presa (etcétera, etcétera), y comparable mutatis mutandis al “apartheid” del sistema español de las “encomiendas” de la primera fase de la Conquista -lo que históricamente se dio en los Estados del Sur, y lo que que hay que tener el coraje cívico de defender en aras de la civilización –y de su sobrevivencia- y antes de que sea demasiado tarde, de esta y de la guerra de razas que se acerca (…)
Derek Chauvin, el policía por el que vino el escándalo. ¿Hacia su absolución? Es lo que parece presagiar el anuncio de Donald Trump, prohibiendo los agarres con estrangulamiento, “salvo si la vida del policía está en peligro” El presidente había ya hecho declaraciones en el mismo sentido: “cuando hay una intervención policial y se entabla una pelea, la prudencia se impone” (...) A buen entendedor. Pura evidencia, frente al escándalo y a la histeria (racista y anti-blanca) (….)
Y es lo que parecer esconderse o traslucir más bien en la actitud del presidente Trump (categóricamente) opuesto a la retirada o desmontaje de las estatuas en honor de los héroes de la Confederación. Lo que zanja inapelablemente –en su condena- el juicio histórico por cuenta de la Civilización europea (y de su supervivencia) y el reportaje citado nos viene a sacar de dudas si ellas cupieran, y es con las declaraciones de una joven norteamericana que viene a clausurar el mencionado reportaje. “La Confederación fue creada en torno a la esclavitud y para su preservación”. Punto. El debate, el contencioso histórico, se acaba ahí, en las mentes y en los labios, pero la herida –y con ella la guerra de memorias (…)- sigue abierta y supurando hoy y lo que seguirá todavía, mientras la guerra (mundial) de razas se perfila en el horizonte, más amenazadora hoy que nunca (…)
En su edición de ayer el diario francés “Le Figaro” publica un reportaje sobre la polémica colateral a los incidentes de fondo racial –y de tinte "antirracista"- que tras la muerte del joven de raza negra, Georges Floyd, están sacudiendo la sociedad norteamericana de pies a cabeza. Y es por la furia propiamente iconoclasta que se está abatiendo sobre estatuas de figuras relevantes del bando sudista –de la Confederación-, de la guerra civil americana, o sin necesidad de estatuas tan siquiera. Y en la que el presidente Donald Trump está demostrando una vez más no dejarse arrastrar por la tempestad y guardar en cambio bien en su sitio la cabeza. De los generales Braxton Bragge y John Bell Hood –y Henry Louis Benning- que dan su nombre a grandes bases del ejército USA, a estatuas bien visibles de grandes figuras de la Confederación, entre los que cabe desatacar la de Jefferson Davis, presidente de la Confederación, blanco reciente de vandalismo, y la estatua ecuestre sobre todo del general Lee, amenazada de un destino análogo como lo muestran las manifestaciones en su entorno pidiendo su desaparición los últimos días, y las últimas horas (...)
De la fiebre iconoclasta no se salvan tampoco otras figuras perfectamente ajenas a la memoria de la guerra civil americana pero de las que se diría que la Historia parece destinada fatalmente a asociarles con aquella –como si un secreto hilo conductor uniese entre sí dos capítulos o episodios tan importantes y trascendentales de la Historia Universal como lo fueron la guerra civil americana (del Norte contra el Sur) y el Descubrimiento y la Conquista de América (….), y me refiero a Cristóbal Colon, tildado ahora de racista sin vergüenza ni complejos, y al conquistador de Nuevo Mejico Juan de Oñate por cuenta del cual, de su imponente estatua, se habrá reñido una autentica batalla campal a base de tiroteo entre los atacantes y una milicia civil –la Guardia Civil de Nuevo Mejico- empeñada en su defensa, a base de un tiroteo que se saldó con un herido de gravedad, y con la estatua intacta y en pie, que se salvó de loa ataques de los iconoclastas pero no del veto (arbitrario) del gobernador demócrata del Estado –anti-Trump- que ordenó inmediatamente después de los incidentes su retirada.
Una de mis lecturas favoritas de infancia. La mia y la de tantos y tantos de mi generación. Una esclavitud “de rostro humano” –como el apartheid de la Encomienda de los españoles en la primera fase (antes de la Leyes de Indias) de la Conquista de America. Lo que históricamente se dio en las plantaciones del Sur. El sistema de esclavitud fue la gran piedra de escándalo en el conflicto primordial entre la Antigüedad clásica (y pagana) -junto con el derecho (publico y privsdo) del Imperio romano-, y el cristianismo primitivo y su moral de raíz judeocristiana, como así lo vio Charles Maurras -y fue precisamente eso tal vez lo que le valió su condena pontificia y la de la Acción Francesa- y fue a la vez lo que sirvió de detonante -o uno de ellos- de la guerra civil americana interminable, que como la guerra civil española del 36 todavía dura (y humea)
Guerra interminable de memorias lo que destapa a la luz del sol la oleada – de incidentes raciales de los últimos días en los Estados Unidos. Como la guerra civil española del 36. ¿Simple coincidencia? No está tan seguro el autor de estas líneas. Como si la Historia caprichosa –a la imagen de la diosa Clio que la patrocina y supervisa - se empeñase sin propósito de enmienda en quitarle la razón al llamado sentido/de/la/historia que defienden a capa y espada los garantes de lo política –e históricamente- correcto. Eso es al menos lo que se desprende de la obra tan autorizada en la materia que habré citado aquí en más de una ocasión de Dominique Venner (“El sol blanco de los vencidos”), de un titulo que parece iluminar de un potente faro de luz los recientes acontecimientos.
“El sol blanco de los vencidos” Una de las principales obras de Dominique Venner, en la que re-exhuma –en un tono critico y la vez de rehabilitación- la memoria de los vencidos (sudistas) de la guerra civil americana. En esa obra sale rehabilitada también, a mi gran sorpresa, la figura de Abraham Lincoln, muy lejos de la imagen de profeta bíblico (y fanático) que arrastra tras él, quien según el autor citado veía en la esclavitud (de las plantaciones del Sur) una fatalidad llamada a desaparecer con el paso del tiempo. Y a gran distancia también del rigor justiciero y del pathos de venganza que animaba –y de lo que darían muestra- a algunas de los principales figuras (Grant, Sherman) de entre los generales de la Unión (nordistas)
Como si el sol (blanco) de aquella causa perdida alumbrase de una luz cegadora todo lo que tienen de subterráneo o semioculto los recientes incidentes raciales, sobre todo en su cargazón mobilizadora y fatalmente polarizadora a su vez de la opinión pública a escala del planeta (…), aquel acontecimiento per se y la cuestión central que lo presidió, a la esclavitudme refiero. Madre del cordero de toda la polémica que despertó el cristianismo primitivo naciente y de su (irreductible) “conflicto –Louis Rougier díxit (padre/fundador de la Nueva Derecha)- con la Civilización Antigua (….) Piedra de escándalo mayor –como lo fue (mutatis mutandis) el aborto, en el contencioso entre la Iglesia y el nacionalsocialismo- para los padres de la Iglesia, del reto (magno) que les planteaba el paganismo antiguo. Como vendría a ilustrarlo a su vez la condena pontificia de la Acción Francesa. Porque fue ese precisamente –los textos de Maurras sobre la esclavitud- lo que le valdría en gran parte su condena por el magisterio/de/la/iglesia. Un enigma en la historia de la Civilización llamada a su desaparición –en una óptica análoga a la de Abraham Lincoln (fuera de toda sospecha) lo que fundamentalmente planteaba en sus escritos Charles Maurras, sin condenas ni anatemas. Y es un hecho incontrovertible que la desaparición de la esclavitud no eliminó el problema racial, digamos mas bien que lo agravaría en extremo y emponzoñaría, como la Historia no habrá dejado de demostrarlo cada vez que se la llamaba a la cita (….) Una esclavitud “de rostro humano”, –como en de la cabaña del tío Tom- patrimonial y familiar a un tiempo, sin negreros ni cuotas de producción y rentabilidad –con amputación de miembros (…) y otros castigos corporales-, ni perros (molosos) de presa (etcétera, etcétera), y comparable mutatis mutandis al “apartheid” del sistema español de las “encomiendas” de la primera fase de la Conquista -lo que históricamente se dio en los Estados del Sur, y lo que que hay que tener el coraje cívico de defender en aras de la civilización –y de su sobrevivencia- y antes de que sea demasiado tarde, de esta y de la guerra de razas que se acerca (…)
Derek Chauvin, el policía por el que vino el escándalo. ¿Hacia su absolución? Es lo que parece presagiar el anuncio de Donald Trump, prohibiendo los agarres con estrangulamiento, “salvo si la vida del policía está en peligro” El presidente había ya hecho declaraciones en el mismo sentido: “cuando hay una intervención policial y se entabla una pelea, la prudencia se impone” (...) A buen entendedor. Pura evidencia, frente al escándalo y a la histeria (racista y anti-blanca) (….)
Y es lo que parecer esconderse o traslucir más bien en la actitud del presidente Trump (categóricamente) opuesto a la retirada o desmontaje de las estatuas en honor de los héroes de la Confederación. Lo que zanja inapelablemente –en su condena- el juicio histórico por cuenta de la Civilización europea (y de su supervivencia) y el reportaje citado nos viene a sacar de dudas si ellas cupieran, y es con las declaraciones de una joven norteamericana que viene a clausurar el mencionado reportaje. “La Confederación fue creada en torno a la esclavitud y para su preservación”. Punto. El debate, el contencioso histórico, se acaba ahí, en las mentes y en los labios, pero la herida –y con ella la guerra de memorias (…)- sigue abierta y supurando hoy y lo que seguirá todavía, mientras la guerra (mundial) de razas se perfila en el horizonte, más amenazadora hoy que nunca (…)
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2 comentarios:
hay en youtube.com varios videos de rafapal sobre el complot de LOS GLOBALISTAS.
iNTENTAN todo contra TRUMP> covid19 y ahora odio interracial para conseguir que triunfen los enemigos de la Familia, del Cristianismo y de Europa.
¡Oh no, no me hables de ese trol! ¿No serás tú él, no? Que me sigue y persigue a sol y a sombra, y del que ya me ocupé en este blog, que puedes estar seguro -sin necesidad de leerle ahora yo- que Trump para ese agente/provocador no es más que una de tantas banderas que hay que arrebatar de las manos, como sea, a ese loco/furioso, que para él (y ellos) soy yo, que fui el primero -con mucho (entre españoles)- que la enarboló (...)
https://juanfernandezkrohn.blogspot.com/2016/04/aviso-un-trol-provocador.html
http://juanfernandezkrohn.blogspot.com/2016/11/trump-for-president.html
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